El fenómeno del 'low cost' desborda previsiones y se dispara en España

Pasajeros a pie de pista.
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Pasajeros a pie de pista.

"El low cost ha transformado todos los sectores económicos, se utilice el término o no", declara Josep Frances Valls, profesor de Esade y uno de los mayores estudiosos del fenómeno en España. El profesor Valls se remonta a la liberalización del mercado europeo de la aviación en 1997 como punto de arranque del bajo coste.

La entrada de aerolíneas como Ryanair, Easyjet o Air Berlin, con una estructura de costes radicalmente diferente a la de las compañías tradicionales, permitió la oferta de viajes con una reducción de entre el 30% y el 70%.

A diferencia de las empresas tradicionales, que establecen el precio de sus productos o servicios dividiendo el número de ventas por los costes, más el margen de beneficio, el bajo coste nace de explotar el entorno para reducir la estructura de costes.

Se centran en lo principal, despreciando servicios accesorios por los que el cliente no está dispuesto a pagar. O utilizan proveedores más baratos, como aeropuertos más pequeños con tasas mucho más reducidas. O prescinden de canales de comercialización física que encarecen el producto o servicio. O, porqué no, a veces tienen costes salariales más ajustados.

Por tanto, no se trata ya de hacer descuentos, ofertas o rebajas, o de reducir los precios para abrirse un hueco en el mercado; la esencia del low cost es montar una estructura que permita precios baratos durante todos los días del año.

En la primera década de este siglo se produce el arranque  del bajo coste, con una fuerte implantación del modelo en numerosos sectores gracias a nuevas empresas que compiten contra las tradicionales. Estas, a su vez, responden creando segundas marcas  con estructuras más reducidas y eficientes, explica Valls.

La crisis y la extensión de la digitalización conllevan el boom del low cost y su completa aceptación por parte del público, que aunque no participó en la creación del bajo coste, acaba demandándolo.

Ahora, con la salida de la crisis, la pregunta es cuál será el futuro de este tipo de empresas. Aunque se ha producido una cierta transformación hacia modelos que Valls denomina como low cost amable, el profesor de Esade defiende que «"se trata de una de las grandes tendencias de este siglo, que aguantará al menos durante el tercer decenio".

De la misma opinión es Juan Carlos Alcaide, profesor de Esic. "Estamos en una fase de la desaparición del concepto low cost como diferencial, pues se ha estandarizado y la población ya no busca ofertas, porque el modelo de precios baratos es el predominante. Ha muerto de éxito", remarca.Y apunta que ya se ha extendido a todos los sectores y cita el textil y el turístico en su conjunto.

La lista es interminable: gimnasios, peluquerías, cadenas de distribución, seguros, telecomunicaciones... Incluso hay clubs de alterne que anuncian girls low cost. Alcaide explica que el siguiente paso es la fijación de precios (revenue management)  dinámica e individualizada gracias al big data y a la inteligencia artificial.

En la plataforma Rastreator inciden en cómo el bajo coste ha modificado la oferta en sectores como los seguros, las telecomunicaciones o el turismo, actividades que el comparador sigue día a día y conoce bien.

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