Vuelve la polémica por la 'intersexualidad' de Semenya y sus altos niveles de testosterona

La sudafricana Caster Semenya tras las semifinales de los 800 metros en los Juegos de Río.
La sudafricana Caster Semenya tras las semifinales de los 800 metros en los Juegos de Río.
FRANCK ROBICHON / EPA / EFE
La sudafricana Caster Semenya tras las semifinales de los 800 metros en los Juegos de Río.

La sudafricana Caster Semenya es la firme candidata para llevarse el oro en la final de 800 metros femenino que se celebrará este sábado por la noche en los Juegos Olímpicos de Río. En las semifinales de este jueves marcó el mejor tiempo, 1:58:15, y su fuerza y velocidad prevén que suba a lo más alto del podio.

Pero con sus marcas han vuelto las quejas de las demás atletas sobre si debe o no permitirse a la sudafricana participar en una competición femenina. Se despierta el recurrente fantasma que desde 2009 acompaña a la atleta, cuando ganara el mundial de Berlín con niveles de testosterona tres veces más altos de lo normal.

"Si me ponen a Semenya y a diez hombres, no sabría decir quién es la mujer", dijo en ese entonces la atleta vallisoletana Mayte Martínez, (aunque luego tuvo que disculparse) haciéndose eco el sentir de varias atletas, que sospechaban del sexo de la campeona. Tiene una fuerte musculatura, voz grave y vello facial.

La IAAF tuvo que someterla a pruebas tras ese mundial, y concluyó que Semenya es hermafrodita. Tiene una anomalía cromosómica a causa de la cual no tiene útero y sí testículos internos.

Semenya es hiperandrogénica y su cuerpo produce niveles inusualmente altos de testosterona, que promueve el crecimiento muscular.

Para comprobarlo, la atleta fue incluso sometida a la humillante prueba de desnudarse y permitir que le fotografiaran las partes íntimas. "Se sintió frustrada y enojada por la naturaleza humillante de los mismos", dijo Wilfred Daniels, que renunció a su cargo de entrenador en la Asociación Sudafricana de Atletismo por el tratamiento que las autoridades dieron al caso.

Un tema del que se tiene que defender constantemente. "¿Acaso quieres que te muestre mi sexo?", tuvo que responder a un empleado de una gasolinera en Sudáfrica que, al verla, puso en duda que fuera mujer.

Tras los análisis, las autoridades concluyeron que Semenya debía conservar su oro de Berlín y seguir compitiendo en las justas de atletismo femenino.

A favor y en contra sobre la pista

Pero en Río las quejas han vuelto a la pista en estos Juegos, y algunas creen que Semenya no es la única hiperandrogénica que corre en estos Juegos.

Otras atletas, como Margaret Wambui, de Kenia, y Francine Niyonsaba, de Burundi, también han sido vinculadas al hiperandrogenismo. Al igual que Semenya, Wambui terminó primera en su ronda de semifinales, y al igual que la sudafricana, mide casi dos metros y tiene rasgos muy masculinos. En su caso, las especulaciones saltaron cuando entró en la elite mundial tras ganar el mundial júnior en 2014, y aumentaron con su bronce este año en los mundiales de Oregon.

"Creo que tendría que haber carreras separadas, una para ellas y otra para nosotras", dijo a la agencia AP Nataliia Lupu, una ucraniana que también avanzó a las semifinales. "Te das cuenta que para ellas esto es más fácil". Pronosticó que "Semenya nos va a ganar, incluso sin emplearse al máximo".

Otras, como Tsepang Sello, de Lesotho, que no se clasificó, ha ha defendido. "Es una mujer y se le debe permitir correr como tal", afirmó. "No es la única mujer en el mundo que corre con esa condición".

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