Las claves de la superioridad del Real Madrid ante el Barça en la Supercopa

Messi y Kovacic pugnan por un balón en la vuelta de la Supercopa.
Messi y Kovacic pugnan por un balón en la vuelta de la Supercopa.
EFE
Messi y Kovacic pugnan por un balón en la vuelta de la Supercopa.

El Real Madrid está a un gran nivel. Anoche pulverizó al Barça en una primera parte casi perfecta y demostró la cohesión y el buen momento que atraviesa el bloque de Zidane, en el que los suplentes se mezclan con los titulares y todos presionan al mismo ritmo para disfrutar de minutos.

Sin Isco, Cristiano o Bale en el campo, el Real Madrid supo encarar un partido equilibrado, con la intensidad propia más de final de temporada que de rodaje previo y sin conceder apenas opciones. Robando en campo contrario y cortando la respiración al clásico toque súbito del Barça, los blancos abrieron el marcador en el minuto 4 con un latigazo de Asensio desde fuera del área, consagrando al que será uno de los ídolos de este club en breve, y sentenció con el segundo rondando el descanso gracias a una anticipación de Benzema ante Umtiti, que definió con su clase de cirujano.

Dos toques, fin de la Supercopa. Pero son varias las claves del gran partido del Real Madrid en la Supercopa:

Balance, presión e intensidad

El equipo de Zidane tiene hambre. La alternacia y grandísima calidad de Asensio, Lucas, Isco o Kovacic les sitúan al mismo nivel ahora mismo que a los teóricos titulares (Casemiro, Bale, Benzema, Cristiano, Kroos), obligando al técnico francés a repartir minutos. Esto hace que el equipo blanco goce de fuerza, intensidad y hambre, dando múltiples opciones de juego. El partido de anoche fue un 'clinic' perfecto de presión en campo contrario, control de juego y ritmo, así como de perfecta colocación de las tres líneas. Las tres variables en la misma proporción convierten al Madrid en un equipo imbatible.

Defienden 11; atacan 11

Sin Bale ni Cristiano, Benzema vive más alegre. Juega al primer toque y baja a defender por detrás del centro del campo. Asensio y Lucas ejercen de centrocampistas puros, trabajan como el resto compañero y son puñales en ataque pegados a la banda, ayudados por las facilidades que dan laterales como Carvajal o Marcelo. La sensación del equipo anoche fue de una máquina uniforme, sin goteras ni huecos, ante la que el rival poco puede hacer a la hora de percutir. Un auténtico bloque homogéneo, rápido y con pegada, sin perder el estilo directo característico del Madrid, ya sea en construcción de juego como al contraaque.

Kovacic anuló a Messi

El croata está a un nivel fantástico esta pretemporada. Involucrado en mil rumores de traspasos este verano, ha sabido desempeñar el papel que Zidane quiere para él y desplegar sus múltiples cualidades sobre el campo. En la ida de la Supercopa anuló a Messi como un libre de los de antes, olvidándose de todo lo demás. Pero en la vuelta repitió y tuvo además la valentía de iniciar cualquier jugada, conducir con rapidez y arrancar desde atrás con el balón pegado al pie y con la frescura de un virtuoso. Tácticamente, Kovacic es perfecto, pero además cuenta con la capacidad de romper líneas, frenar a Messi, chocar con Suárez y ayudar a los centrales si la cosa se pone fea. Todo esto contribuyó para desanimar al argentino y condenar desde dentro al Barcelona.

Pegada al contraataque

Es el ADN blanco en la historia del club. En el equipo de Zidane es una máxima tanto para titulares como para suplentes. Además cuenta con los jugadores clave, rápidos y con buen disparo, capaces de definir en un suspiro. Además, por sus cualidades, Asensio sabe hacer olvidar las ausencias de Bale o Cristiano, tiene mimbres para ser la próxima estrella del club y mejora a sus compañeros. Todo ello sumado a una presión asfixiante hace que el Barça no tuviera más que asumir y esperar a que la vuelta acabase.

El Barça tiene un agujero en el centro

El Barça tiene un problema serio en el centro del campo. La salida de Xavi desgajó más de la mitad del estilo propio azulgrana. Iniesta cogió el testigo junto a Busquets, pero ni uno ni el otro están a su mejor nivel. Rakitic no termina de ser un timonel de garantías o de encajar las piezas para que Messi o Suárez tengan más opciones en ataque. De hecho, cada vez es más frecuente ver al argentino ejerciendo de enganche entre líneas, lejos del área, lo que resta pegada y agrega desgaste al ataque del Barça. André Gomes no es capaz de ganarse el puesto, Rafinha está lesionado y Sergi Roberto está siendo víctima de sus grandísimas cualidades en cualquier posición como 'apagafuegos' del equipo. Habrá que ver si Coutinho, Dembelé o Paulinho pueden revitalizarlos.

Suárez es una isla

La salida de Neymar y la saturación de Messi ante la falta de ideas deja aislado a Suárez. Propio de un juego directo o rápido al hueco, el uruguayo no encontró apenas una balón sencillo, y las que tuvo no estuvo en situación favorable ante la rapidez de Ramos y Varane o el acierto de Navas. El Madrid, replegado cuando le tocaba defender, obligaba al Barça a reducir sus transiciones a pases horizontales, cortos y sin veneno, lo que obliga a Suárez a perderse a la espalda de los centrales, sin opciones de entrar en contacto con el balón.

Iniesta no tiene recambio

Las alarmas saltan cuando Iniesta no está o cuando sí está, pero no a su mejor nivel. El Barça añora el cambio de ritmo y la facilidad de mover el balón de un lado a otro, o entre líneas. Su habilidad para sorprender daba alas a Messi, Neymar o Suárez años atrás. Ahora, irregular en su nivel y entrando en la recta final de su carrera, Iniesta obliga al Barça a pensar en nombres que puedan dar frescura a su estilo o para suplir sus ausencias como en noches como la de ayer.

Keylor no falla

Discutido siempre, el guardamenta costarricense está sereno. Seguro por alto, en las salidas, entre centrales e incluso con los pies. Tuvo que reaccionar tres veces en la primera parte y no dudó. Ha recuperado la seguridad que necesita para mantener la tensión durante 90 minutos cuando apenas siente dos o tres acometidas en todo el partido. Su estabilidad da más confianza aun al trabajo defensivo blanco, que apenas concede oportunidades a los rivales. En el mano a mano, parece iluminado en los últimos partidos. La pretemporada le está sentando más que bien.

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