Fracaso absoluto de España. El campeón cayó en octavos de final de la Eurocopa en un partido en el que fue superado de manera aplastante por una Italia (2-0) que se cobró su venganza por la final del pasado torneo continental.

Es una derrota simbólica, la que escenifica el fin definitivo de una era. Por si alguien pensaba que lo sucedido en el pasado Mundial de Brasil había sido un accidente, un par de malos partidos, este torneo ha significado la ratificación de que esta España en nada se parece a la que fue campeona de todo hace apenas unos años.

Deja, además, un señalado: Vicente del Bosque. El seleccionador murió fiel a sus ideas, y volvió a repetir 11, confiando una vez más en los suyos. Ni siquiera el aviso recibido ante Croacia fue suficiente señal para el salmantino, siempre reacio a los cambios. La lección táctica que recibió de Antonio Conte, seleccionador italiano, fue épica.

El baño que recibió la Roja en la primera mitad fue colosal. La salida de balón española fue cortada de manera radical, obligando a salir con balones largos hacia un aislado Morata, mientras que Italia salía con comodidad aprovechando la desorganizada presión de los de Del Bosque hasta plantarse una y otra vez al borde del área española.

Tras varias llegadas claras de los transalpinos, el primer aviso serio llegó a cargo de Pellè, pero De Gea respondió con una gran parada. Después la tuvo Giacherinni, y luego fue Parolo el que remató desviado de cabeza. El gol era solo cuestión de tiempo, y llegó tras un flojo despeje del portero español al que varios italianos fueron como buitres, mientras que los españoles, menos Piqué, miraban el desarrollo de la jugada. Chiellini fue el más rápido y ambicioso, y adelantó a la azzurra.

La primera parte fue un despropósito absoluto de la selección, y la mejor noticia para España era corta ventaja italiana, pues De Gea volvió a sacar una mano espectacular a tiro de Giacherinni.

Tras el descanso, hubo una leve reacción de la Roja, ya con Aduriz en el campo. La doble referencia arriba dio una alternativa de balón a España ante la desaparición en combate de jugadores como Iniesta, Cesc y Silva, superados en todo momento por la presión e intensidad italiana.

Hubo varias llegadas españolas, e incluso Morata tuvo un claro remate de cabeza, pero la ocasión más clara fue italiana. Otro gran movimiento de espaldas de Pellè, una pesadilla durante todo el partido, dejó solo a Éder, pero De Gea salvó el mano a mano.

La lesión de Aduriz obligó a Del Bosque a tirar de Pedro, y Lucas Vázquez dio algo de profundidad por la banda, y España nunca dio la sensación de poder crear verdadero peligro a Italia. Solo un balón suelto que le llegó a Piqué cuando España buscaba, sin mucha fe, la heroica puso en verdaderos apuros a Buffon, pero el arquero italiano demostró su clase con una gran parada. El gol en el descuento de Pellè fue el justo castigo para un equipo que pide a gritos un lavado de cara.