Mireia Belmonte gana la medalla de oro en los 200 mariposa de los Juegos de Río

Mireia Belmonte, emocionada tras su oro en los 200 metros mariposa en los Juegos de Río.
Mireia Belmonte, emocionada tras su oro en los 200 metros mariposa en los Juegos de Río.
EFE
Mireia Belmonte, emocionada tras su oro en los 200 metros mariposa en los Juegos de Río.

La nadadora española Mireia Belmonte se ha proclamado campeona olímpica en la prueba de 200 metros mariposa de los Juegos Olímpicos de Río, su primera medalla de oro olímpica.

Belmonte, que ganó dos platas en Londres 2012 en las pruebas de 200 mariposa y 800 libres, así como un bronce en los 400 estilos, era una de las principales favoritas en Río de Janeiro y no falló, finalizando primera con un tiempo de 2:04.85.

Apenas tres centésimas por detrás concluyó la australiana Madeline Groves, ganadora de la plata, mientras que la japonesa Natsumi Hoshi se colgó la medalla de bronce.

Mireia Belmonte, todavía desbordada por la emoción de ganar su primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, aseguró que con su triunfo en la final de los 200 mariposa en Río de Janeiro hace realidad lo que siempre había soñado.

"Contenta", "nerviosa" y con las manos temblorosas caminó por la zona mixta la nadadora catalana. "Es todo lo que siempre he soñado y ha venido todo muy rápido", dijo antes de dirigirse al podio para recoger la medalla que la acredita como campeona de los 200 mariposa en los Juegos de Río 2016.

"Solo puedo dar las gracias a mi familia, a mi entrenador, a toda la gente que está conmigo cada día, es parte de todos. Estar en unos Juegos ya supone mucho trabajo y ganar la medalla de oro es lo máximo que se puede conseguir. Todavía no me lo creo, estoy en estado de shock", valoró Belmonte nada más ganar el oro en declaraciones a TVE recogidas por Europa Press. "Es la recompensa a toda mi vida porque mi vida es nadar".

El premio a un duro trabajo

El triunfo premió el trabajo infatigable de una nadadora siempre dispuesta a explorar sus límites tanto físicos como metales, a romper la zona de confort, el paso que distingue a los buenos deportistas de los campeones.

Para ello, Mireia se ha sometido a un intenso entrenamiento durante los últimos cuatro años, que nos solo ha fortalecido su cuerpo, sino que ha endurecido su mente, hasta convertirla en la voraz competidora que hoy se colgó el oro en Londres.

Una fortaleza mental que le permitió no desmoronarse ante el fortísimo arranque de la australiana Madeline Groves, su máxima rival por el oro, convencida de que su táctica, esa ya clásica forma de nadar siempre de menos a más le llevaría a la victoria.

De esta modo, Belmonte no se inquietó por el casi un segundo en el que la australiana le aventajaba al pasar los primeros 50 metros, como tampoco se aceleró cuando al llegar al ecuador de prueba, la distancia con Groves había descendido a 46 centésimas.

Todo estaba previsto, todo estaba calculado, brazada a brazada Mireia siguió y siguió recortando su desventaja hasta adelantar a la australiana Madeline Groves al paso por los 150 metros, a falta tan sólo de un último largo.

Cincuenta metros finales en los que Mireia Belmonte tuvo que recurrir a su enorme capacidad de sacrificio para resistir el ataque de la japonesa Natsumi Hoshi, la vigente campeona mundial, y sobre todo para aguantar el contraataque de Groves, que volvió a la carga en los metros finales para intentar doblegar a la española.

Para ya nada ni nadie pudo impedir que la española tocara el cielo, que cumpliera su sueño de proclamarse campeona olímpica, y tocó la pared con tan sólo 3 centésimas de ventaja sobre la australiana, apenas un suspiro.

Tres centésimas que permitieron a Mireia Belmonte a cambiar la plata que logró hace cuatro años en Londres por el oro, que le permite entrar a sus 26 años en la leyenda, a convertirse en la primera nadadora española en pisar lo más alto de un podio olímpico

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