El suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal suman 31 Grand Slam entre ellos, y se han enfrentado en su dilatada carrera tenística en 34 ocasiones (23-11 para el tenista de Manacor) desde su primer duelo en 2004.

Ocho de esos encuentros fueron en finales de Grand Slam, con las de Wimbledon 2008 y Australia 2009 como máximos exponentes de la rivalidad y la emotividad dentro y fuera de la pista.

Sus choques dentro del escenario de uno de los cuatro torneos grandes del tenis mundial comenzó en 2006 sobre la arcilla de Roland Garros, donde casi un adolescente Nadal se plantó en la final del torneo parisino y fue capaz de ganar al número uno del mundo en cuatro sets (1–6, 6–1, 6–4, 7–6(4)).

Para el siguiente capítulo hubo que esperar algo más de un mes y el All England Club fue testigo de la primera final sobre la hierba de su central de estos dos gigantes de la raqueta. Federer esta vez se hizo con la victoria también en cuatro sets 6–0, 7–6(5), 6–7(2), 6–3.

Al año siguiente se volvieron a ver las caras en París y en Wimbledon, con idéntico resultado, una victoria para cada uno en la superficie en la que mejor se desenvuelven. El español se llevó el Trofeo de los Mosqueteros, de nuevo en cuatro sets (6–3, 4–6, 6–3, 6–4), y por su parte el suizo tuvo que sudar un poco más en la pista para hacerse con su quinto entorchado británico en ese momento. El resultado del partido fue 7–6(7), 4–6, 7–6(3), 2–6, 6–2.

En 2008, casi como un déjà vu volvieron a repetir las mismas finales, pero esta vez las dos coronas fueron para Nadal. Sobre la tierra parisina Nadal hizo uno de sus mejores partidos contra Federer y prácticamente sacó de la pista al jugador helvético con un contundente 6–1, 6–3, 6–0.

La superficie verde británica de nuevo fue testigo del sexto enfrentamiento entre ambos en finales de Grand Slam. Por primera vez el tenista manacorí iba a saborear el triunfo en el All England Club. Tras un partido agónico y casi en penumbra, Nadal se llevó la victoria con un ajustado 9-7 en el quinto set. Había conquistado el jardín del helvético, donde llevaba cinco ediciones consecutivas sin perder un partido.

En 2009, Australia también fue testigo de uno de los partidos más emotivos entre estos dos gladiadores de la raqueta, tras una lucha de poder a poder, y varias horas sobre la pista, Nadal ganaba su primer Abierto australiano después de cinco durísimos sets (7–5, 3–6, 7–6(3), 3–6, 6–2). En la entrega de trofeos, Federer no pudo aguantar las lágrimas y se puso a llorar, en una de las escenas más emotivas que se recuerdan en la pista central de Melbourne Park.

El último de sus enfrentamientos en torneos de Grand Slam se produjo en 2011, tuvo de nuevo como testigo la pista central de Roland Garros y de nuevo Nadal se llevó el gato al agua ganando la final parisina en cuatro sets (7-5 7-6 5-7 6-1).

Seis años después, cuando casi nadie contaba con ellos para llegar a una nueva final de uno de los grandes, Nadal y Feder, Federer y Nadal se vuelven a citar para que el público se rinda ante sus derechas demoledoras y elegantes reveses a una mano. El tenis les vuelve a dar una nueva oportunidad para tocar el Olimpo de la raqueta.