Año uno después de Milán: el Real Madrid sigue reinando y el Atleti se reinventa

  • Aquel partido sirvió para confirmar el proyecto de Zidane como entrenador blanco.
  • Simeone, que dejó en duda su continuidad, quiere liderar ahora un nuevo proyecto.
  • El cuadro merengue quiere repetir en Cardiff.
Sergio Ramos levanta la undécima Copa de Europa de Real Madrid en Milán tras vencer al Atlético de Madrid por penaltis.
Sergio Ramos levanta la undécima Copa de Europa de Real Madrid en Milán tras vencer al Atlético de Madrid por penaltis.
EUROPA PRESS
Sergio Ramos levanta la undécima Copa de Europa de Real Madrid en Milán tras vencer al Atlético de Madrid por penaltis.

Ya ha pasado un año. El 28 de mayo de 2016 el Real Madrid levantaba la Undécima con el Giuseppe Meazza entregado a la causa de un equipo que puso en aquella final –en los penaltis- la primera piedra de un proyecto ganador. Zidane había llegado al banquillo blanco hacía tan solo unos meses tras el fracaso de Rafa Benítez. Y consumó su liderazgo como más le gusta a la afición merengue: levantando la orejona.

Enfrente, un Atlético de Madrid que salió de aquel partido tocado. La suerte de los penaltis le fue esquiva a los de Simeone, y 365 días después, en la cabeza de cada colchonero todavía resuena el sonido del poste chocando con la pelota después de salir del pie de un Juanfran que reflejó la desolación de un equipo y de una afición que vieron como el fútbol les aguardaba otra tristeza.

Dos caras de una misma moneda y dos ideas que aún se mantienen, pero que han cogido caminos diferentes. El Real Madrid mira con optimismo hacia una nueva final, la de Cardiff. Tiene ante sí la oportunidad de hacer historia: ser el primer equipo que consigue levantar la Champions League dos años seguidos. En cambio, el Atleti ya ha iniciado un proceso de reinvención.

Aquel partido, pero sobre todo la eliminación de esta temporada en semifinales, han provocado que la mente del Cholo experimente un cambio. Quiere dar el paso definitivo hacia un título que se resiste. Un año después, unos quieren seguir reinando y los otros no quieren perder el tren de los grandes.

Una final en una palabra: tensión

Si por algo se recuerda aquel partido es por el ambiente que se vivió en el antes, en el durante y en el después. El Real Madrid, más acostumbrado a las finales, entró mejor al duelo. Al Atlético le pesaba Lisboa y eso se notó sobre todo en la primera media hora.

El gol de Sergio Ramos tras una falta botada por Kroos parecía allanar el camino de los de Zizou. Poco juego y mucho físico.

Con una grada metida de lleno en el derbi, el cuadro de Simeone reaccionó tras el descanso. La entrada de Carrasco dio otro aire a los colchoneros, y fue precisamente el belga quien puso la igualada en el marcador. Es válido decir que fue una final de momentos, y durante los noventa minutos cada equipo aprovechó el suyo.

Un penalti, un trono

En la prórroga, el encuentro fue lo más parecido a una partida de ajedrez. El miedo al error y el cansancio fueron unas constantes en esa media hora. El Atleti no supo castigar las debilidades de un Real Madrid con las piernas pesadas y los merengues gestionaron mejor la parte mental, para no caer en una batalla a campo abierto, que les hubiera venido mejor a los chicos del Cholo.

Con todo, el título se tuvo que decidir en los penaltis. Y de nuevo, ganó la tranquilidad. A la cabeza fría de los madridistas se unió esa dosis de suerte que necesitan los campeones. La calma de Lucas Vázquez, la rabia de Gabi, el acierto de Marcelo y el resarcimiento de un Griezmann que había fallado una pena máxima durante el juego, dejaron la responsabilidad en las botas de Juanfran Torres.

Detalles. Esos partidos se deciden por detalles. Y en el Meazza estuvieron todos en esos once metros. El lateral del Atlético quiso ajustar tanto su golpeo que la pelota fue a parar a la madera, para alegría del sector madridista, que veía la gloria cerca desde detrás de la portería.

Ahí bajó de los cielos el Atleti, y el encargado de elevar al Real Madrid no podía ser otro que Cristiano Ronaldo. Un penalti, un gol, una Champions. En eso se decidió aquella final que todavía está en la mente de vencedores y vencidos.

El futuro, para ganadores

Un año después el rumbo de Atlético y Real Madrid es bien diferente. A los blancos les ha dado tiempo a ganar una Liga y a los colchoneros a volver a asegurar el tercer puesto, que da acceso a una nueva edición de la Champions.

Una Champions que se le sigue atragantando a los de Simeone. Quizás una renovación permita terminar la obra. Una obra que el Real Madrid domina como nadie. Cardiff, dentro de pocos días, puede reafirmarlo.

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