Ya lo predijo Ana Botella hace dos semanas: "A ver si el 21 de marzo empieza a llover". Y lo clavó. Ayer, después del invierno más seco en medio siglo, volvieron a registrarse precipitaciones en la región. Las últimas lluvias ocurrieron hace 50 días (en febrero), pero no se recuerda un chaparrón intenso desde noviembre. Salvo los conductores que quedaron atrapados en los atascos, la mayoría recibieron con alivio el agua: según los expertos, los madrileños podrán respirar aire más puro, los alérgicos dejarán de estornudar unos días y los agricultores ya miran al cielo con esperanza. Sin embargo, que nadie se engañe: debe llover mucho más para que la sequía deje de ser una amenaza.

Solo tres días de tregua. "Cuando llueve, algunas partículas contaminantes se diluyen. Pero si la lluvia no dura más tiempo, en tres días se renovarán por la acción del humo de los coches", explica Antonio Ruiz de Elvira, catedrático experto en Medio Ambiente. Paco Segura, portavoz de Ecologistas en Acción, se muestra más optimista: "Si hace viento, tal vez podríamos tener algunas jornadas más de tregua". Ayer por la tarde, todas las estaciones medidoras de la capital registraban unos niveles "buenos" de polución.

En una semana, volverán los estornudos. Las lluvias de ayer harán que los pólenes del invierno, cupresáceas y arizónicas, desaparezcan. En una semana, comenzará la polinización del plátano sombra, un tipo de árbol muy típico en las grandes urbes. "Provoca una alergia muy agresiva, incluso con episodios de asma", explica Francisco Feo, de la Sociedad Española de Alergología.

Una décima más, como mucho. Las reservas de agua de la región seguirán temblando. Los pantanos estaban ayer al 64,7% de su capacidad, frente al 67% de enero. Las lluvias de ayer evitarán que se sigan vaciando, pero no los llenarán. "Puede subir una décima como mucho. La tierra está muy seca y se absorberá enseguida. Debería llover durante varios días para poder hablar de un cambio de tendencia", explican en el Canal de Isabel II.

Cosechas en vías de recuperación. Los agricultores madrileños viven un momento crítico: "Estamos en el punto de no retorno. Hasta un 30% de las cosechas ya no son recuperables, pero todavía hay esperanzas para el cereal. Estas lluvias mitigan el estrés de los cultivos que están en situación extrema", apuntan fuentes de la asociación agrícola Asaja. "La salvación vendrá si llueve toda la semana que viene como parece".