Botella vende edificios, garajes, pisos y cuadros municipales en una carrera para pagar la deuda

Un operario trabaja en un aparcamiento de la calle Serrano de Madrid.
Un operario trabaja en un aparcamiento de la calle Serrano de Madrid.
Jorge París
Un operario trabaja en un aparcamiento de la calle Serrano de Madrid.

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, anunció la semana pasada un duro plan de ajuste de las empresas públicas. Este se traducirá en recortes, cierres, fusiones, privatizaciones y despidos de personal.

Esta estrategia, además, consolidará una de las vías que Botella ha manejado desde el primer día: la venta de patrimonio municipal. Son dos los objetivos: eliminar todo aquello que suponga más gastos que ingresos y obtener liquidez inmediata para poder seguir pagando los cerca de 8.300 millones de deuda que suma la ciudad entre bancos, empresas públicas y facturas sin pagar. Hasta el momento, el Ayuntamiento solo ha conseguido recaudar 27,3 millones de euros.

Adiós a Madridec

Madrid Espacios y Congresos (Madridec) es el gran agujero negro municipal. La empresa pública que Alberto Ruiz-Gallardón usó como agencia financiera acumula 300 millones de euros de deuda, por lo que Botella ha decidido eliminarla. Además, fundirá Macsa, que gestiona los teatros, con Madrid Visitors & Convention Bureau, dedicada al turismo. La Empresa Mixta de Servicios Funerarios, privada en un 49%, desaparecerá y el Consistorio venderá las acciones que aún tiene en propiedad.

A Madridec pertenecen el Madrid Arena, el campo de golf Olivar de la Hinojosa, el aparcamiento del Hipercor de Campo de las Naciones, el Palacio de Congresos en la misma ubicación, los recintos feriales de la Casa de Campo, el Centro Acuático para los Juegos Olímpicos —a medio terminar—, la parcela del centro de convenciones de la Castellana hoy paralizado —solo en trabajos previos se ha invertido ya 100 millones— y la infrautilizada Caja Mágica, que costó 300 millones.

El Ayuntamiento quiere privatizar la gestión de todos ellos para ahorrarse el mantenimiento y problemas como la tragedia de Halloween, cuando cinco adolescentes murieron tras una macrofiesta. La alcaldesa quiere olvidar este episodio negro cuanto antes. También se plantea ceder inmuebles a terceros para eliminar costes. Eso es lo que ha hecho con la finca del Paseo del Prado, 30, que ha entregado al arquitecto Antonio Ambasz durante 75 años para la instalación de un museo.

La situación es tan delicada que el nuevo presidente de Madridec, el exconcejal Fernando Villalonga, ha malvendido 26 cuadros propiedad de Madridec en subasta pública. Las obras, pertenececientes a artistas modernos como Manuel Miralles, José Guerrero o Manuel Rivera, apenas alcanzaron un 40% de su precio y el Ayuntamiento solo ingresó 322.000 euros. Ana Botella había paralizado en primera instancia su venta, pero esta se llevó finalmente a cabo.

No más vivienda pública

La Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) se encuentra en liquidación por una deuda de más de 600 millones. El Consistorio no va a construir más casas públicas por el desplome del ladrillo. Ni siquiera puede acabar las 1.265 que tiene en obras, por lo que quiere vender a empresas e inversores 1.860 de los 6.152 pisos que tiene en alquiler, muchas, con inquilino incluido. A algunos beneficiarios se les ha ofrecido comprarlos por 150.000 euros. El saldo de la operación será negativo: debido al hundimiento del mercado podría perder 10 millones de euros, según informó El País.

Recorte en los autobuses

El Ayuntamiento no confirma el alcance, pero el plan de reestructuración también afecta a la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Por el momento, la EMT, con casi 200 millones de deuda, ha empezado a vender 102 autobuses "amortizados económicamente" (el Ayuntamiento cree que ya los ha usado lo suficiente por lo que pagó por ellos) aunque no mecánicamente, ya que funcionan perfectamente.

No es la primera vez que la empresa recurre a este sistema. De hecho, Metro o Cercanías también lo usan. Con la crisis, sin embargo, la EMT admite que ese plazo de amortización va a tener que ser mucho mayor a partir de ahora porque no hay dinero para seguir adquiriendo vehículos nuevos al mismo ritmo.

Edificios

Una de las primeras medidas económicas que Ana Botella tomó al llegar a la Alcaldía fue poner a la venta seis edificios municipales. La subasta fue un fiasco, ya que solo consiguió traspasar la sede de la concejalía de Medio Ambiente (calle de Recoletos, 12) al tercer intento y por 20 millones, 7,7 menos de lo que pedía inicialmente. Posteriormente, entregó el Edificio Apot (Campo de las Naciones) por 42 millones, aunque se convirtió en inquilino del nuevo propietario durante diez años por otros 43 millones.

Ahora, Botella vuelve a poner en el mercado los inmuebles de Divino Pastor, 9; Ribera de Curtidores, 8; Plaza de Jacinto Benavente, 2; Sacramento, 7; Amparo, 71; y Londres, 63. Y estos no son los únicos bienes que están en saldo.

Garajes en venta

Las ganancias siguen sin ser suficientes. Los cobradores aprietan —incluido el Estado, que concedió a la ciudad un crédito de 1.000 millones para pagar facturas— y los intereses de demora se acumulan. Por ello, la primera edil también va a sacar a la venta las 113.803 plazas de garaje en alquiler en 287 aparcamientos públicos subterráneos que el Ayuntamiento ha construido con dinero público. Por el momento no se conocen precios ni condiciones, pero la operación permitirá cobrar el IBI de esos emplazamientos a quien la adquiera, lo que supondrá más ingresos.

Más terrazas

Otro de los planes que anunció en el reciente debate del estado del municipio fue el de ofertar trozos de calle a locales comerciales. En realidad, se trata de rebajar las exigencias y eliminar trabas para que bares, restaurantes, locales de comida rápida e incluso tiendas, gimnasios, teatros, academias y museos puedan instalar terrazas. A más terrazas, más dinero en concepto de tasa por ocupación de la vía pública, que, además, se encareció un 2% este 2013. Los vecinos del centro, que no han dejado de quejarse del ruido que los veladores provocan, ya han puesto el grito en el cielo.

Falso superávit

Aunque Ana Botella presumió de haber acabado 2012 con un superávit presupuestario de 1.098 millones de euros, la realidad es que esa cifra era artificial y que la ciudad sigue teniendo que hacer recortes para pagar la deuda que heredó de Gallardón.

El truco fiscal que usó para presentar unas cuentas optimistas fue contabilizar a su favor los alrededor de 1.000 millones de euros de crédito que el Estado prestó a Madrid para que pagase las que debía en 16.700 facturas pendientes con 1.700 empresas. Hoy, el Ayuntamiento vuelve a deber una cantidad similar y ya ha anunciado que se acogerá al segundo plan de pago a proveedores del Estado. A cambio, tendrá que continuar con los recortes.

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