"Confiaba en mi marido": la infanta se desvincula de Aizoon y responde con evasivas

La infanta Cristina, a la salida de los juzgados de Palma después de declarar como imputada en el caso Nóos. La Fiscalía Anticorrupción solicitó casi 20 años de cárcel para Urdangarin y 16 y medio para su exsocio, Diego Torres. Están acusados de desviar irregularmente hasta 5,9 millones de euros de fondos públicos. A la infanta le reclama 587.413 euros por lucrarse de los fondos ilícitos obtenidos por su marido, pero la libera de cualquier responsabilidad penal al no existir –según la Fiscalía- indicios de delito.
La infanta Cristina, a la salida de los juzgados de Palma después de declarar como imputada en el caso Nóos. La Fiscalía Anticorrupción solicitó casi 20 años de cárcel para Urdangarin y 16 y medio para su exsocio, Diego Torres. Están acusados de desviar irregularmente hasta 5,9 millones de euros de fondos públicos. A la infanta le reclama 587.413 euros por lucrarse de los fondos ilícitos obtenidos por su marido, pero la libera de cualquier responsabilidad penal al no existir –según la Fiscalía- indicios de delito.
GTRES
La infanta Cristina, a la salida de los juzgados de Palma después de declarar como imputada en el caso Nóos. La Fiscalía Anticorrupción solicitó casi 20 años de cárcel para Urdangarin y 16 y medio para su exsocio, Diego Torres. Están acusados de desviar irregularmente hasta 5,9 millones de euros de fondos públicos. A la infanta le reclama 587.413 euros por lucrarse de los fondos ilícitos obtenidos por su marido, pero la libera de cualquier responsabilidad penal al no existir –según la Fiscalía- indicios de delito.

La infanta Cristina ha asegurado este sábado en su declaración judicial ante el juez José Castro que firmaba todo lo que le pedía su marido, Iñaki Urdangarin, porque confiaba en él, han informado diversas fuentes jurídicas. El magistrado le fue preguntando factura por factura sobre los gastos de Aizoon, la empresa que compartía con su esposo al 50%, en un interrogatorio "muy exhaustivo", según las fuentes.

Para su comparecencia, la infanta permaneció durante poco más de ocho horas en los juzgados de Palma, a los que llegó a las 9.58 horas en un coche que descendió la rampa de acceso y luego, tras salir del vehículo, recorrió a pie unos metros para entrar al edificio judicial. Tanto a su entrada como a su salida, a las 18.11 horas, doña Cristina se mostró sonriente y saludó a los medios de comunicación.

Durante las cinco horas—de un totalde seis horas y media de declaración— que la infanta compareció sentada ante el juez Castro, la infanta admitió que hizo gastos personales con la tarjeta de Aizoon porque entendía que no era ilegal y detalló que dispone de tres o cuatro tarjetas de crédito.

Sin embargo, negó que ella o su marido tengan ninguna cuenta en paraísos fiscales y que el motivo de su presencia en la empresa que compartía con su marido fuese actuar de escudo ante Hacienda, algo que hubiera rechazado por principios. Los gastos de la empresa familiar Aizoon coparon gran parte del interrogatorio del juez del 'caso Nóos', que sospecha que pudo tratarse de una sociedad pantalla para evadir al fisco.

Su papel en Aizoon

Sobre la función que ejercía la infanta en la empresa creada por ella y su marido en 2003, doña Cristina indicó que ella no era un escudo fiscal para Aizoon porque "Hacienda la investiga más que a nadie" y que consideró oportuno figurar en él después de que se lo pidiera su marido.

En este sentido, la infanta añadió que había accedido a participar en la creación de esta empresa familiar porque tenía confianza en su marido, pero que no sabía nada sobre la actividad y gestión de la misma y firmaba todo lo que le pedía su marido.  En este sentido, llegó a decir que ni siquiera "sabía que en su casa había una empresa", en referencia a Aizoon.

Eso sí, negó rotundamente que Carlos Masià, notario que participó en la constitución de Aizoon, le advirtiese a ella que, de cara a la puesta en marcha de esta sociedad, no figurase en la misma puesto que le podía acarrear problemas.

  • Tríptico de Nóos: En un momento de la declaración, Castro le mostró el folleto del Instituto Nóos en el que aparece su nombre (ella era vocal) junto al del secretario de las infantas, Carlos García Revenga. Ante esto, la imputada aseguró que no participó en ninguna de las actividades de la fundación que supuestamente sirvió a Urdangarin y su socio, Diego Torres, para apropiarse de dinero público.
  • Actas de reuniones: la hija del rey incidió también en que nunca participó en las juntas de la empresa familiar y, cuando se le exhibieron seis actas de estas reuniones, aseguró que la firma que figura bajo el nombre de Urdangarin no es de su marido.

Gastos de Aizoon

Sobre las facturas cargadas a Aizoon, la infanta admitió que hizo pagos con la tarjeta de la empresa, la cual, ha defendido, no es una sociedad que sirviera como blindaje ante Hacienda, y añadió que nunca pensó que se hiciera nada ilícito. Fuentes presenciales en la comparecencia señalaron que el magistrado estuvo insistente en sus preguntas respecto a las facturas:

  • Clases de salsa y merengue: la infanta aseguró que no sabe bailar salsa ni merengue y que sólo recibió clases de flamenco hace años. "Lo celebro", le respondió Castro.
  • Tickets del pago de gasolina: la imputada manifestó que eran sus escoltas quienes cargaban estos gastos y que, por tanto, desconocía si éstos corrían o no cargo de Aizoon.
  • Libros de Harry Potter: doña Cristina dijo que desconocía que la tarjeta con la que pagó esos libros procediera de Aizoon.

Respecto al tema tributario —gastos personales cargados a Aizoon para que la empresa pagara menos impuestos de sociedades y los duques menos IRPF—, respondió que no se encargaba de ello ya que lo llevaba una asesoría jurídica. La Agencia Tributaria calcula que Aizoon asumió en total 698.824 euros de gastos personales de la infanta e Iñaki Urdangarin.

  • Declaración del IRPF: en una respuesta a la Abogacía del Estado, la infanta dijo que su propia declaración de la renta se la hace desde siempre un asesor de la casa real.
  • Contratación del personal doméstico de su casa: la infanta reconoció haber hecho la selección de empleados, pero dijo que desconocía que esos empleados que trabajaban en su casa fueran contratados a través de Aizoon y que tampoco sabía cómo se abonaban sus retribuciones. Los gastos de contratación se cargaron también a Aizoon, y según recuerda el juez Castro en el auto de imputación, al servicio doméstico se le dijo que se le pagaría "en negro".

Irregularidades en Nóos

La infanta también reconoció que el rey pidió en 2006 a través del asesor externo de la casa real, José Manuel Romero, Conde de Fontao, que Iñaki Urdangarin dejara los negocios relacionados con el Instituto Nóos "por razones estéticas" y de "imagen".

No obstante, según fuentes presenciales en la comparecencia, la infanta defendió la labor empresarial de su marido así como la gestión de sus negocios, al definirle como una persona "muy escrupulosa" y "respetuosa".

Por otro lado, llegó a asegurar que desconocía que su marido hubiera mantenido reuniones con el expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o el exjefe del Ejecutuvo balear Jaume Matas, de cara a la negociación de los eventos Valencia Summit e Illes Balears Forum, por cuya organización el Instituto Nóos que presidía Urdangarin percibió 5,8 millones de euros.

El palacete de Pedralbes

Sobre el préstamo de 1,2 millones de euros del rey a la infanta para la compra de su vivienda en el barrio barcelonés de Pedralbes, la infanta ha respondido que esa cantidad que recibió del rey para la compra de su casa de Barcelona son un préstamo que está devolviendo poco a poco y que como es su padre, éste confía en que le devolverá el dinero.

"No sabe, no contesta"

Durante las cinco primeras horas de interrogatorio, la infanta ha ido bebiendo agua, se ha mostrado tranquila y ha contestado a todas las preguntas del juez, aunque a muchas de ellas respondió con evasivas —"El 95% son evasivas", dijo el abogado Manuel Delgado, de Frente Cívico—y diciendo que desconocía las cuestiones planteadas.

El abogado de la acusación popular Frente Cívico, Manuel Delgado, aseguró a la prensa durante el único receso de la mañana que la hija del rey estaba respondiendo con muchas evasivas y que en muchos temas la respuesta habitual era "no sabe, no contesta". Algo similar indicó también la abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, que dijo que la infanta se escudó en la "teoría del amor" y en que "no sabe". "La infanta ha negado absolutamente todo, ha confiado en la teoría del amor: confiaba tan plenamente en su marido que era capaz de firmar cualquier cosa que se le presentaba incluso sin leerlo", añadió Negrete.

  • No respondió a la acusación popular: después de la pausa para comer le tocó el turno de responder a las preguntas del fiscal Horrach y de la Abogacía del Estado. Finalmente no respondió a las preguntas de la acusación popular —Frente Cívico y Manos Limpias— porque el juez consideró que ya habían sido formuladas.
  • Nueva tensión creada por el fiscal: en un gesto de reproche a Castro, Horrach mostró a la declarante el auto en el que el magistrado había rechazado la imputación cuando la solicitó hace dos años el sindicato Manos Limpias, que ejerce la acusación popular, una resolución en la que el juez aseguraba que no había ninguna razón para imputarla. A preguntas del ministerio público, la infanta dijo que coincidía con las razones para no imputarla que entonces expuso el magistrado, quien, en réplica, le preguntó por los otros argumentos que esgrimió posteriormente para sostener su citación como imputada.
  • "Señora", "usted", "alteza real": Todos los letrados se dirigieron a doña Cristina de "usted", a excepción de la abogada de Manos Limpias, Virgina López-Negrete, y de uno de sus propios abogados, Jesús-María Silva, quienes usaron el tratamiento de "alteza real". El juez Castro, por su parte, se dirigió a la infanta en todo momento como "señora".
  • Se despidió de todos los presentes en su interrogatorio: la infanta terminó su declaración dando la mano, uno por uno, a las 43 personas que había en sala, empezando por el juez Castro.
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