Condenan a 13 años de cárcel a un padre por violar repetidamente a su hija y dejarla embarazada

  • La dejó embarazada cuatro veces y la obligó a abortar en tres ocasiones.
  • La víctima tuvo una hija con una disminución mental del 80%.
  • Sufrió abusos durante dieciséis años y tardó otros catorce en denunciarlos.
El hombre condenado por violar repetidamente a su hija y dejarla embarazada en cuatro ocasiones, durante una intervención de su abogado en el juicio celebrado en la Audiencia de Girona.
El hombre condenado por violar repetidamente a su hija y dejarla embarazada en cuatro ocasiones, durante una intervención de su abogado en el juicio celebrado en la Audiencia de Girona.
MARINA LÓPEZ / ACN
El hombre condenado por violar repetidamente a su hija y dejarla embarazada en cuatro ocasiones, durante una intervención de su abogado en el juicio celebrado en la Audiencia de Girona.

La Audiencia de Girona ha condenado a trece años y medio de cárcel a un hombre que violó repetidamente a su hija durante dieciséis años y la dejó embarazada en cuatro ocasiones. El padre obligó a su hija a abortar tres veces pero tuvo un bebé con una disminución mental del 80%. Los abusos no acabaron hasta que la víctima huyó con su madre a Alemania.

Según la sentencia, los abusos empezaron en 1978, cuando la víctima solo tenía seis años, y se prolongaron hasta 1994. Sin embargo, tardó catorce años en denunciar los abusos y por eso el tribunal ha estimado la atenuante de casi prescripción, fijada en 15 años. "Es lógico y comprensible que quien ha sido víctima de una situación tan terrible desde su infancia, intentara primero continuar con su vida y olvidar el pasado", recoge explica el tribunal.

El tribunal sostiene que Manuel Muñoz Fúnez, quien tenía un carácter "agresivo y autoritario, que utilizaba con frecuencia la fuerza física contra su mujer e hijos", empezó abusar, con tocamientos, de su hija cuando tenía seis años. Cuando la niña ya tenía 9 años, la familia se mudó a de Girona en Sant Feliu de Guíxols (Girona), donde empezaron las violaciones.

Manuel vencía las reticencias de la niña por el "clima de temor hacia él" que había creado dentro de la familia, pues había llegado a amenazarlos con cuchillos e, incluso, una escopeta de caza. Según ha quedado probado, el padre la violó dos o tres veces a la semana y los abusos siguieron cuando se mudaron a Torroella de Montgrí (Girona), cuando la pequeña tenía doce años.

La víctima tenía 15 años cuando su padre la dejó embarazada por primera vez. El condenado la obligó a abortar llevándola a una clínica de Barcelona e hizo correr el rumor de que el padre del bebé era un joven del pueblo. Un año después, la familia volvió a mudarse, esta vez, a Salt (Girona), donde Manuel siguió violando a su hija, que volvió a quedarse embarazada y fue obligada a abortar de nuevo.

Con 18 años y en una nueva residencia, una granja cerca de Figueres (Girona), la víctima volvió a quedarse embarazada y a pesar de que su padre "la amenazó con matarla, esgrimiendo un cuchillo", no abortó. En 1990 tuvo una niña, que nació con una minusvalía psíquica del 80%. Pero "el acusado la continuó obligando a mantener relaciones sexuales, con 19 años se volvió a quedar embarazada y volvió a abortar", recoge la sentencia.

Las violaciones acabaron cuando la joven y su madre huyeron a Alemania, donde vivía un hermano suyo. Tuvieron que poner kilómetros de distancia, según la sentencia, "para escapar de su padre y evitar posibles represalias".

El ADN fue clave

El tribunal de la sección tercera de la Audiencia de Girona ha dado plena credibilidad a la versión de la víctima. Además, pruebas como las de ADN corroboran su versión aunque el ahora condenado se negó a dar una muestra de su perfil genético para, según dijo, "no seguir el juego" a su hija. Aun así, los laboratorios analizaron el ADN de la hija que la víctima tuvo de su propio padre y lo contrastó con dos hijos que el acusado tuvo con otra mujer.

"El índice de probabilidad de paternidad del acusado está cifrado porcentualmente en un 99,999%", recoge la sentencia que, además, cree que Manuel no quiso dar una muestra de ADN porque temía que las pruebas "demostraran de manera indudable que había mantenido relaciones sexuales con su hija".

Con todo, la Audiencia de Girona ha condenado a Manuel, quien actualmente está en libertad, a trece años y seis meses de prisión por un delito continuado de agresión sexual aplicándole una atenuante de casi prescripción. Además, deberá indemnizarla con 90.000 euros por los "incalculables sufrimientos" a los cuales la sometió.

La sentencia expone los motivos: "por la naturaleza de las actuaciones, porque los ataques provenían de su propio padre, por la prolongación en el tiempo de las agresiones, por haberla privado de una infancia normal, por haber tenido que pasar por la dura experiencia de varios abortos y un embarazo y por haber tenido que huir de su padre trasladándose a otro país".

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