En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, un caballero destinado a pasar a la historia de la literatura y también a la del sistema educativo español. En los últimos días, la obra maestra de Cervantes ha vuelto a convertirse en un asunto de plena actualidad a raíz de un conflicto protagonizado por el escritor Arturo Pérez-Reverte y el ministro de Educación José Ignacio Wert en torno al Quijote y su papel en las escuelas. ¿Su estudio es obligatorio?, ¿lo leen los niños a la edad adecuada?

La polémica se inició con unas declaraciones del autor de Alatriste en las que asegura que las últimas decisiones educativas están alejando esta novela de las aulas. "Vivimos un momento en que 3.000 años de la vida cultural se están yendo al diablo porque Bruselas lo está desmontando y España no puede resignarse a esta tiranía comunitaria. Cervantes transmitió su personalidad a la obra y el Quijote es un analgésico que ayuda a superar el dolor", afirma.

Además, Pérez-Reverte hace hincapié en el hecho de que, cuando se estudia, no se hace de la forma y en el momento adecuados. "Desde un punto de vista escolar, el Quijote es complejo y farragoso, inaccesible para un chico de 15 años, que se perderá en la lectura", aseguró, haciendo hincapié en que "no debería leerse nunca con 15 años a palo seco". "Un maestro lúcido con El Quijote en las manos puede hacer mucho más que cualquier plan educativo", añade el escritor.

Esos son los motivos que le han llevado a elaborar una nueva versión de la obra, una adaptación popular pensada para los colegios e institutos que cuenta con el aval de la RAE. El propio autor ha reiterado que se trata de una obra "complementaria y no sustitutoria" de la original, "respetando" el texto y el lenguaje a pesar de que se hayan eliminado partes para ofrecer una "lectura lineal".

Las palabras de Pérez-Reverte no han pasado inadvertidas y el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, no tardó en responder al escritor, al que recomendó leer el contenido de la iniminente LOMCE para "hablar con más rigor". Fuentes del Ministerio de Educación reconocen que, en los desarrollos curriculares de la LOE (Ley Orgánica de la Educación) actualmente vigentes, "no se precisa con tanto rigor la obligatoriedad de la lectura del Quijote, aunque sí deja la posibilidad para que los docentes lo incorporen a sus programaciones".

Sin embargo, señalan que la LOMCE cambiará eso. La nueva ley fijará de forma más precisa que en la actualidad el estudio de Miguel de Cervantes y el Quijote. Se estudiará obligatoriamente en 3º de la ESO (Literatura de los siglos XVI y XVII) y en 1º de Bachillerato (Literatura desde la Edad Media al siglo XIX) y estará incluido también en la asignatura de Literatura Universal.

Concretamente, la asignatura que se impartirá en la ESO incluirá varios puntos específicos sobre la obra tales como la lectura comprensiva de una selección de capítulos, el análisis de sus personajes y la comparación con otros más actuales y la trascendencia de la obra. Un año después, los estudiantes abordarán las corrientes que influyeron en Cervantes a la hora de escribir el Quijote y cómo afectó dicha novela a toda la literatura posterior.

Sin embargo, a Pérez-Reverte no le han convencido estas explicaciones del Ministerio de Educación. El escritor —que especifica que sus críticas siempre han sido a los planes de estudios pasados y actuales— insiste en que este libro, "fundamental para la educación de los escolares españoles, está siendo marginado por las autoridades culturales".

Tampoco le convence lo que propone la LOMCE. Según él, "el Ministerio se limita a recomendar el trabajo de los escolares sobre algún capítulo suelto del Quijote, pero en ningún momento establece la obligación ni la necesidad de que los alumnos españoles conozcan el conjunto de la obra".

En declaraciones al diario ABC ha sido aún más contundente, afirmando que "el ministro Wert puede cantar misa gregoriana, pero la realidad abrumadora es que no es obligatorio el estudio ni la lectura del Quijote en las escuelas españolas. Y es una vergüenza".