El uso de cascos que leen el pensamiento podrá estar generalizado en una década

  • Los gorros inteligentes se usan actualmente en la investigación científica para pacientes con parálisis o que no pueden comunicarse con el exterior.
  • Hay empresas que ya los comercializan entre el público general.
  • Neurocientíficos europeos y norteamericanos participan en un congreso en Barcelona.
Un experto con un casco con electrodos que registran la actividad cerebral y es analizada online por un ordenador.
Un experto con un casco con electrodos que registran la actividad cerebral y es analizada online por un ordenador.
ALEJANDRO GARCÍA / EFE
Un experto con un casco con electrodos que registran la actividad cerebral y es analizada online por un ordenador.

El uso de neuroprótesis —cascos con electrodos que registran la actividad cerebral y es analizada online por un ordenador— para leer el pensamiento y comunicarse podrá estar generalizo en la población sana en una década, según ha explicado a los medios el profesor del City College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (Cuny) Marom Bikson.

El CaixaForum de Barcelona acoge este miércoles y jueves a expertos en neurociencia europeos y norteamericanos en el marco del encuentro de B-Debate A dialogue with the cerebral cortex: cortical function and interfacing, donde se ha hecho una demostración en la que un hombre con una neuroprótesis ha escrito un mensaje en el ordenador solo con su pensamiento.

El casco con electrodos capta la actividad eléctrica del cerebro, la transmite a un aparato que registra las señales y la traslada a un ordenador que descodifica online la información, de manera que un individuo puede, con su pensamiento, transmitir letra por letra un mensaje sin tocar el teclado, a razón de entre 60 y 80 letras por minuto.

El sistema detecta la respuesta a un estímulo, que puede ser una letra, una imagen o cualquier otro patrón, y el usuario solo tiene que "concentrar su atención" en ello, ha explicado el investigador y desarrollador software de GTEC Medical Engineering Arnau Espinosa.

Bikson ha explicado que esta tecnología, que casi no tiene riesgos más que dolor de cabeza y enrojecimiento de la piel si se utiliza durante mucho rato, estará en el mercado en los próximos años: "Será tan común ver a personas paseando con gorros por la calle como ahora pasa con los iPhones".

Aplicaciones terapéuticas

Los gorros inteligentes se usan actualmente en la investigación científica para pacientes con parálisis o que no pueden comunicarse con el exterior, si bien ya hay empresas que comercializan este casco para el público general, puesto que esta tecnología es cada vez más barata.

"Alguien que se comunica solo con un parpadeo, vía interfaz ordenador-cerebro, podría comunicarse con el exterior y enviar mensajes", ha explicado la líder científica de B-Debate Mavi Sánchez, profesora de investigación Icrea en el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), vinculado al Hospital Clínic de Barcelona. Los pacientes con parálisis también podrían en un futuro próximo "controlar dispositivos domésticos con el implante de un chip en el cerebro", ha agregado.

De hecho, según Sánchez, la neuroestimulación eléctrica de zonas determinadas del cerebro ya ha demostrado beneficios para tratar los síntomas de una depresión, bloquear los ataques de una epilepsia, inducir la recuperación de un ictus o controlar los temblores del párkinson. Además, las prótesis sensoriales y visuales, que generarán estímulos en la corteza cerebral, podrán proporcionar información visual a invidentes mediante una interfaz cerebro-ordenador.

Estimulación cerebral

Otro apartado que se discutirá en las jornadas es la estimulación cerebral, que puede servir para tratar determinadas enfermedades como la depresión, pero también para mejorar el rendimiento mental en personas sanas, como lo hacen el café u otras bebidas energéticas, e incluso podrán estimularse con patrones personalizados. Podría ayudar a recordar mejor, a reaccionar más rápido y a mejorar el sueño, por ejemplo.

Sánchez ha constatado el creciente interés de la sociedad por la neurociencia. "Cada vez hay más información en los medios, más apps para controlar el sueño...", ha recordado la neurocientífica, quien ha recordado que son muchas las personas sanas que cambian su estilo de vida y alimentación para prevenir enfermedades como el alzhéimer.

La experta se ha mostrado a favor del uso de aplicaciones móviles para controlar alguna actividad cerebral como el sueño, pero ha pedido prudencia ante la estimulación cerebral. "Tenemos que ser extremadamente cautos de sus efectos secundarios a medio y largo plazo", ha incidido al añadir que incrementar alguna de estas capacidades puede conllevar, por ejemplo, la pérdida de memoria, además del debate ético que genera. En cualquier caso, la neurociencia "es un gran reto para la humanidad, casi como llegar a la Luna", para conocer más nuestro cerebro, ha sentenciado.

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