Se puede denominar de milagro lo que pasó en la provincia de Zhejiang, en el este de China. Al menos, así lo llaman los médicos.

Un bebé de un mes se despertó llorando después de permanecer quince horas en un depósito de cadáveres a doce grados bajo cero y poco antes de ser incinerado.

Según informa el periódico chino Diario del Pueblo, el bebé, de nombre An An, nació en enero de forma prematura y pesando solo 1,4 kilogramos. Tras el nacimiento estuvo 23 días en una incubadora y después de este tiempo su familia decidió llevarlo a casa para que pasase allí el Año Nuevo Chino. Allí empeoró y lo llevaron al hospital, donde los médicos certificaron su muerte tras un paro cardiorrespiratorio.

Al día siguiente, el bebé fue llevado a la funeraria, donde, tras quince horas en un depósito, el personal le oyó llorar cuando estaban preparando la cremación. Fue llevado a un hospital, donde se encuentra a la espera de recuperarse. Los médicos aseguran no haber visto nunca nada igual.