Posteguillo: "El verdadero rebelde es el que, pese a todo, gasta algo de dinero en cultura"

El escritor Santiago Posteguillo, en Madrid.
El escritor Santiago Posteguillo, en Madrid.
JORGE PARÍS
El escritor Santiago Posteguillo, en Madrid.

Trajano fue el primer emperador hispano de Roma y su mejor propagandista actual es Santiago Posteguillo, rey español de eso que los ingleses llaman sword and sandals novels y nosotros más exactamente novelas de romanos. Profesor universitario de lengua y literatura vende miles de ejemplares de sus dos trilogías compuestas por tochos que rondan las mil páginas. Y sus lectores piden más batallas, intrigas y lecciones de historia.

Regresa Posteguillo con La legión perdida (Planeta, 2016) con la que cierra su trilogía sobre Trajano. Él la describe como su novela más "compleja y completa" por sus saltos espaciales y temporales, porque "busca desafíos y no repetirse". Disfruta contando cómo tardó una semana de trabajo entre tesis doctorales en inglés para encontrar un nombre adecuado para una princesa parta, de la que los "historiadores de la época, hombres, no dejaron constancia de su nombre". "Podría haber hecho como en la serie Hispania, que ponían nombres griegos o persas a personajes iberos, pero no, me esforcé un poco más". Es autor de novelas con muchas batallas y viene guerrero Posteguillo.

Siendo ya un exitoso y reputado autor de novela histórica ¿No tiene pavor a 'cagarla' en algún detalle de la ambientación?

Pavor, horror, pánico total... ¡Lo que quieras! Asumo que es posible que alguien encuentre algún error. Intento, para quedarme con la conciencia tranquila, que no sea por falta de dedicación. Por ejemplo, sé que en La legión perdida hay un error ínfimo en tema de lenguas, que he trabajado con latín, griego, sánscrito, silabario cusana, parto y chino clásico. Si alguien lo detecta, le regalo la trilogía firmada, que tendrá mérito.

¿Seis lenguas en la novela? Los idiomas tienen un peso bastante importante...

Hay muchos mensajes sobre lenguas en esta historia, soy profesor de lengua y literatura. En la novela hay una frase que dice: "Aunque vengamos de mundos distintos, en el fondo, siempre somos iguales". Hay políticos que se esfuerzan en buscar las diferencias. Se juega con cosas que acaban muy mal, que históricamente han acabado muy mal. El mensaje subliminal de la novela es que quien sabe idiomas sobrevive y el que no, muere. Los idiomas, en plural, salvan. No hay un idioma más importante que otro. Hay que crecer y ser educado en varios idiomas a la vez. Eso es progreso; lo demás es regresión.

En esta historia, Trajano y Roma miran hacia China. Como España a día de hoy, que mira hacia Wanda, el banco ICBC, los inversores de aquel país, sus productos...

En las novelas, aunque escriba sobre el siglo II, siempre estoy pensando en el siglo XXI. Ya en aquella época, Plinio El viejo se quejaba de los millones de sestercios que se iban comerciando con China. ¡Si levantara la cabeza ahora! Quiero mostrar que el mundo ha sido global desde hace mucho tiempo: la ruta de la seda era la globalización de la época. Con nuestro eurocentrismo siempre pensamos que somos y hemos sido los mejores. No es así. Aquí andábamos con pergamino y papiro, y los chinos tenían ya el papel. Un respeto a Oriente, que todos hemos tenido un pasado cultural importante.

Hay tres personajes con funciones públicas en su novela que quizá tengan paralelismos en el presente. Por ejemplo, ¿Trajano?

El último Trajano que he podido encontrar en la historia política del mundo, es decir, una persona que ejerza el liderazgo, que sepa que eso implica tomar decisiones y afrontar los problemas y que para eso hay que ser ejemplar, es Nelson Mandela. A nivel nacional, no encuentro a nadie... Quizá Adolfo Suárez, dentro de su contexto y con sus claros y sombras. En un momento complejo de este país vino muy bien. Además, era de los que cuando dimitía, dimitía del todo.

 ¿Su sucesor Adriano?

Era bastante miserable y traidor. Sería cualquier político intrigante y que solo mirara por su bien privado y no por el bien público. No pongo nombres, con esa definición no tienes páginas suficientes en el periódico para poner el listado que se nos iba a ocurrir.

¿Y Marco Licinio Craso, del que nace la expresión de 'craso error'?

El Partido Popular está infestado de crasos errores, ellos mismos los dicen. Esperanza Aguirre dice que cometió dos, aunque según las investigaciones igual fueron más. El craso error en política es pensar que la gente es gilipollas integral.

Parece que se cometen muchos hoy en día...

Los grandes poderes acometen grandes esfuerzos para idiotizar y aculturizar a la gente. Se ve un esfuerzo para que la gente sólo piense en ciertos eventos como los deportivos, contra los que yo no tengo nada, pero sí contra la manipulación que se hace con ellos. Se intenta silenciar a la cultura, se le pone un IVA cultural que no hay en ningún país de nuestro entorno. A los escritores se les obliga a elegir entre su pensión o sus derechos de autor. Fíjate, si hago una novela sobre ETA y, como no soy Mandela y no quiero ir a la cárcel, mis terroristas dirían "Gora la Constitución del 78". Una cosa es la calidad literaria o artística o si se representan las obras ante los públicos adecuados, y otra es que haya un titiritero en prisión preventiva mientras Rato o Pujol pueden ir donde les dé la gana. Estamos perdiendo el norte. Según esos criterios, a Spielberg le deberían haber llevado a prisión porque los nazis hacían cosas muy malas en La lista de Schindler. Entiendo que ahora no se fusila a los escritores; se hace lenta y sutilmente.

Y sin hablar de la piratería.

La piratería ha sido permitida por todos los gobernantes de este país, no importa el color. Al pirata le diría que el auténtico rebelde es ése que, pese a todas las dificultades que pone el Gobierno, decide gastarse algo de dinero en cultura. Ése mantiene vivo el espíritu de la revolución francesa.

Con todo esto, imagino que desearía tener una máquina del tiempo e irse a la Antigua Roma de sus novelas para no volver.

Depende. Si vas a aparecer en la arena rodeado de leones, déjalo. Ahora, si me vas a convertir en Suetonio o Plauto, me animo. O incluso si aparezco como un asistente del prefecto Pilatos en el momento del juicio a Cristo. A mí me gustaría tener la versión en directo de aquello, sin ningún tipo de intermediario.

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