En su homilía durante la celebración de la Santa Misa con motivo de la Fiesta de San Juan de Ávila en la Archidiocesis de Toledo, Rodríguez ha afirmado que "el sacerdote no es simplemente alguien que detenta un oficio sino quien hace lo que ningún ser humano puede hacer: perdonar pecados, hacer presente en el pan y el vino el Cuerpo y la Sangre de Cristo, abren el mundo a Dios y lo unen a Él". "Cristo conoce y se vale de las limitaciones del sacerdote. Esta audacia de Dios es la mayor grandeza que se oculta en el sacerdocio".

Dicho esto, ha invitado a despertar en los sacerdotes "la alegría de Dios y la gratitud". "No es fácil -ha señalado el prelado- una fidelidad día tras día. Tenemos debilidades, como el vigor físico en los mayores y en los jóvenes el espíritu del mundo consumista, los caminos más fáciles o la cultura dominante que nos debilita".

"Lo más importante", ha señalado el arzobispo, "radica en la transformación interior de hombres que han escogido seguir a Cristo". "Lo peor -ha dicho- no está en la falta de sacerdotes, sino en nuestra vida a menudo demasiado agitada, no por hacer mucho pastoralmente, sino por tener poco tiempo para Dios en la oración, el estudio o en la 'lectio divina'".

Según ha manifestado, "necesitamos estar llenos de Cristo para poder llevar su misericordia. Necesitamos un plus de gracia del Espíritu Santo, de paciencia y creatividad ante mentiras ideológicas como la ideología de género, en palabras de San Juan Pablo II nueva ideología del mal".

Ha hablado también Braulio Rodríguez de la nueva "filosofía de la sexualidad, donde el sexo no es un dato de origen de la naturaleza, sino una función, un papel social que se decide de manera autónoma". Por todo esto, ha concluido el arzobispo, "la presencia de Cristo en nuestras vidas es fundamental, el cambia nuestras tristezas en alegrías".

Los sacerdotes de la Archidiócesis de Toledo han celebrado este jueves, en el seminario mayor, la fiesta de su patrón, San Juan de Ávila. En este día se felicita y homenajea a los sacerdotes que celebran sus bodas de oro, los ordenados en 1966, 4 sacerdotes; de plata, ordenados en 1991, 22 sacerdotes y esta ocasión un sacerdote que celebraba 60 años de ordenación, bodas de diamante y otro sus bodas de brillante, 75 años de ordenación, fue ordenado en 1941, este es el sacerdote más longevo de la archidiócesis: Julio Damián Muñoz Cuesta que tiene 102 años, según ha informado el Arzobispado de Toledo.