El fotógrafo Per-Anders Petterson muestra las pasarelas de moda de quince países africanos

  • El reportero sueco ha retratado desde 2009 los principales festivales de moda de la pujante alta costura africana, que 'ha pasado desapercibida demasiado tiempo'.
  • El libro 'African Catwalk' se mete dentro de los desfiles de una industria creciente que debe luchar contra los estereotipos y la desigualdad.
  • La industria se desarrolla a partir de la rica tradición textil de países como Kenia, Burkina Faso, Malí, Ghana y Etiopía —exportadores de telas a Europa—.
Diseño del senegalés Versaiilles que luce la modelo de Costa de Marfil Awa Sanoko
Diseño del senegalés Versaiilles que luce la modelo de Costa de Marfil Awa Sanoko
© Per-Anders Pettersson
Diseño del senegalés Versaiilles que luce la modelo de Costa de Marfil Awa Sanoko

El reportero Per-Anders Petterson (Suecia, 1967) reside en Ciudad del Cabo y ha trabajado en dramáticos asuntos sociales como la crisis de refugiados de la República Democrática del Congo. En 2009 le encargaron un reportaje sobre la semana de la moda de Sudáfrica y encontró un panorama que no esperaba: un sector pujante que lucha con imaginación y versatilidad para abrirse un hueco en el mercado del diseño textil y de alta costura mundial.

A partir de entonces el reportero ha fraguado la serie African Catwalk (Pasarela africana), donde presenta el ambiente, las creaciones y el cómo se fraguan desde dentro quince festivales de moda en países como Zimbabwe, Botswana, Mozambique, Namibia, Angola, Nigeria, Tanzania, Senegal, Ghana... El reportaje acaba de ser publicado en libro por la editorial Kehrer [168 páginas y un PVP de 39,9 euros].

'El último continente por desarrollar'

Pese a los graves problemas que afronta África, donde viven aproximadamente mil millones de personas en 54 estados, la clase media se está consolidando y creciendo a un ritmo sostenido en muchos países, según índices oficiales, y es considerado por los mercados como "el último continente por desarrollar en el planeta", señala el fotógrafo en la declaración de intenciones del proyecto. "El crecimiento de la clase media es enorme y está empezando a tener dinero para gastar en artículos de lujo", añade, y las industrias locales de diseño de moda han tomado nota.

A partir del ejemplo de Sudáfrica, que es el eje del sector —con seis semanas de la moda al año—, otras naciones se están apuntando a la creación textil. También ayuda que la rica tradición de telas de Kenia, Burkina Faso, Malí, Ghana y Etiopía haya llamado la atención a marcas y diseñadores occidentales como Vivienne Westwood, Stella McCartney, Paul Smith, Burberry y Moschino, que han colaborado en el programa de la ONU Ethical Fashion Initiative (Iniciativa de Moda Ética), que ayuda a los artesanos locales a buscar contactos  fuera de África y canales de exportación.

A la búsqueda de 'top models'

El sector de la moda local, aún naciente —algunas empresas, explican en el libro, no van más allá de media docena de diseños por temporada—, está creando puestos de trabajo para modelos africanas, que son observadas de cerca por cazatalentos internacionales dado el impacto en años recientes de top models como Alek Wek, que nació en Sudán, país del que huyo como refugiada por la sangrienta guerra civil en la zona.

Entre los diseñadores que llaman la atención y han recibido invitaciones para mostrar sus diseños en Europa están los sudafricanos David Tlale, Gavin Rajah y Thula Sindi; Taibo Bacar, de Mozambique, y Deola Sagoe, Folake Coker y Liza Folawiyo, de Nigeria. El mercado de este último país, donde viven 170 millones de personas, es uno de los de mayor crecimiento en el gasto por cabeza en alta costura y pret-a-porter.

'Hacer frente a la mirada occidental'

Las imágenes de Pettersson, dicen los editores del libro, no sólo "luchan contra los estereotipos de la moda africana", erróneos al dar por supuesto que la ropa debe "tener estampados de animales y diseños étnicos", sino que también "tienen el propósito de hacer frente a la mirada occidental", basada en la que impera en los medios de comunicación sobre "un continente que se limita a estar desgarrado por guerras desenfrenadas, pobreza, enfermedades y conflictos étnicos".

En el prólogo de African Catwalk, Alessia Gavliano, editora de Vogue Italia, indica que el mercado y la producción de la moda en China "se han ralentizado" y hay síntomas de que África puede aprovechar la situación: algunos diseñadores abren sus propias tiendas, otros venden sus colecciones en los grandes almacenes en Sudáfrica y "muchos de ellos comienzan a tener tener una clientela local".

Dos dólares al día de ingresos per cápita

Aunque los ingresos medios en el continente están apenas dos dólares al día per cápita, un nivel que "no permite el consumo de bienes de lujo", la clase media está logrando que algunos diseñadores locales estén abriendo hueco, añade la prologuista.

"África es un continente muy complejo, con miles de facetas y contradicciones. Lamentablemente, la impresión que tenemos es, al menos, incompleta y absolutamente inexacta (...) Ha sido durante demasiado tiempo presentada como nada más que un continente oscuro, un teatro de problemas sociales, hambre, guerras, genocidios y corrupción política. Por esta razón, el trabajo de Per-Anders Pettersson, libre de cualquier prejuicio o estereotipo convierte, es un elemento importante en el proceso de restauración de la percepción de este increíble continente", añade.

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