Una abuela reclama que Servicios Sociales le deje criar a su nieta, huérfana por violencia machista

Maruja Cuenca, con su nieta Maricarmen y el hermano de ésta, en una reciente visita al punto de encuentro familiar.
Maruja Cuenca, con su nieta Maricarmen y el hermano de ésta, en una reciente visita al punto de encuentro familiar.
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Maruja Cuenca, con su nieta Maricarmen y el hermano de ésta, en una reciente visita al punto de encuentro familiar.

"Solo pido que me devuelvan a mi nieta. Bastante daño me ha hecho la vida ya... Que lo peor que le puede pasar a una madre es que le maten a una hija, para que ahora me quiten a mi nieta". Maruja Cuenca, de 63 años y de Orihuela (Alicante), explica, a ratos entre sollozos, la batalla judicial en la que se encuentra inmersa para recuperar a su nieta Maricarmen, de cuatro años y medio, a la que ha estado cuidando desde que en 2014 su padre mató a su madre y hasta que el pasado agosto Bienestar Social de la Generalitat se la llevara para iniciar un proceso de adopción.

Este mismo jueves está previsto que un juez de Alicante escuche la reclamación de la abuela de Maricarmen, que defiende que la retirada de la guarda de la menor por parte de la Consellería de Bienestar Social se realizó contraviniendo sentencias previas que consideraban "adecuado" el acogimiento de la menor por parte de la familia materna.

Fuentes de la Consellería de Bienestar Social han confirmado a 20minutos que Maricarmen está en estos momentos bajo su tutela, "siguiendo la recomendación de un equipo psicosocial de los juzgados de Alicante, que reclamaba para la niña "un entorno familiar más tranquilo y al margen de tensiones familiares". Las mismas fuentes señalan que, desde el mes de agosto, la niña reside con una familia de acogida temporal "mientras se estudia el recurso más adecuado".

Maricarmen se quedó huérfana de madre después de que su propio padre le asestara repetidamente golpes con una mancuerna de gimnasio, un crimen por el que él está en prisión. La custodia de la hija de ambos desató pronto una pugna entre ambas familias, la materna y la paterna. La Consellería declaró entonces a la menor "en desamparo" y adjudicó su guarda a una tía paterna. Sin embargo, un juez sentenció en contra de dicha decisión, entregando a la niña a Maruja Cuenca, su abuela materna, en "acogimiento". La sentencia, recurrida por todas las partes, solicitaba a la Consellería de Bienestar Social que realizara "una nueva valoración de la medida de protección más adecuada para la menor".

La Consellería defiende que la pugna entre las dos familias y la edad de la abuela, que en la actualidad tiene 63 años, han pesado en su decisión de buscar otro entorno para la menor. Sin embargo, la defensa de la abuela sostiene que se llevó a la menor "contraviniendo la sentencia" porque ésta en ningún momento establece la posibilidad de promover "un acogimiento temporal de urgencia en familia ajena". La defensa de Maruja Cuenca sostendrá este jueves en el juzgado que fue la propia Consellería la que inició la competencia entre las familias creando el "conflicto familiar" que aduce para quedarse con la tutela de la niña.

La abuela esgrime que la sentencia previa la considera "idónea" y "con buenas capacidades" para el cuidado de su nieta. "Si yo estuviera sola en este mundo y no pudiera cuidar de mi nieta sería la primera que pediría a Bienestar Social que actuara, pero ese no es el caso. He criado a mi otra nieta, que también está tutelda por la Consellería, desde que tenía 5 años y ya tiene 16. Sin queja ninguna por parte de la Generalitat. Trabajo y, gracias a Dios, no nos falta de nada en casa. No podré comprar coches ni ordenadores, pero nunca nos falta ni para comer ni para pagar los recibos", defiende.

Cuando en agosto tuvo que entregar a la niña a Bienestar Social, solo acertó a explicarle a su nieta  que se iba "de vacaciones". Desde entonces, ha tenido con ella tres visitas bajo vigilancia. "Ella (Maricarmen) me dice que la tratan bien, pero en cuanto nos tenemos que despedir me dice que ya no quiere seguir de vacaciones allí, que se quiere volver a casa a dormir conmigo", recuerda su abuela con tono afectado.

Ella no concibe que la Consellería no le permita criar a su nieta. "Tiene que estar conmigo. Su madre y yo nos parecíamos mucho. Dándole mi cariño había conseguido no que no la nombrara, que sí se acuerda de ella, pero que no la echara tanto de menos". Y lamenta, asimismo, que Bienestar Social le prive también de convivir con su hermano, un niño de 10 años fruto de una relación anterior de la madre, que la abuela tiene a su cuidado por las tardes.

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