Fernando Aramburu: "Dudo que un terrorista se califique a sí mismo como terrorista"

Fernando Aramburu, en entrevista con '20minutos'
Fernando Aramburu, en entrevista con '20minutos'
JORGE PARÍS
Fernando Aramburu, en entrevista con '20minutos'

Valiente, no atrevido ni temerario, Fernando Aramburu ha trazado en su última novela, Patria (Tusquets), un mapa, puede que definitivo, sobre la vida en Euskadi bajo el terrorismo. Más de treinta años retratados a través de personajes, nueve voces que protagonizan la obra.

¿Qué voz le ha costado más?

De los nueve protagonistas no recuerdo enfrentarme con dificultades técnicas.

¿Y en el plano emocional?

No me pongo en la piel de nadie. No tengo que vivirlo. Me alaba que el lector piense que lo describo tan bien. No por describir un beso tiene uno que estar sintiendo que besa en ese momento.

Bueno, pero usted habla de Eta, ¿no conlleva dificultades?

De algún sitio hay que sacarlo, sí.

Intentar entender algo al menos...

Sí, soy un observador de seres humanos. Y me siento en un banco y miro a la gente que pasa y les atribuyo una historia. Cuando escribo es lo mismo, pero el que lo va a descifrar es el lector, en eso consiste el juego en suscitar esas experiencias.

¿Le daba miedo escribir esta novela?

No, es una vivencia interior desde niño. Lo he vivido muy cerca, el terrorismo estaba en la calle cuando era adolescente, he conocido chavales de mi edad que ingresaron en la organización armada. Esto lo he vivido, es parte de mi memoria. He vivido en San Sebastián hasta los 25 años.

Es la primera vez que una vez afronta tan directamente el tema de Eta...

Ha habido aproximaciones pero mi tentativa es trazar un dibujo general que no dejase fuera a nadie. He unido a víctimas, victimarios y resto de vecinos. El dibujo final abarca la sociedad de manera suficiente para que el lector sepa lo que hemos vivido en el País Vasco durante tres décadas.

Y las consecuencias...

Sí, porque la vivencia no se reduce a datos, ha habido una vivencia directa con la violencia y sus consecuencias. Ha habido multitud de casos que no han trascendido, casos de amenazas y acoso.

Antes dijo que amigos suyos entraron en Eta, ¿estuvo usted tentado y entendió a esos amigos?

No los entendí nunca. A mis 14 años estuve expuesto a la misma presión grupal que otros.

¿Muy sometidos?

No, expuestos. Me llegaba el mismo discurso, pero no me persuadió ese discurso de Eta que llevaba a otros a empuñar las armas. Yo nunca viví en un pueblo, y eso cambia. En un pueblo no hay escapatoria. Y yo también leía mucho. Eso supone que...

¿Supone que ya no es tan manipulable?

Exactamente, uno genera criterios propios, no está bajo el influjo de lo próximo, tiene acceso a otros pensamientos y eso genera un deseo de conocer el mundo. Y tampoco estás expuesto a repetir un esquema que te van dando. Fui educado en valores apacibles y ya de niño me parecía imposible que se pudiera hacer el bien haciendo daño a otros. ¿Cómo vamos a hacer un mundo mejor poniendo bombas?

¿Imagina un terrorista leyendo su novela en prisión?

Dudo que un terrorista se aplique el calificativo de terrorista a sí mismo. Eso no va a ocurrir. Pero sí lo imagino leyendo este libro. Y supongo que habría cosas que no le gustarían.

Y si de repente hubiera cosas que al leerlo cambiaran...

No creo que un libro pueda cambiar. No sé quién lee mis libros. Mi libro ya no es mío. Esto ya está fuera de mi poder. Si yo fuera a una librería y robara mi libro, habría cometido un delito.

¿Hasta qué punto puede o quiere opinar?

Es que sería un opinante de segunda. Sí noto que se tiende a extrapolar y trasladar la novela a la realidad social que vivimos. Yo vivo en Alemania desde hace tiempo.

¿Y del tiempo que sí lo ha vivido, de eso opina?

Entramos en la empatía que siento por las víctimas, que es mi motivación principal. Se les ha hecho una enorme injusticia y he de expresarme de forma opinativa, no sólo literaria... A mí me parece insoportable que se asesine a personas por unos fines políticos, no lo puedo soportar.

Si siente empatía por las víctimas, ¿también la siente hacia un familiar de un terrorista que no puede ir a ver a su hijo o marido o madre?

Pero si yo quiero contar historias de personas que han militado en Eta las tengo que entender. No en su convicción política, yo quiero llegar más allá de la fachada, a su infancia, a su vida, a por qué entra en Eta, cómo sucede, qué siente. El personaje en su complejidad, no como un terrorista, sino como persona con sus convicciones religiosas o no, su idea del amor..

¿Cuándo surge esta novela?

Con hechos llevo décadas, con la novela tuve un primer chispazo con una lectura y ahí se quedó la frase sobre una viuda a la que Eta había matado a su marido y sólo quería que le pidiese perdón. Años después me vino una imagen, que es el final de la novela y lo vinculé con aquel antiguo apunte y ahí salió la novela. Si no tienes el desenlace hay que tener suerte para terminar bien las cosas. Cuando cae el telón puede hacer que se vuelva a interpretar toda la novela. En las novelas comerciales se termina con una expectativa cumplida y eso da placer.

¿La suya no es comercial?

No estoy seguro de si la escena final lo es. Se puede interpretar de maneras distintas, porque yo no voy a interpretarla ni me voy a poner en la puerta de las librerías a decir cómo.

¿Alguna lectura que le pueda molestar?

Que me simplificaran o que me atribuyeran algo que no he dicho. Pero uno ya tiene la piel gruesa.

¿Qué siente cuando escucha o lee que hay intereses creados en las asociaciones de víctimas del terrorismo?

No tengo constancia de eso. No me gusta hablar de las víctimas como montón, como grupo de personas...

Pero algunos lo han hecho, se han asociado...

Yo me guardaría de opinar frívolamente. Puede haber comportamientos erróneos, donde hay un ser humano los hay. Mi actuación está relacionada exclusivamente con lo que les ha pasado. Pero conociendo la pasta de la que estamos hechos pues no me extrañaría que hubiera comportamientos indignos. Yo he hablado con víctimas, pero eran seres concretos a quienes se les hicieron cosas concretas, seis o siete personas, asuntos duros, el trauma, procesos depresivos de los que no salen son los aspectos de los que me he ocupado. De las asociaciones ni sé quién las preside.

¿Escribiría una novela de las otras posibles víctimas, esa hermana, padre o mujer de un terrorista?

Ya hay libros que lo explican. Uno va a los pueblos, hay historias muy tristes. No son víctimas de la misma naturaleza.

¿Escribiría de ello?

Sí, lo principal para mí es la condición humana mediante la literatura. Necesitaría alguna conexión sentimental, no me gusta ser un turista del terrorismo, necesito sentirme llamado por un asunto.

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