Fue tal la sorpresa, que tuvimos que esperar a escuchar su nombre por segunda vez y en inglés a la portavoz de la Academia Sueca, Sara Danius, para asimilar la noticia: «Dylan».

Pero, ¿qué Dylan? Bob Dylan el cantante, poeta, compositor, cantautor... incluso «pintor, actor y autor de guiones» –como destacó Danius–, en definitiva, un icono de la cultura del siglo xx.

A Dylan, «artista altamente versátil», se le ha concedido el Nobel de Literatura 2016 «por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana».

Y así fue como el autor de himnos como Blowin’ in the wind pasó este jueves a la historia –si es que no lo había hecho ya– como el primer músico al que se le concede este prestigioso premio literario.

Las reacciones se dividieron entre la indignación de los puristas ante el «intruso» y la emoción de quienes agradecen que, por fin, los géneros se difuminen y la letra de una canción se valore como lo que es: poesía. O, como también han dicho de Dylan, «la literatura del rock».

Desde el pequeño homenaje a Dylan Thomas en el nombre artístico que eligió, la literatura ha estado presente en la carrera de Robert Allen Zimmerman (Duluth, Minnesota, EE UU, 1941). Si se trata de publicar libros, ahí quedan sus letras recopiladas en Bob Dylan. Todas sus canciones (Blume, 2015, y a punto de reeditarse por su éxito) o sus recientes Crónicas. Volumen 1 (publicado aquí en 2005 y aún sin continuación).

Las canciones de Dylan (The Times They Are a-Changin’, Mr. Tambourine Man o Like a Rolling Stone, por citar las más populares) son la memoria de su tiempo y una ventana a la condición humana; invitan a soñar, a viajar o a tener esperanza, como la buena literatura.

Casi una premonición, en 2007 recibía el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Que a sus 75 años vaya a recoger (el próximo 10 de diciembre) el Nobel de Literatura significa que, como ya cantaba en 1964, los tiempos están cambiando.

Él ha sido el primero pero probablemente no el último músico reconocido por la Academia Sueca. La etiqueta de singer-songwriter que aquí se minusvalora traducida en ‘cantautor’ ha cobrado pleno sentido.