El gasto en investigación pierde peso en la economía española. Cierto es que el año pasado creció el volumen invertido en esta parcela por empresas, universidades y Estado, pero su importancia al PIB se ha reducido al 1,22%, su peor aportación desde el año 2006 según las cifras publicadas este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La cantidad invertida en Investigación y Desarrollo (I+D) ascendió el año pasado en nuestro país a 13.172 millones de euros. Sube un 2,7% respecto al dinero gastado el año pasado, pero su ritmo de crecimiento fue inferior al de la economía española en su conjunto (3,2%); y como consecuencia de ello, el peso que suponen estas actividades en la producción nacional se redujo al 1,22% del PIB, frente al 1,24% del año 2014.

La tendencia durante la crisis marcó un recorte en la importancia de las actividades investigadoras respecto a la producción nacional, aunque los últimos dos años de recuperación (2014 y 2015) tampoco han logrado revitalizar su protagonismo.

No lo hizo en 2014, cuando el gasto bruto en I+D continuó la senda decreciente... y tampoco lo hizo el año pasado, pese al ligero repunte de inversión de 350 millones de euros.

"En España se hace muy buena ciencia, pero es necesario redoblar esfuerzos porque no estamos al nivel de los países que nos rodean", ha asegurado precisamente este jueves el rey Felipe VI, durante su discurso en el acto de entrega de los Premios Rey Jaime I. Una comparación que refrenda Eurostat: el 1,22% de la I+D sobre el PIB españoles está lejos del 2% promediado en los 28 países de la Unión Europea.

El rey subraya que gracias al reciente crecimiento económico es "el momento" de situar la investigación, el desarrollo entre las prioridades del país. "Es una de las mejores maneras de generar y repartir más riqueza y bienestar", ha zanjado el monarca.

Las empresas aportan más de la mitad de la inversión, pero el I+D crece más en el sector público. De las tres fuentes de inversión existentes —administraciones, universidades y empresas— son las compañías privadas las que más gastan en investigación. Hasta un 52,5% del gasto (6.920 millones) procede del sector privado, mientras que la Enseñanza Superior aporta un 28,1% (3.703 millones) y las administraciones un 19,1% (2.520 millones). Sin embargo, el mayor incremento en 2015 lo protagonizó el sector público (4,6%) y el menos, las empresas (2,0%).

Solo el 30% del personal investigador en las empresas son mujeres. El año pasado el número de personas dedicadas a actividades de I+D creció un ligero 0,3% hasta los 200.8616 empleados —entre ellos, 122.437 investigadores— y el 40,5% de ellos fueron mujeres. Pero al participación femenina en investigación depende de dónde se realice. La paridad con los hombres es una realidad en la Administración Pública —donde hay un 51,1% de empleadas— y en las universidades (un 45,5%)... pero no en las empresas, donde las mujeres solo representan un 31,4% de las nóminas.