Una niña con solo 12 años falleció a principios de mes en el Hospital 12 de Octubre después de ingresar días antes con un coma etílico. La menor compartió en un descampado de la localidad de San Martín de la Vega con otros compañeros una botella de ron y otra de vodka. El pasado fin de semana, en Leganés, otra niña de 13 años tuvo que ser ingresada por el mismo motivo. Afortunadamente, este lunes ha recibido el alta y ha podido contarlo.

El consumo de alcohol en la vía pública por parte de menores sigue siendo un asunto muy preocupante en la región, sobre todo en la ciudad de Madrid. En los diez primeros meses de este año, la Policía Municipal de la capital ha levantado un total de 217 actas de denuncia a menores por hacer botellón en la calle, más del doble (+114%) que en el mismo periodo del año anterior, cuando hubo 101 entre enero y octubre, según las cifras del portal de datos abiertos del Ayuntamiento.

En Madrid capital, los principales puntos donde se consume alcohol en la calle son Ciudad Universitaria , Parque del Oeste y Casa de Campo, en el distrito de Moncloa-Aravaca, y en zonas de la almendra central (interior de la M-30), principalmente en los distritos de Chamberí y Centro, según fuentes policiales.

Para intentar que los menores abandonen esta práctica el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un programa que exime a los afectados de abonar las multas a cambio de someterse a cursos de prevención y tratamiento del alcoholismo. Esta alternativa, sin embaro, solo es posible entre los menores que han sido multados por la 'Ley Mordaza' desde su entrada en vigor en julio de 2015.

En la actualidad, en la región hay dos marcos legales para multar el consumo de alcochol en la calles: la Ley de la Comunidad de Prevención de las Drogodependencias (Ley Antibotellón) y la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana (Ley Mordaza). La primera es más dura en cuanto a las sanciones, con multas de 500 euros para los menores y de 600 en el caso de mayores de edad. Además no permite acciones compensatorias. La segunda norma incluye sanciones de entre 100 y 600 euros y sí permite conmutar el castigo.

Se da la circunstancia añadida que este incremento se produce en un contexto general de bajada de las denuncias. De enero a octubre, los agentes levantaron 27.675 actas —la cifra incluye la de los menores— por consumo de alcohol en la vía pública, un 7% menos que en el mismo periodo de 2015 (29.875). Esto obedece a la disminución de efectivos que ha sufrido la plantilla estos años. Entre 2011 y 2015, la Policía Municipal de Madrid ha reducido su plantilla en torno a un 10%. Actualmente cuenta con unos 6.000 efectivos.

«La bajada en las denuncias viene propiciada por la pérdida de efectivos policiales que ha sufrido el cuerpo en los últimos años porque la gente sigue haciendo botellón en los mismos sitios», explica José Orcajo, portavoz del sindicato CSIT Unión Profesional, que advierte que muchas de las denuncias se están perdiendo por falta de pruebas: «Los juzgados están anulando denuncias porque no hay medios para certificar que lo que la persona denunciada está consumiendo es alcohol». Actualmente, los agentes se ven obligados a denunciar a los ciudadanos guiados únicamente por el olfato para constatar que lo que contiene el vaso lleva alcohol, ya que no disponen de ningún aparato que lo mida. La Defensora del Pueblo ya ha censurado esta situación en varias ocasiones.