La abstracción mediterránea del estadounidense Cy Twombly

  • Retrospectiva en el Centro Pompidou de Cy Twombly (1928-2011), el único expresionista abstracto de la escuela estadounidense que prefería Europa.
  • Es la primera cronológica, con 140 obras, tras la muerte del artista en Roma.
  • Casado con una aristócrata italiana y enamorado de la carnalidad mediterránea, su obra debe verse 'con los ojos y con los labios', según recomendó Barthes.
'Floración', obra de la última etapa de la carrera de Cy Twombly
'Floración', obra de la última etapa de la carrera de Cy Twombly
Collection particulière © Cy Twombly Foundation, courtesy Archives Fondazione Nicola Del Roscio © Photo: Studio Silvano, Gaeta
'Floración', obra de la última etapa de la carrera de Cy Twombly

A diferencia de los demás expresionistas abstractos estadounidenses de su generación —entre ellos primeras figuras del arte del siglo XX como Robert Rauschenberg y Jasper Johns— el escultor y pintor Cy Towmbly (1928-2011) prefería la carnalidad sensual del Mediterráneo y sus culturas.

A nadie de su círculo sorprendió que en 1957 se marchase a vivir a Roma —la ciudad en la que también murió, a los 83 años, tras una larga etapa combatiendo un cáncer—, se casase con la baronessa Tatiana Franchetti, comprase un palazzo en la Via di Monserrato de la capital italiana, una villa del XVII en las colinas [fotos de ambas pueden verse en este artículo de The New York Times] y pintase desde el escenario que mejor concordaba con una persona sensible que, pese a pintar desde la más rigurosa abstracción, buscaba mostrar el goce terrenal.

'Gigante del siglo XX'

La primera retrospectiva póstuma dedicada al pintor, un "gigante del arte del siglo XX", puede verse hasta el 24 de abril en el Centro Pompidou de París. La exposición, calificada como "evento excepcional" por el presidente de la institución, Serge Lasvignes, muestra 140 obras mayores de todas las épocas del prolífico artista, cuya obra, según Roland Barthes escribió en una ocasión, debe verse "con los ojos y con los labios".

La exposición tiene "un alcance inédito", escribe en el prólogo del catálogo Jonas Storsve, historiador y comisario de la muestra, que será exhibida sólo en París y reúne "préstamos excepcionales" de colecciones públicas y privadas de varios países. Montada en torno a tres "grandes ciclos", el primero está basado en la serie Nine Discourses on Commodus (1963), que cede el Guggenheim de Bilbao, y gira en torno a la vida y muerte del sanguinario emperador romano Cómodo (161-192), hijo de Marco Aurelio. Fue una respuesta de Towmbly al magnicido en 1963 del presidente Kennedy.

El segundo ciclo se estructura en torno a Fifty Days at Iliam (1978, una síntesis libre en diez partes basada en las obras de Homero, y el tercero parte de Coronation of Sesostris (2000), otra serie de una decena de paneles, estos basados en mitología egipcia, donde reaparece la propensión del pintor a usar elementos dinámicos procedentes de la caligrafía del grafiti y el arte callejero.

Ejemplos de la obra fotográfica

En las quince salas que el Pompidou dedica a la muestra también hay ejemplos de la obra fotográfica de Towmbly, que solía intervenir las imágenes para ejercitarse en la manipulación del color y la luz, colocándose a una premeditada escasa distancia del objeto para buscar el desenfoque, ampliando luego las fotos hasta que el grano reventaba y saturando el arco cromático.

La muestra comprime las seis décadas de dedicación al arte del estadounidense —nació en el estado de Virginia, destacó como alumno de Arte, recibió una beca de un museo local que le permitió costearse un viaje por África y Europa e hizo la mili en el Ejército de los EE UU como experto en encriptación de mensajes—.

Rafael, Ovidio, Mallarmé, Rilke...

Aparecen desde los cuadros de fondo blanco de las primeras décadas, garabateados y manchados con sutileza, hasta otras piezas donde pueden adivinarse las influencias de pintores como Rafael y Poussin, y, sobre todo, de escritores y poetas —desde el clásico Ovidio al simbolista Mallarmé, pasando por Rilke y Keats—.

El curator califica a Towbly como "hombre discreto, por no decir secreto", pero lo suficientemente dandi como para dejarse retratar por grandes fotógrafos como Horst P. Horst y Sally Mann, de quien era amigo casi desde la infancia. "Jamás perdió un ápice de su fuerza, incluso en los últimos años", añade Storsve, para quien este artista que perseguía el grado cero de la pintura, la verdad última y esencial, "une la cultura estadounidense de la posguerra (...) y la cultura mediterránea que Cy Twombly descubre aún joven y que hace suya".

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