La capacidad de la justicia estadounidense para aceptar demandas es casi ilimitada, al menos así parece demostrarlo la batalla judicial que mantienen la actriz Sofía Vergara y su exnovio, el empresario Nick Loeb.
Ambos crearon dos embriones femeninos (con óvulos de Vergara y esperma de Loeb) mientras eran pareja y mediante fertilización in vitro fueron fecundados. La intención era implantarlos en una madre subrogada para adoptarlos posteriormente.
Ahora, después de casi tres años, Nick Loeb ha incluido a esos embriones, que tienen nombre, Emma e Isabella, como demandantes en una reclamación judicial contra su expareja.
La demanda dice que como no se les ha permitido nacer han sido privados (o privadas, pues la demanda es con el femenino de los nombres de los embriones) de recibir un fideicomiso acordado que se creó para ellas y que debería cubrir los gastos de su educación y sus cuidados médicos.
Nick Loeb reclama la custodia de esos dos embriones, que están congelados en una clínica de Beverly Hills, para cumplir con el objetivo de implantarlos en una mujer y que nazcan. Sin embargo, hay un contrato que dice que la decisión de implantar los embriones en una madre de alquiler debía tomarse de mutuo acuerdo.
La postura de la actriz es la de dejar los embriones congelados "indefinidamente". En el acuerdo que ambos firmaron se recogía que serían destruidos en el caso de fallecimiento de uno de los dos.
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