Luz Gabás: "Ninguna mujer de mis libros parecerá estúpida"

  • "Siempre quieres que gane la pasión como lector y como autor", dice al autora de 'Palmeras en la nieve', que acaba de publicar 'Como fuego en el hielo' (Planeta).
  • " Las novelas son como los hijos, todos cuestan mucho".
  • "Cuesta mucho revisar lo escrito, porque hay que ser despiadado: hay que cortar y quitar, no puedes engañarte".
Luz Gabás
Luz Gabás
RUBÉN VICENTE
Luz Gabás

Nada de vida típica de escritora torturada ni de editoriales que cierran sus puertas ni veinte libros guardados con sus noes en el ordenador. La historia de Luz Gabás es la contraria: a los 40 años decide que ya es hora de escribir una novela y sin previos escritos le sale Palmeras en la nieve (2012), que no solo se convierte en un éxito absoluto de ventas sino que llega al cine en 2015 con el favor y fervor del público. Tras publicar Regreso a tu piel, otro triunfo, vuelve la que fue alcaldesa de Benasque hasta 2015 con Como fuego en el hielo (Planeta).

¿Interfirió la película?

No, el cine me ocupó un mes por la promoción, y el resto del tiempo estaba en mi casa haciendo mi trabajo.

Porque escribir es un trabajo, aunque no acabe de tomarse siempre como tal...

Es que si no te pones horarios de oficina no sale. Y yo soy muy disciplinada.

¿Cómo surge esta historia?

Quería hablar de las decisiones y de ese hilo tiré.

¿Diría que lo que más nos cambia la vida son decisiones que parecían poco importantes?

No podemos decidir ajenos a nuestras circunstancias. Y es lo que digo en la novela. No juegas con la misma baraja.

¿Lo qué más ha disfrutado escribiendo?

Es una novela de sentimientos y me ha gustado desarrollarlos, también el contexto histórico, que me sirve para aprender. Me he ido al XIX y había olvidado muchas cosas de ese siglo. Disfruto mucho metiéndome en los personajes y en qué haría yo, y mi corazón me dice una cosa y la razón, otra.

¿En sus personajes qué gana: corazón o razón?

De todo, es la eterna lucha.

¿Se pelea mucho?

Claro, siempre quieres que gane la pasión como lector y como autor. Pero no siempre es posible. Tiene que ser verosímiles. Tiene que quedar todo muy hilvanado. Es que muy cansado escribir una novela (risas). Y también depende del género.

¿Es la carpintería lo que más le cuesta? ¿O ya menos?

Cuesta igual. No tengo la sensación de que me haya costado menos. Las novelas son como los hijos, todos cuestan mucho. Lo que más me cuesta es la ambientación, la sala en la que están comiendo, por ejemplo. Cuesta también mucho revisar, porque hay que ser despiadado. Y si te engañas mal, hay que cortar y quitar. Corrijo hasta que nada me chirría. De hecho, cada novela la he reescrito cuatro o cinco veces.

¿Lo que más le sorprende de la respuesta de la gente?

Que la gente es muy apasionada y cómo defienden historias que les han gustado.

¿Lo imaginó alguna vez? ¿Se vio así?

No. Cuando eres joven piensas: ay, me encantaría ser escritor, pero desconocía completamente lo que era. Hasta que me lancé, porque hay que lanzarse, como con un negocio. No sabes cómo saldrá.

Sí, pero no está a pie de calle... Y habrá días de borrarlo todo..

Sí, claro, hay días que te sientes frustrado y te preguntas ¿por qué me dedico a esto?

Cuando decidió lanzarse, ¿qué edad tenía?

Unos 40 años, ya había pasado esa barrera de o lo hago ahora o nunca.

¿Tuvo que ver?

Se dieron las circunstancias emocionales y vitales: o me lanzaba o no me lanzaba. Son decisiones que ya no puedes retrasar mucho.

¿Tenía otras novelas escritas?

No, ninguna, ojalá tuviera en el cajón. Yo me senté y escribí Palmeras en la nieve.

¿Ni relatos?

No, ningún texto. La decisión era escribir una novela, esa novela. Llevaba años pensando en escenas, personajes, pero no tenía tiempo.

No es lo habitual..

No, ojalá ya tuviera varias escritas en el cajón y pudiera tirar de ellas.

¿Se puede leer?

Sí, y me encanta. Yo cuando está terminada, no tocaría ni una coma. Es un placer y disfruto como una lectora más.

¿Escribe lo que le gustaría leer o lo que el gustaría que le pasara?

En todas las novelas liberamos ese yo oculto y misterioso, y muchas sombras. Y tiene algo de catarsis, sobre todo hoy, que es peligroso decir siempre la verdad. Es un placer poder contarlo en una novela y que nadie te replique.  El poder que te da escribir lo que te da la gana es catártico, porque la vida no es así.

¿Los hombres la leen a escondidas? Como si sus obras fueran literatura para mujeres...

Yo defiendo que la literatura no tiene sexo, me da igual si son hombres o mujeres. Una persona compra un libro que ha escrito otra persona. Y tengo lectores hombres. Huyo de esas etiquetas, leer depende de la personalidad no de si es hombre o mujer. Y yo no puedo elegir quién me lee.

¿El reto que más temor le inspira, escribir sobre..?

Me cuesta y no valdría para policíaca por la forma y tema.

¿Lo lee?

Me cansa, pero hay autores muy buenos.

¿Ha tenido algún problema por haber sido alcaldesa de Benasque por el PP?

Es que la cultura tiene que estar por encima de la política, porque si no, nos perderemos muchos punto de vista y seríamos solo una masa.

¿Hay crítica, aviso, en sus obras?

En las tres. Y hay mucha política, mucho del XIX me recuerda mucho a hoy. Pero sin dar lecciones, no me gusta ser dogmática.

¿Escribiría una ficción de la actualidad política?

Eso sí. Creo que no lo haré, pero sabría, lo que pasa es que me faltaría mucho amor.

¿Cómo fue ver Palmeras en la nieve en el cine?

Una mezcla extraña. Pero también muy emocionante. Estaba un poco mareada cuando acabó al proyección. Y mucha gente se han acercado a la novela por la película. El cine tiene mucho poder. Es muy cómodo, lo entiendo. Y me gusta.

¿Se ha censurado por pudor?

Sí, me censuro sobre todo en las escenas de amor; no traspaso ciertos límites.

¿Hay algo que se haya negado que tengan sus mujeres?

Ninguna mujer de mis libros parecerá estúpida. Serán diferentes, pero serán mujeres.

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