Tienes que desconectar: tres destinos en España, Portugal y Francia para lograrlo

Nos cuesta desconectar. Dicen los estudios que el 28% de los trabajadores españoles no desconecta del trabajo cuando está de vacaciones. Tal vez muchos de ellos no eligieron bien su lugar de descanso. Antes de que llegue el verano, quien más quien menos intentará hacer una escapada coincidiendo con algún puente o con las vacaciones de Semana Santa. Y hay que saber escoger… para desconectar.

Hay muchas posibilidades, muchos viajes. Aquí sugerimos tres destinos, a modo de ejemplo; tres lugares en los que esconderse del mundanal ruido y desconectar. Los tres están cerca: uno en España, otro en Portugal y el tercero en Francia.

Ainsa (España)

Este pequeño municipio de la provincia de Huesca se ha ganado a pulso aparecer en la lista de los pueblos más bonitos de España. Por las calles de este enclave montañoso han pasado celtas, romanos, musulmanes y cristianos que han a portado a su patrimonio una diversidad y riquezas únicas que convierten el paseo por esta villa pirenaica en una especie de viaje en el tiempo.

La plaza mayor es su elemento más característico, pero además se pueden visitar monumentos como la iglesia de Santa María, datada del siglo XII y declarada Monumento Nacional, la casa Bielsa, el castillo de la villa o las fachadas de la casa Arnal. Su localización hace de Ainsa un punto fantástico para hacer caminatas o rutas en bicicleta.

Piódão (Portugal)

La pequeña aldea portuguesa de Piódão, en el distrito de Coimbra, es un destino único que destaca por su belleza y gran respeto por la naturaleza. La localidad, que ha sido construida cuidadosamente para que parezca plenamente integrada en el medio natural, apenas tiene unos pocos centenares de habitantes y en ella la desconexión está garantizada. Su difícil acceso, que ha hecho que a pesar del paso del tiempo la aldea conserve su mágico toque medieval, se encarga de esto.

Piódão fue construida en la ladera sur de la Sierra do Açor por sus propios habitantes, cuando estos se vieron obligados a dejar atrás la ubicación de su antiguo pueblo. Desplazados de su tierra, se asentaron en lo que ahora es un paisaje protegido que bien merece ser descubierto por los amantes del medio rural. Aquí, podemos hacer rutas de montaña, disfrutar de agradables paseos y comidas y no pueden dejar de visitar monumentos como el museo local, la capilla de São Pedro y la iglesia Matriz.

Colmar (Francia)

Esta pintoresca ciudad de la región de Alsacia alberga en su interior unas sorprendentes calles repletas de fachadas coloridas y abundante decoración floral que inundan de energía positiva a sus vecinos y a sus visitantes. La Pequeña Venecia es su barrio más emblemático. Esta zona, que debe su nombre a la mítica ciudad italiana por tener las casas alineadas al lado del pequeño canal que la recorre, es una de las más románticas de la ciudad.

Merece la pena dar un paseo en barca y recorrer el canal para apreciar la belleza de las casas de madera que lo rodean, el muelle de la Poissonnerie y los pequeños puentes adornados con flores que se cruzan en su camino. Además, si se visita Colmar es imprescindible dejarse caer por los viñedos que la rodean, de los que se puede disfruta plenamente si se sigue la ruta de los viñedos de Alsacia.