La Policía cree que el yerno de la viuda del expresidente de la CAM la mató por ambición e intrigas

El expresidente de la CAM ya fallecido, Vicente Sala, y su mujer, María del Carmen Martínez, asesinada presuntamente por uno de sus yernos.
El expresidente de la CAM ya fallecido, Vicente Sala, y su mujer, María del Carmen Martínez, asesinada presuntamente por uno de sus yernos.
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El expresidente de la CAM ya fallecido, Vicente Sala, y su mujer, María del Carmen Martínez, asesinada presuntamente por uno de sus yernos.

Ni sicarios latinoamericanos ni ajustes de cuentas por negocios turbios o fracasados. Todo apunta a que la muerte de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) Vicente Salas, tiene un móvil mucho más cercano y doméstico.

La mujer, de 72 años, murió dentro de su coche el pasado mes de diciembre tras recibir dos impactos de bala. Fue a bocajarro y no pudo defenderse. Estaba en uno de los concesionarios de coches propiedad de esta saga familiar, una de las más adineradas de la provincia de Alicante con negocios químicos, inmobiliarios y de automoción.

Desde el primer momento la Policía barajó un posible móvil: un asesinato encargado a un sicario sudamericano. Quizá por un chantaje frustrado o un secuestro fallido, ya que la familia tiene empresas en este continente. Pero los agentes no descartaron en ningún momento un móvil real y tan antiguo como el mundo: las desavenencias familiares.

Dos meses después de su muerte, la investigación dio este miércoles un giro radical al detener la Policía a uno de sus yernos, Miguel López, el marido de su hija pequeña. Los agentes han confirmado que el arrestado tiene licencia de armas y practicaba el tiro olímpico. Además, el lugar elegido para el crimen carece de cámaras de seguridad, un dato que previsiblemente conocía el asesino, por lo que lo eligió.

La autopsia de la víctima reveló que los dos impactos de bala que acabaron con su vida fueron perpetrados cuando estaba sentada al volante, incapaz de defenderse y en un sitio sin vigilancia y con pocos trabajadores. Aunque en el concesionario había empleados, nadie escuhó las detonaciones.

¿Por qué mató a su suegra?

Los agentes tratan de encajar todas las piezas de un puzzle que, cada vez más, apunta a las desavenencias familiares, las envidias, las rencillas y la ambición desmedida por hacerse con el patrimonio familiar. El patriarca y banquero, Vicente Sala, había fallecido unos años antes por enfermedad. Solo su viuda, ahora asesinada, tenía la última palabra sobre la herencia. Un escenario en el que los investigadores ya tienen claro que:

Herederos: La fallecida tenía cuatro hijos, un varón y tres mujeres que están enemistados y enfrentados judicialmente en los tribunales.

Administrador único: Según el diario Información, unos meses antes de ser asesinada, haciendo uso de la acción de oro que le legó su marido, la matriarca logró cambiar el órgano de administración del entramado empresarial familiar: de un consejo de administración en el que todos los miembros de la familia tenían representación (como se había venido funcionando desde la muerte del expresidente de la CAM Vicente Sala), se pasó a un administrador único, cargo que desde entonces ocupa Vicente Sala Martínez.

A los tribunales: Las tres hermanas (que forman una piña) decidieron acudir a los tribunales para defender sus intereses económicos y empresariales. En ese momento el conflicto familiar latente hasta ahora explotó dividiendo a la familia en dos. Por un lado, la matriarca y su hijo. Por el otro, sus hijas y sus respectivos yernos.

Visita al notario: La Policía Nacional cree que este fue el detonante del crimen. La fallecida tenía concertada una visita al notario para pocos días después de su fallecimiento, a la que evidentemente no pudo acudir. Al parecer, había tomado la decisión -según las primeras investigaciones- de ceder todo el poder patrimonial a su único hijo varón, lo que suponía que sus otras tres hijas perderían el control de las empresas familiares. De esa manera podría controlar el imperio Sala-Martínez y evitar que sus hijas lograran los dividendos que hasta ahora percibían.

Adiós a una vida de lujo: Si la viuda del banquero hubiera llegado a materializar sus intenciones, sus tres hija (María Antonia, María del Mar y Eva) hubieran visto seriamente disminuido su poder adquisitivo y el de sus familias.

Desheredadas: Aunque la víctima no pudo materializar sus intenciones, la lectura del testamento no dejó lugar a dudas sobre sus sentimientos. Legó a sus tres hijas la legítima (la parte a la que estaba obligada por ley) y todo lo demás (la mejora y la libre disposición) a su único hijo varón. Tratándose de un imperio económico, en la práctica esto es como haberlas desheredado.

Hasta aquí, las evidencias con las que hasta ahora y por el momento cuenta la Policía, que tiene aún cabos sueltos. Los agentes tienen que dilucidar ahora si el presunto asesino de María del Carmen actuó solo. ¿Había más complices? ¿Estaban las hijas al tanto de los planes? ¿Quería realmente matarla o se le fue de las manos?

¿Por qué no contrataron a un profesional para el crimen, lo que hubiera ampliado la búsqueda? ¿Creían que no iba a levantar sospechas? ¿Qué planeaban hacer con el administrador único? Estas son algunas de las cuestiones a las que los agentes se afanan ahora por dar respuesta.

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