La conexión con Putin pone en jaque al gobierno de Trump

Mural en una calle de Lituania con Donald Trump y Vladimir Putin compartiendo humo.
Mural en una calle de Lituania con Donald Trump y Vladimir Putin compartiendo humo.
Mural de Trump y Putin
Mural en una calle de Lituania con Donald Trump y Vladimir Putin compartiendo humo.

Cuando aún no se ha cumplido un mes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de EE UU, su afinidad con el presidente ruso, Vladimir Putin, y las sospechosas relaciones de su equipo con el Kremlin le están trayendo al recién estrenado mandatario algo más que un dolor de cabeza.  Estos son los episodios más destacados:

Contactos con el espionaje ruso: El último escándalo que ha sacudido al presidente y su entorno lo ha destapado este miércoles The New York Times. Según cuatro fuentes anónimas de la Administración, colaboradores de su campaña electoral muy próximos y otros asesores mantuvieron "reiterados contactos" con agentes de inteligencia y altos funcionarios rusos durante el año previo a las elecciones presidenciales.

Según el Times, las fuerzas de seguridad y de inteligencia interceptaron las comunicaciones dentro de la investigación sobre el ciberespionaje durante las elecciones de EE UU, que Rusia ha negado en todo momento. Estas fuentes hablan de registros telefónicos y llamadas interceptadas, aunque no han revelado el contenido de las mismas. Uno de los asistentes de Trump que habría participado en esas conversaciones fue el jefe de campaña, Paul Manafort, que precisamente acabó dimitiendo este verano porque había asesorado al presidente prorruso de Ucrania, Víktor Yanukóvich.

Trump, por su parte, lo negó todo ayer vía Twitter, donde dijo que la información es  "un intento de encubrir los muchos errores cometidos por la campaña perdedora de Hillary Clinton". También Manafort negó  ayer la información publicada por el NYTimes.

Dimisión del consejero de seguridad nacional: El escándalo sobre estas conversaciones llega dos días después de la dimisión del consejero de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn, tras saberse que mintió al vicepresidente de EE UU, Mike Pence, sobre sus contactos con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak.

Flyn, un general islamófobo y afín a Rusia que ha asesorado a Trump durante la campaña, mantuvo conversaciones con   Kislyak durante el periodo de transición entre el Gobierno del expresidente Barack Obama y el actual, e incluso antes de las  presidenciales del 8 de noviembre.

Algunas de esas llamadas fueron interceptadas por el FBI y, según las transcripciones, Flynn y el embajador ruso hablaron de las sanciones contra el Kremlin que Obama impuso antes de dejar la Casa Blanca como represalia por la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses, algo para lo que no estaba autorizado.

Pence preguntó a Flynn por este extremo, algo que él negó,  lo que le llevó a defenderlo ante la prensa. Para más inri, se ha sabido que el propio Trump había sido informado de la verdad dos semanas antes por el Departamento de Justicia, pero no dijo nada a Pence, según publicó  The Washington Post. Incapaz de controlar el escándalo tras conocerse la mentira al vicepresidente, Trump se vio obligado a presionar a Flynn para que dimitiese y en EE UU ya se habla de crisis de Gobierno.

Un misil crucero: El martes, en plena polémica por el caso Flynn, se supo que Rusia había activado en secreto un misil de crucero pese a que EE UU considera que supone una violación de un tratado sobre control de armas firmado por ambos países hace tres décadas, y pese a que en su campaña y sus semanas como presidente Trump no ha escondido su admiración por Putin y su deseo de establecer vínculos más cercanos con Rusia.

El dosier comprometido: El pasado enero, el portal BuzzFeed News y varios medios estadounidenses publicaron un documento compilado por Christopher Steele, un exagente de inteligencia británico y experto en Rusia, que sostenía que Moscú tenía información comprometedora sobre Trump.

Tanto, que este podría ser víctima de un intento de chantaje en el futuro. La información hacía referencia a una supuesta filmación de Trump con prostitutas en un hotel de Moscú.

El canal CNN reveló que tanto Trump como el entonces presidente Obama habían sido informados por agentes de inteligencia sobre la existencia del documento. Trump afirmó que todo era falso.

Ciberespionaje electoral: Es el escándalo que marcó la recta final de la campaña electoral americana y del mandato de Obama, y del que se han derivado las investigaciones posteriores. Los servicios de inteligencia de EE UU acusaron formalmente a Putin de estar detrás de una trama para interferir en los comicios en favor de Trump.

En concreto, le acusan del hackear los ordenadores del equipo de Clinton y robar correos que luego fueron difundidos por Wikileaks. Estos mails dejaban mal a los demócratas: mostraban que la dirección del partido favorecía a Clinton frente a su rival, Bernie Sanders, durante las primarias, o ponían de relieve la proximidad de la candidata con Wall Street, uno de los lastres electorales de la exsecretaria de Estado.

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