Sara Baras: "No sé ni en qué creo, pero en este montaje los maestros están presentes y se les siente"

  • "Quiero ir un poco más despacio, vivir en el presente", dice la bailaora que ha subido al escenario del Nuevo Apolo su espectáculo 'Voces'.
  • "Este montaje nace de una bofetada sin manos que te da la vida y no te esperas".
  • "Si hubiera tenido que hacer llorando este espectáculo, lo habría hecho".
La bailaora y coreógrafa Sara Baras durante una entrevista con 20minutos.
La bailaora y coreógrafa Sara Baras durante una entrevista con 20minutos.
JORGE PARÍS
La bailaora y coreógrafa Sara Baras durante una entrevista con 20minutos.

La bailaora sube al madrileño Nuevo Apolo el espectáculo Voces, tras recorrer medio mundo y en cada uno de los lugares, por diferentes que fueran, el éxito ha sido rotundo.

Sara Baras ha querido rendir tributo a los grandes del flamenco, desde Paco de Lucía hasta Camarón. Y a la luz del aplauso constante que obtiene, parece que con todo el tino que era posible.

¿Le resultó muy difícil dejar figuras fuera? Porque todos no caben...

No podemos hacer un espectáculo que dure tres días, aunque también, estaría bien, ya me gustaría. Así que nos dejamos algunos fuera, íbamos diciendo que sea una influencia directa profesional y personal, y eso acotaba. Yo he conocido de cerca de todos estos menos Carmen Amaya, así que no solo esa influencia por el arte sino por sus consejos y cercanía. Eso hacía que la lista fuera acortándose. Porque con la inicial habríamos estado tres días.

A lo mejor hasta podría hacerlo...

Sí, porque por agradecer que no quede.  Hay que agradecer a los maestros.

¿Le parece que en la vida agradecemos poco?

Habría que agradecer más, y decir más veces te quiero y mostrar más los sentimientos. Hay que agradecer más, y no cuando se nos van, antes. A mí es que me gusta, yo adoro a mis maestros. La primera es mi madre. No he parado de agradecerle nunca. Le debo todo. Siempre me parece poco.

Cuesta, no estamos muy educados para ello...

Agradezco a mis padres eso, porque nos han educado muy bien en ese sentido. Todos intentamos ser respetuosos y que no se nos olvide la gente que nos ayuda. Eso es lo que mis padres me han enseñado desde niña.

¿El consejo profesional y personal que más valor ha tenido?

No olvidarme de dónde vengo. Camarón decía cuando era muy niña: no pares de aprender pero no te olvides nunca de donde vienes.

¿Y de dónde viene?

De mi familia, de mi tierra, de mis principios. Otro consejo muy importante de mis maestros fue que me enseñaran la entrega total al trabajo para llegar a un nivel técnico suficiente y entonces ya puedas dejarte llevar. Y eso, nosotros tratamos de transmitírselo a las nuevas generaciones. Ellos no han conocido a Antonio Gades, por ejemplo, así que intentamos que les llegue todo eso que no han visto y nosotros, sí.

Se lo debe a su madre, que era casi opuesta a su padre, que es coronel... ¿Cómo se vivía eso?

La unión de esa disciplina y entrega y rectitud de mi padre con la improvisación, la gracia, naturalidad y espontaneidad de mi madre. Soy la única que ha seguido sus pasos, y somos cuatro hermanos. Y mi madre nunca se ha subido a un escenario, siempre ha sido maestra.

¿Cómo le ha acompañado?

El apoyo de mi madre es lo más importante, no solo porque me enseñó a amar el arte sino porque ella me enseñó a bailar y la vida. Bailar no es un trabajo, esto es una forma de vida, el flamenco es una forma de vida y ella me enseñó a amar esta vida, por supuesto con el sacrificio y la honestidad que requiere y con esa pasión que ella siente por el arte en general.

¿Ha ganado usted en honestidad? ¿Es más capaz de ser más sincera?

Ahora es uno de los momentos donde la sinceridad es más importante en mi vida. Yo antes habría sido incapaz de bailar un maestro. La madurez te da la posibilidad de ser sincera y mostrar la voz propia. Ya es el momento de sacar quien eres. Soy así, esto es lo que tengo y lo comparto. Esa sinceridad en el escenario no sabes cuándo te llega. Llevo toda la vida bailando y de repente dices: ahora soy capaz de decir quién soy bailando. Esto es lo que soy, y esta es mi voz. Y es importante porque uno a veces sabe lo que no quiere pero no realmente lo que quiere.

Y va uno desorientado...

Sí. La maternidad para mí me ha colocado la escala de valores y me ha ayudado muchísimo. Tenía que pasar todo esto para llegar aquí. Quiero bailar como al principio, con la misma ilusión, pero quiero disfrutar y transmitírselo así a mi hijo.

Tras ser madre ¿se resintió su forma física?

Yo pensé: igual tendré que aprender a bailar con menos agilidad o igual no tendré tanta fuerza. Pero luego me dije: mi corazón nunca ha estado tan lleno en mi vida y eso es el baile. Así que además de haber sido madre me siento más fuerte.

¿Había dejado de bailar alguna vez antes del embarazo?

No, yo no he conocido mi vida sin baile desde niña. Nunca había parado. Hasta que el médico me dijo que parara. He pasado un embarazo sin presión, en el mar, todo el día tranquila. Ha sido una lección importante porque al parar lo ves todo desde fuera, y eso te enseña mucho. He entregado mi alma entera al baile, pero al parar me di cuenta de que vas tan rápido que no siempre te enteras de todo. Ahora yo quiero ir un poco más despacio, vivir en el presente. Y no me quiero perder a mi hijo, quiero compaginarlo.

Este espectáculo nace de un momento duro...

De una bofetada sin manos que te da la vida y no te esperas, porque es al pérdida de un genio pero también de tu amigo. Cuando se fue Paco no quería escuchar la guitarra y estuve un tiempo sin escucharla, pero ¿cómo bailo sin guitarra?

Y sin embargo ha podido hacer un montaje alegre...

Sí, pero si lo hubiera tenido que hacer llorando lo habría hecho. Lo que pasa es que los maestros le han dado la vuelta. Han sido ellos. Vuelvo a sentirlos y lo hago con alegría.

Fuera de España, ¿dónde tenía más temor?

Lo que me ha sorprendido ha sido descubrir cómo cuando se escucha la voz de Paco de Lucía hay un respeto que parece que estás aquí. En Hong Kong, Estambul, es igual, en todos los sitios la respuesta es bestial. Y vuelves con un orgullo enorme, ¿cómo han llegado estos maestros a gente tan distinta del mundo entero?

Si dentro de cien años hicieran un espectáculo como este de homenaje a maestros y a usted le rindieran tributo, ¿qué le gustaría que sacaran de usted?

La buena energía. Si alguien quiere dedicarme algo, espero poder transmitirle algo bueno. No sé ni en qué creo, pero nuestros maestros están en este espectáculo. Se les siente.

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