La pólvora, todo un arte en la fiesta de las Fallas de València

Un pirotécnico es una mascletá en València.
Un pirotécnico es una mascletá en València.
EFE
Un pirotécnico es una mascletá en València.

Pocos pueblos le han dado un uso tan artístico a la pólvora como lo ha hecho el valenciano. Esa es la razón de que muchas de las empresas punteras a nivel mundial en materia pirotécnica sean valencianas. Desde que a finales del siglo XIX emergieran figuras que harían de la pólvora un arte, como Vicente Caballer y Luis Brunchú, resulta difícil disociar el oficio de pirotécnico de la fiesta de las Fallas.

Y eso que, según Josep Vicent Frechina, investigador en cultura popular, "el maridaje definitivo entre Fallas y pirotecnia no se produce hasta el siglo XX, cuando esta fiesta ya se ha convertido en algo consolidado en València".

Las primeras noticias de usos pirotécnicos en Fallas no eran más que el propio mecanismo para encender los ninots en la cremà, mientras que ya en el primer tercio del siglo XX se disparaban tres o cuatro mascletás oficiales en la Plaza del Ayuntamiento.

Con el paso de los años, estos espectáculos se han ido enriqueciendo hasta llegar a la situación actual, en la que el mundo digital ha desembarcado definitivamente en los disparos.

El año anterior, 1.500 kilos de pólvora se utilizaron para la Nit del Foc, que corrió a cargo de la pirotecnia valenciana Europla.

Pero la pirotecnia también está en las calles. El uso doméstico de los petardos es algo intrínseco a la fiesta fallera, de ahí que el presidente de Piroval (Asociación de Fabricantes Pirotécnicos de la Comunitat Valenciana), Guillermo Rodríguez-Bronchú, haga un llamamiento a la prudencia y recalque "la importancia de mirar el etiquetado de los petardos y respetar las normas de uso, especialmente entre la población infantil".

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