Al menos 35 niñas murieron y decenas resultaron heridas por un incendio que se registró este miércoles en un centro de menores de Guatemala. Supuestamente las menores heridas y fallecidas habrían elegido ese día, Día Internacional de la Mujer, para protestar por los abusos sexuales y físicos que sufren en el hogar. El jueves, 19 niñas permanecían ingresadas.

En el refugio, ubicado en el municipio capitalino de San José Pinula, hay internados 748 menores, aunque su capacidad es de 400, y entre ellos además de pequeños huérfanos o víctimas de violencia también están recluidos algunos acusados de pertenecer a pandillas o de delitos criminales, según denunciaron los familiares. Hasta 200 de los menores tenían discapacidades.

La casa hogar de menores ha estado envuelto en polémica desde el año pasado. Al menos 47 jóvenes se fugaron entonces, lo que llevó a la Secretaría de la Presidencia encargada de la guardia y custodia a destituir en su momento al director. Las autoridades investigan desde entonces los hechos y una jueza decretó el cierre paulatino del centro, motivo que llevó a dos magistradas de la Corte Suprema de Justicia, entre ellas la expresidenta del organismo Silvia Patricia Valdés, a personarse en en lugar para verificar la situación.

El Gobierno de Guatemala ha ordenado la destitución del director del centro y decretó tres días de luto, motivo por el que la bandera del país ondea a media hasta desde la Plaza de la Constitución.

Varias entidades de Naciones Unidas han pedido a Guatemala dar una respuesta inmediata por la tragedia  y expresaron su repulsa por este hecho. "Urge asegurar protocolos de protección de la infancia", dijo la ONU, quien recordó que los menores ubicados en este refugio estaban recluidos por haber sufrido traumas psicológicos o haber sido víctimas de violencia o abandono.

Por su parte, Unicef mostró su "repudio" por los hechos y recordó que los menores debían ser protegidos.

Aunque las trabajadoras del sector de mujeres intentaron apagar las llamas con varios extintores, el fuego se propagó rápidamente. Uno de los jóvenes que salió, Daniel, de 16 años, contó a periodistas entre sollozos que las niñas fallecidas estaban encerradas en una escuela bajo llave. El pequeño, acompañado de algunos familiares, señaló que las autoridades "no las ayudaron", que tardaron mucho en reaccionar y que no les dejaron entrar para socorrerlas. "Se quedaron parados. Las conocíamos. Nosotros queríamos ayudar pero no nos dejaron", dijo antes de abrazarse con su familia.

Un grupo de mujeres comentó los testimonios que en su día contaban los pequeños y aseguran que son "golpeados" y violados": "No son criminales ni animales. Son niños, son personas, son adolescentes", grita una de ellas.

Otra la completa: "La comida es más mierda. Todo es un desastre. Aquí los tratan peor que uno. Si mi hijo era un rebelde ahora con cholos (pandilleros) peor. Aquí no los cuidan nada".

Decenas de policías, bomberos, miembros de la Coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred) y la Cruz Roja, entre otros, se encuentran en el lugar, al que se prohíbe el acceso a la prensa, que se amontona en los alrededores y algunos de los cuerpos han empezado a salir.