La ONU denuncia que detrás de los ataques a albinos en África hay "gente muy poderosa"

  • La experta independiente Ikponwosa Ero asegura se pagan "miles de dólares" por los miembros mutilados de estas personas, a los que se atribuyen poderes.
  • Gracias a su familia, ella pensó que "era como todo el mundo". "Fue la sociedad la que me enseñó que tenía albinismo, y no de la forma más amable", recuerda.
  • Desde el año 2000 se han registrado al menos 505 ataques de distinta naturaleza en los que han muerto 187 albinos, sobre todo en Tanzania, Burundi y el Congo.
La experta independiente de la ONU para los derechos de las personas con albinismo, Ikponwosa Ero (izq), junto a la activista de este colectivo, Jayne Waithera.
La experta independiente de la ONU para los derechos de las personas con albinismo, Ikponwosa Ero (izq), junto a la activista de este colectivo, Jayne Waithera.
ONU / EFE
La experta independiente de la ONU para los derechos de las personas con albinismo, Ikponwosa Ero (izq), junto a la activista de este colectivo, Jayne Waithera.

Detrás de la escalada de ataques contra los albinos registrada en países africanos durante las dos últimas décadas hay "gente poderosa y con dinero", como políticos o empresarios, ha asegurado la experta independiente de la ONU para los derechos de las personas con albinismo, Ikponwosa Ero.

Solo dirigentes que aspiran a ganar elecciones o magnates que buscan aumentar su fortuna personal tienen recursos suficientes para pagar los "miles de dólares" que cuesta adquirir miembros mutilados de albinos, a los que se atribuyen poderes mágicos, argumenta Ero en una entrevista con Efe.

La primera representante en la historia de la ONU para esta causa, una nigeriana víctima de la discriminación hacia los albinos en esta parte del mundo, se ha propuesto convertir en objetivo mundial la protección de esta comunidad, "que se ha quedado por detrás de los últimos en la agenda de desarrollo".

La vocación le vino dada por esta condición genética, que es más común en África Subsahariana que en cualquier otra región del mundo, y hace que la piel, ojos y pelo produzcan menos melanina de lo normal, rasgos que en el seno de su familia nunca le hicieron sentirse diferente.

"Crecí con mi familia y no tenía ni idea —de que era albina—. Me querían y castigaban como a mis hermanos, así que pensaba que era como todo el mundo. Fue cuando salí ahí fuera cuando la sociedad me enseñó que tenía albinismo, y no de la forma más amable", confiesa.

Un día, la aplicada IK, como llaman a Ero en su casa, ya no quería ir al colegio: "Volvía a casa llorando, me insultaban y todo el mundo bailaba a mi alrededor cantando 'albino, albino'".

Su carrera educativa, no obstante, se enderezó pronto, pero hasta el 45% de los niños con albinismo se ven obligados a dejar la escuela por las continuas vejaciones en algunos países africanos.

Más inquietante resulta que la esperanza de vida de estas personas no supere los 40 años en la región, y que exista la creencia popular de que no mueren porque, simplemente, suelen desaparecer.

Mutilaciones, violaciones, secuestros...

IK es consciente de que ha sido una "privilegiada" ajena a la aterradora realidad de la mayoría de albinos africanos: "Muchos son abandonados por sus padres o criados por mujeres solteras".

Cuando a los 15 años se mudó con su familia a Canadá, donde después se convertiría en abogada, comenzó a pensar en que debía ayudar a gente como ella, aunque el empujón definitivo fue la cascada de noticias sobre ataques contra albinos que empezaron a conocerse en torno al año 2000.

Desde entonces se han registrado al menos 505 ataques de distinta naturaleza en los que han muerto 187 personas, sobre todo en Tanzania (76 asesinatos), Burundi (21) y la República Democrática del Congo (14), según datos de la ONG Under the Same Sun.

Estos asaltos (mutilaciones, violaciones, secuestros o profanación de sus tumbas) se basan en un sistema de creencias tradicionales que rara vez se cuestiona: se les considera fantasmas e incluso malditos o, por contra, bendecidos con poderes mágicos.

Esta última presunción ha disparado el número de ataques a albinos para mutilarlos y usar partes de su cuerpo en rituales de brujería, sobre todo en varios países del este y sur de África —entre ellos Malawi— involucrados en el tráfico humano transfronterizo de estos miembros, con Tanzania a la cabeza.

La experta de la ONU sostiene que este abyecto comercio se sustenta en una "cadena de mando" en la que se involucran personas de todos los estratos sociales, liderada por jefes que rara vez son cazados y que reclaman estas partes del cuerpo como trofeos.

"Nadie ha logrado coger a ningún autor intelectual hasta la fecha, solo a los directamente implicados. Pero la gente sabe que, quienquiera que esté detrás es poderoso y tiene dinero. Se necesita investigar más a nivel nacional y regional", argumenta.

La madre de IK le decía que si sus hermanos eran negros y ella no, era porque "Dios tenía un plan especial para ella". Su argumento no le convencía, pero ahora le encuentra sentido: "Desde la ONU podemos hacer ver al mundo qué es el albinismo, dejar salir la verdad, protegernos y poder tener las mismas reglas del juego".

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