Mariscal, el creador de Cobi: "No pienso pagar a los bancos, ellos han ganado mucho conmigo"

  • Presenta 'Garriguis en Madrid', una exposición que se sumerge en la movida madrileña con dibujos de Alaska, Bimba Bosé o Antonio Vega.
  • Hasta el 15 de abril en la Fiambrera Art Gallery.
Javier Mariscal presenta una nueva exposición en Madrid, 'Garriguis en Madrid'.
Javier Mariscal presenta una nueva exposición en Madrid, 'Garriguis en Madrid'.
ELENA BUENAVISTA
Javier Mariscal presenta una nueva exposición en Madrid, 'Garriguis en Madrid'.

Javier Mariscal sigue siendo, 25 años después, "el de Cobi", un trabajo para los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 que le valió fama internacional, la apertura de un estudio de diseño y hasta un par de llamadas de Rita y Camps. A sus 67 años, y después de haber experimentado la euforia de la fama y la desesperación de la ruina, presenta una exposición en Madrid que viaja en el tiempo hasta la época de mayor efervescencia de la movida madrileña. Alaska, Bimba Bosé o Antonio Vega, unos personajes de cómic que creó a principios de la década de los 70, protagonizan Garriguis en Madrid (hasta el 15 de abril en la Fiambrera Art Gallery).

¿Por qué viajamos ahora a los años 70? ¿Estamos ante el Mariscal más nostálgico, el más rockero…?

Vamos a ver, odio la nostalgia. Voy en Vespa siempre o en bicicleta, nunca he mirado para atrás y si está naranja, acelero. Vivo bastante el segundo, el momento, el ahora.

¿Qué busca o pretende demostrar con esta exposición?

Ah, yo no pretendo demostrar nada. Pero he encontrado un sistema de impresión con un papel de algodón de gran calidad. Poder ofrecer impresiones de alta calidad a un precio superpopular… Yo mismo, como público, hay algún dibujo de Mariscal que me compraría, pero no tengo dinero para comprarme un original por 3.000 o 4.000 e incluso 1.500 euros… Vamos, no se me ocurriría comprarlo. En cambio, sí que me podría comprar uno de 100, 200 o 300 euros y que tienen la misma calidad que un original. Con esta exposición quiero que el público se dé cuenta que existe esta tecnología que es fantástica.

¿Cuál es su relación con la movida madrileña?

Bueno, es una relación de haberla vivido. Recuerdo haber estado con mi amigo Ceesepe y con Pedro, éramos bastante amigos. Recuerdo una noche saliendo de un bar y ver cómo se vaciaba, todo el mundo venía detrás de nosotros…

¿Qué Pedro? ¿Almodóvar?

Sí. También con Radio Futura, con toreros muertos. Aunque vivía en Barcelona, venía a Madrid y eran como hermanos. De alguna manera, al hacer la exposición en Madrid me apetecía.

En ella, hay personas que fallecieron el año pasado. No sé si es una manera de homenajearles...

Sí, sí. Está bien recordar a gente que me ha dado alegrías, que considero que fueron muy válidos en un momento de una gran libertad. Pero, por otro lado, me parece muy interesante el momento que ahora vivimos, hay cantidad de gente que está haciendo cosas muy interesantes. He querido poner algunos ejemplos, sobre todo del rap.

¿Escucha rap?

Sí, claro. A mí me gusta mucho la buena música y hay rap buenísimo.

¿Alguno que me pueda decir?

Bueno, soy muy disléxico. La madre de mis hijos los pequeños me hizo un logotipo para acordarme de su nombre que es una 'M' y una 'O' dentro de la 'M'. Entonces lo recuerdo: Mónica. Si le digo cariño me pega. “No te acuerdas de mi nombre, tonto”, me dice. Toda mi vida he disimulado y lo he llevado bastante bien, pero hay momentos que no me sale, sobre todo cuando tienes que decirlo.

¿Qué ha aprendido a lo largo de estos años?    

Te das cuenta que está muy bien cumplir años, tienes experiencia, he tenido muchas novias y recuerdo miles de besos. De hecho, ahora me ha llamado una antigua novia mía que tenía y es como: "Guau, voy a ver a la Silvia, qué chulo". No sé, cuando tenía 20 años me habían dado menos besos y la evolución de ahora es que la caja de los besos es más grande. Es una de las cosas que siempre me gustaría morirme y que alguien hubiera al lado para decirme "oye, gracias, por la cantidad de cariño que he recibido".

¿Le da miedo la muerte?

No, me encanta saber que me voy a morir. Y a partir de los 30 años todo es ya de regalo.

¿Qué sabe de Cobi, qué es de él? ¿Sigue viviendo junto al mar en Barcelona?

Cobi se fue al cielo el día del cierre de los Juegos Olímpicos.

¿Le molesta que le sigan preguntando por esto tantos años después?

No, no me molesta nada. Es irrepetible, es un personaje que tuvo una repercusión mediática fuertísima y es imposible que otro trabajo que haya hecho en mi vida tenga esa repercusión. Si alguien me conoce por algo es por Cobi. Sobre todo si es un Guardia Municipal. Entonces le haces un Cobi y…

¿Cómo? ¿Ha evitado multas dibujando a Cobi?

Sí.

Más de una, parece.

Sí.

¿Cuánto pudo llegar a ganar con él?

Soy anumérico, entonces no lo sé. Igual fueron 800.000 pesetas o 80.000... Nunca sé poner los ceros. Era una cantidad que estaba bien pagada y creo que por ganar el concurso me pagaron un millón doscientos, un millón y medio o dos millones. Sí me dio pie a montar un estudio, a aprender muchísimo.

¿Qué pasó con el estudio?

Tuvimos que cerrar porque, de una manera muy repentina, dejó de sonar el teléfono y no había encargos vía email ni vía nada. Teníamos varios proyectos, algunos bastante grandes en Brasil y Corea. Pensaba que no podía ser, que no había trabajos. Pero la realidad fue muy dura porque iban pasando los meses y hubo un momento que ya no teníamos dinero ni para los bocadillos ni el sueldo ni nada y tuvimos que cerrar. Es una situación muy dolorosa porque éramos como una familia.

¿Le costó salir de aquella situación?

Sí, claro. Yo estoy completamente arruinado, debo mucho dinero a los bancos.

¿Y la exposición es una manera de…?

¿Pagar a los bancos? No, no pienso pagarles un duro. Ellos han ganado mucho dinero conmigo. Eso sí, no puedo tener nada a mi cuenta. Soy insolvente, pero se vive bien, no pasa nada. Además te das cuenta de que para qué quieres tantas camisas, tantos zapatos, tantas camisetas. Yo vengo de una familia de clase media muy alta.

Bajar ese nivel de vida debe costar.

Cuando me fui a Barcelona pasaba mucha hambre y era muy hippie y no teníamos un duro. Cuanto más millonario me he sentido es cuando vivíamos en Ibiza, que a veces teníamos que robar las habas a los payeses para poder comer. Sé perfectamente vivir sin nada. Voy a un bar con amigos y les digo: ‘dame la mitad del bocadillo que hace tiempo que no como nada’. Se vive bien sin dinero, no hay tanto problema. Por lo menos en una ciudad como Barcelona.

He visto que apoyó a Ada Colau junto a otros diseñadores, a través de una serie de dibujos. ¿A día de hoy sigue respaldando su gestión?

Hay una parte que me parece muy positiva, que es la parte social. Lo que le echo en falta es una visión mucho más de futuro, más internacional. Pascual Maragall sí que la tenía.

Cuando habla de una visión internacional, ¿se refiere al independentismo catalán?

No, más de apoyar una relación con Europa y tratar de crear una identidad que sea Europa.

Cuando le llamaban Rita Barberá y Francisco Camps, ¿qué les decía?

Trataba de ser lo más amable posible. Te dicen ‘deberías venir, a ver si me llamas y quedamos’… pero no sé, no es mi estilo. Nunca lo he hecho con nadie y creo que la gran mayoría de personas que conozco dicen que no les interesa. Siempre espero que los clientes me llamen y yo les soluciono los problemas. Pero ir a buscar trabajo, nunca lo he hecho.

¿Nota diferencias con el nuevo gobierno de Valencia?

Sí, sí, claro. Hay mucha alegría, se respira. El otro día pasé en avión por la noche por encima de Valencia y era impresionante la iluminación que había y piensas: ‘qué bestias’. Todo esto fue por Rita. Rita nos robó las estrellas de una manera… Valencia está iluminada casi más de noche que de día, que esto es una aberración.

¿Le han llamado del nuevo gobierno de Valencia para proponerle algo?

No.

En alguna entrevista ha dicho que se siente un fracasado.

Yo no creo que sea un caso raro, sino que la gran mayoría pensamos así. El motor que nos mueve siempre es esta frustración, este punto de fracaso.

Es su peor crítico.

Sí, pero si no eres crítico…. A mí me gusta hacerme pajas con la mano, no con los dibujos. Lo que hago no es Big Art, siempre he hecho marranadas y monigotes y cosas como de kiosko, no como de museo de Reina Sofía.

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