Def con Dos: "Es verosímil que podamos acabar en el calabozo después de un concierto"

  • El grupo publica nuevo disco, '#Trending_distopic', para reivindicar la libertad de expresión después de la reciente condena a César Strawberry.
  • "Que se criminalice el humor es propio de los estados autoritarios".
  • "Queremos dar un mensaje positivo, no hay que ceder a la política del miedo".
De izda. a dcha, César Strawberr y Samuel Barranco, miembros de Def con Dos.
De izda. a dcha, César Strawberr y Samuel Barranco, miembros de Def con Dos.
JORGE PARÍS
De izda. a dcha, César Strawberr y Samuel Barranco, miembros de Def con Dos.

Ni acusaciones, ni condenas, ni intentos de censura han podido con César Strawberry, que contesta a toda la «represión» que ha sufrido con el  nuevo disco de Def con Dos, #Trending_distopic, al que se suman nuevos miembros, como el joven Samuel Barranco.

Casi 30 años sobre los escenarios. ¿Hasta que el cuerpo aguante?

Samuel Barranco (S.M.): Yo no sé cómo lo hago, pero me mantengo joven (risas).

César Strawberry (C. S.): Samu lleva 28 años vivo, que son los que lleva en activo la banda (risas). Para el tipo de show que nos gusta dar necesitas cuidarte mucho. Tenemos que entrenar entre semana, cuidar la alimentación, no cascarte mucho en los vicios... Cuando tu prioridad es el grupo todo gira en torno a ello.

¿Cómo les afectó como artistas toda la presión judicial y la condena?

C. S.: Es un shock que te cagas, da muchísimo miedo. Me han llevado a la cárcel, me han metido en una celda, he pasado miedo a nivel personal y a nivel emocional. Cuando te pasa esto o te hundes o aguantas, y para aguantarlo hace falta centrarse mucho.

Cualquier otra persona se habría echado para atrás...

C. S.: Lo que te pide el cuerpo es ceder a la política del miedo que está imponiendo el poder. Nosotros, en vez de sucumbir al miedo, hemos decidido hacer lo que siempre hemos hecho, sacar discos  y reivindicarnos a nosotros mismos frente a esa ola de calumnias de determinados medios. Han llegado  adhesiones de gente que no tiene que ver con nosotros, como Eduardo Madina, M Clan, Iván Ferreiro… El hecho de posicionarse también supone un riesgo para ellos.

¿Temen no poder tocar en alguna ciudad por la censura de algunos partidos?

C. S.: Se ha intentado, pero no muy explícitamente porque es algo ilegal completamente, nadie puede prohibir un concierto nuestro, el grupo no ha sido condenado por nada. Recuerdo un concierto en Valladolid que contó con una manifestación de ultraderechistas en la puerta de la nave, eran como 17, un frío bajo cero... Terminaron abrigándose con la bandera de la falange, daban ganas de salir a darles un caldito.

¿Es una buena publicidad esa presión?

C. S.: Claro, tiene un efecto contrario al que persigue, te promociona  mucha gente que no te sigue tanto.

Utiliza la risa como arma en cada canción. ¿Sigue defendiendo que el humor no tiene límites?

C. S.: Dentro de esta gran ofensiva inquisitorial, que se haya querido criminalizar el humor es propio de los estados autoritarios. Es como si se quiere detener a Silvester Stallone por toda la gente que ha matado en sus películas. Darío Adanti dice que por qué el drama no tiene límites y el humor sí. La alarma social de todo esto ha provocado que se dé marcha atrás. La derogación inminente, espero, de la ley mordaza ayudará. Queremos lanzar un mensaje de esperanza, no hay que ceder a la política del miedo.

¿La libertad de expresión tiene ideología? Hace unos días defendió que el bus tránsfobo de Hazte Oír pudiera circular.

C. S.: Sorprende ese cainismo de «cuando van en contra de mí es un ataque y cuando es contra otro lo apoyo». Es sintomático de una sociedad enfermiza no permitir hablar a la gente si no te gusta lo que dice.  La sociedad tiene la piel muy fina, todo el mundo reivindica su derecho a ser ofendido y no debería ser así. Yo paso por delante del Valle de los Caídos y me siento muy ofendido, pero nadie me asiste. Pues me aguanto y me jodo.

¿De quién hay que desconfiar?

C. S.: De todos, vivimos en un engaño perfectamente montado y no hay lugar para la confianza. A lo mejor soy muy pesimista, pero no dejo de toparme con decepciones. En vez de Desconfía, podría haber sido la canción Reflexiona

¿Y hay que tener miedo de alguien?

C. S.: Hay que tener miedo de los miedos de uno mismo. El terror que quiere infundir el poder es el detonante de los miedos que hay en tu cabeza. Cuando resuelves tus temores, la presión del poder disminuye.

Samuel, cuando entró en el grupo, ¿sentía miedo a que pudiera pasarle algo?

S. B.: Si fuese una persona más sensata podría haberlo tenido (risas), pero jamás me ha preocupado, si tengo cualquier problema pues que venga lo que tenga que venir. Si aquí me salpica algo sería tan injusto que sabría defenderme.

¿Se ven en el calabozo después de un concierto?

C. S.: Como Elvis Presley y su Rock de la cárcel (risas). Hoy en día puede ocurrir viendo como están las cosas. Antes  la idea de la cárcel me causaba pánico, y mi arma durante este tiempo ha sido mentalizarme de que puedo entrar en cualquier momento. He salido reforzado como persona.  No tienen razón ni la van a tener nunca, la sociedad civil va a ganar a la represión, pero hay que vencer su principal arma, que es el miedo.

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