Arranca la carrera por los avales en el PSOE con distintas estrategias por parte de los candidatos

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Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López.
Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López.
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Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López.

A un mes de la votación que decidirá quién es el nuevo líder del PSOE, este jueves comienza el periodo de recogida de avales para los tres precandidatos, Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López. Los tres son conscientes de que el número de firmas recabadas será leído como una primera medición de fuerzas entre rivales, aunque las estrategias al respecto son distintas.

Mientras la candidatura de Díaz, según fuentes cercanas, pretende conseguir el máximo número de avales posibles para hacer una demostración de fuerza, agarrados a la teoría de que "la gente se apunta a caballo ganador", los equipos de López y Sánchez insisten en que los avales son solo "un trámite necesario" para poder ser candidatos oficiales y subrayan que el resultado final lo dan los votos, que son secretos en última instancia.

En esta tesitura, el reto de la presidenta andaluza apunta a superar las 41.338 firmas que consiguió Sánchez en junio de 2014, cuando ganó las primarias a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias, gracias en buena parte al apoyo de Susana Díaz y del aparato del PSOE andaluz. Entonces, Sánchez se impuso con el 48,6% de los votos, frente al 36,19% de Madina (25.238 avales) y el 15,12% de Pérez Tapias (9.912 firmas). Pedro Sánchez, que superó en avales al resto de candidatos en doce de las diecisiete comunidades autónomas, fue apoyado especialmente en Andalucía, donde recabó un tercio del total gracias a la que hoy es su principal rival.

Tres años después, Díaz aspira a que sea la suya la candidatura que parta como clara favorita cuando empiece la campaña oficial. Para lograrlo cuenta con el llamado "aparato" o estructura dirigente del partido, que mayoritariamente la respalda en los distintos niveles. La propia Susana Díaz ha admitido en los últimos días que da un "valor enorme a los avales" y ella misma se lo transmite a los militantes en sus actos. "Yo quiero que respondáis por mí, que me ayudéis, que me avaléis", les dijo ayer a los 600 afiliados que reunió en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares. Está por ver, sin embargo, que la influencia de los aparatos territoriales sea la deseada por los 'susanistas', no ya solo a la hora de recoger avales, sino también de inclinar la balanza de los votos.

Desde la candidatura de Pedro Sánchez dan por descontado que Díaz será quien más firmas obtenga, pero insisten en que no será indicativo de nada. "El candidato oficialista siempre saca más avales, y ella pondrá en marcha todo el aparato", afirma un miembro de la canditatura del exsecretario general. "En el proceso de avalar la gente queda retratada y se apunta porque porque se siente presionada. Pero al final el voto último, el que cuenta, es secreto, y siempre hay voto oculto". Creen, además, que los aspirantes del aparato, como consideran a Díaz por su gran apoyo orgánico junto al de la vieja guardia del PSOE, "suelen tener más avales que votos". Y como ejemplo, recuerdan a José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero y a Joaquín Almunia frente a Josep Borrell. Bono y Almunia tuvieron muchos más avales, y los dos fueron derrotados.

No obstante, desde el entorno de Sánchez insisten en que no harán "una guerra de avales" porque, a su juicio, se traduce en una presión al afiliado", una idea que es compartida por la candidatura de Patxi López. "Tenemos los avales de sobra, así que no entraremos en esa guerra porque es falsa. Se ha demostrado que mucha gente que avala luego no vota igual, es una manera falsa de hacer una previsión del resultado final", afirma uno de los colaboradores del exlehendakari. "Además, es una herramienta que puede ser utilizada para presionar y tensionar a la militancia en lugar de para apelar al debate. Queda reflejado tu nombre y tu DNI, es un marrón", agrega.

El mínimo más "un colcón de seguridad"

En ese sentido, la candidatura del exlehendakari señala que presentarán las firmas necesarias "más un colchón minimo de seguridad", pero nada más, porque creen que "a la militancia va a molestarle mucho las presiones". Y en el entorno de Sánchez barajan no presentar todos los avales que recojan, porque consideran que la demostración de fuerza de Díaz puede perjudicarla y beneficiarle a él, al movilizar más el voto de las bases contra la "capacidad intimidatoria" de los 'susanistas'. Sostienen además que la "presión en clave local" que se está produciendo en algunos territorios y las circunstancias propias de este proceso producirán "verdaderas sorpresas muy agradables" para su candidatura.

Aunque el censo definitivo no lo hará público la gestora hasta el 28 de abril, los tres aspirantes necesitarán al menos 9.368 avales, que son el 5% de los 187.360 afiliados del censo provisional, dado a conocer este martes. Solo si consiguen este mínimo podrán concurrir a la votación del 21 de mayo, 450 más que los requeridos en 2014, algo que se da por hecho en los tres casos. El censo provisional de 187.360 afiliados supone unos 11.000 menos que en la primarias del año 2014 y 2.000 menos que en la consulta que los socialistas hicieron para el pacto con Ciudadanos en febrero de 2016. Aunque no sea el definitivo la exigencia del 5% será sobre esa cifra y así se quedará para no crear inseguridad sobre el número de apoyos que necesitan y para evitar posibles suspicacias y resquemores.

A última hora de este miércoles cuatro militantes más —Manuel Pérez (Granada), José Froilán Moreno (Almería), Pedro Antonio Ibáñez (Santa Cruz de Tenerife) y Aurelio de San Miguel Belando (Zaragoza)— se unieron a la carrera de las precandidaturas y desde este jueves buscarán los avales necesarios para oficializarse de cara a las primarias, aunque no se espera que ninguno de ellos logre superar la criba.

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