Tribunales.- TS eleva a once años de cárcel la pena para el vecino de Begíjar por violar y maltratar a su mujer

  • La Sección Primera de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) ha elevado de nueve a once años de prisión la pena impuesta a un vecino de Begíjar, F.M.P., de 47 años, que en julio del pasado año fue condenado por la Sección Tercera de la Audiencia de Jaén por maltratar y violar a su mujer durante los 17 años que estuvieron casados.

Además, de incrementar la pena, la sentencia del Supremo a la que ha accedido Europa Press eleva la indemnización a la víctima de 25.000 a 50.000 euros, una cifra que el TS sigue considerando "moderada" e "incapaz de compensar el enorme daño moral padecido por la recurrente, al haber tenido que sufrir una situación de vejación y abuso de 17 años de duración".

La pena de cárcel se eleva tras estimar el recurso de la que fuera mujer del acusado por entender que se debería considerar el agravante de parentesco en la condena impuesta por el delito de agresión sexual que pasa de seis a ocho años de cárcel. La sentencia del Supremo mantiene los dos años y nueve meses de cárcel impuestos por el delito de malos tratos habituales, con el atenuante de alcoholismo, y otros seis meses de cárcel por el delito de amenazas.

En total, once años y tres meses de cárcel, además de 16 años de prohibición de acercamiento y comunicación con la que fuera su mujer.

Durante el juicio, el acusado negó todos y cada uno de los cargos y se defendió diciendo que él no tenía necesidad alguna de violar a su mujer porque las relaciones eran "naturales" pero que de no haber sido así "para eso tengo 50 euros en el bolsillo y me voy de prostitutas". Además, negó tener problemas con el alcohol, aunque el fallo de la sentencia le reconozca el atenuante de alcoholismo y se lo mantenga el Supremo.

Rechazó también haber agredido en múltiples ocasiones a sus dos hijos e incluso haberles amenazado con armas blancas o con una pistola de aire comprimido. Definió a sus hijos como "los dos luceros de mi corazón" y negó todos y cada uno de los episodios relatados por la acusación particular ejercida por la que fuera su exmujer.

LA VÍCTIMA DECLARÓ OCULTA POR UN BIOMBO

La declaración de su exmujer, que finalmente acabó en una casa de acogida y con protección policial, se produjo oculta por un biombo que la separaba del acusado. Fue ella la que con todo lujo de detalles relató ante el tribunal los 17 años de matrimonio en la que, según su declaración, sufrió agresiones "prácticamente desde el primer día de convivencia" incluso cuando se encontraba embarazada de su primer hijo.

No solo fueron agresiones físicas, también hubo agresiones sexuales. "Me llegó a obligar todos los días, incluso varias veces al día y me decía que si no lo hacía mataría a mis hijos", relató la mujer que incluyó en su declaración episodios de agresiones físicas también hacia sus dos hijos.

Fue la hija del acusado la que, aún siendo menor de edad, el 23 de enero de 2014 denunció a su padre tras ver como intentaba agredir con un cuchillo a su madre. Fue la gota que colmó el vaso y que llevó a la menor, actualmente con 18 años, a dar la voz de alarma.

Ella también declaró como testigo en el juicio. Dijo haber sentido "mucho miedo" de que su padre les hiciera daño, que las discusiones eran a diario y que las agresiones se producían tanto cuando estaba borracho como cuando estaba sobrio. Además, corroboró que en alguna ocasión había escuchado a su padre amenazar a su madre con matarlos si ella no accedía a acostarse con él.

Tal fue el relato de madre e hija durante la vista, que finalmente el Ministerio Fiscal, que inicialmente solo pedía dos años y medio de prisión por un delito de maltrato habitual, cambió su calificación y acusó también por un delito de agresión sexual.

Para los peritos, la personalidad del acusado encaja con la de un hombre machista que ejerce la cultura del control y la dominación. A esto se unen rasgos de agresividad y de ser una persona con dificultad de sociabilidad y de empatía. Sin embargo, los peritos dejaron claro, y así lo recoge la sentencia, que F.M.P. "no tiene ninguna alteración mental que le impida tener conocimiento de las cosas".

En el juicio declararon también el padre y el hermano de la mujer que señalaron haber tenido que abandonar el municipio por las continuas amenazas de muerte del acusado.

"Tengo miedo por la vida de mis hijos y por la mía", dijo la mujer en su declaración, al tiempo que aseguró que soportó los 17 años por "miedo" a que le hiciera algo a sus hijos porque a la primera de cambio "cogía el cuchillo del jamón y se paseaba por la casa".

La sentencia del Supremo es firme y conlleva el ingreso en prisión del procesado que se encontraba en libertad a la espera del pronunciamiento del alto tribunal.

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