Esperanza Aguirre dimite tras la detención de Ignacio González y las presiones de Génova

Esperanza Aguirre durante la declaración pública en la que ha anunciado su dimisión como portavoz y concejal del Ayuntamiento de Madrid.
Esperanza Aguirre durante la declaración pública en la que ha anunciado su dimisión como portavoz y concejal del Ayuntamiento de Madrid.
Kiko Huesca / EFE
Esperanza Aguirre durante la declaración pública en la que ha anunciado su dimisión como portavoz y concejal del Ayuntamiento de Madrid.

La etapa política de Esperanza Aguirre en Madrid ha llegado a su fin este lunes. Con la frase "dimito del cargo político que ostento como concejal y portavoz del grupo municipal" ha puesto punto y final a su periodo al frente del PP en el Ayuntamiento de la capital, que desempeñaba desde junio de 2015. Lo ha hecho asegurando sentirse "engañada y traicionada" por una persona que fue de su "máxima confianza" durante años, pero sin dar explicaciones sobre la trama de corrupción por la que la Guardia Civil detuvo hace unos días a 12 personas, entre ellas a su ex número dos.

La que fue presidenta de la Comunidad de 2003 a 2012 ha terminado cediendo a las presiones de Génova y de los grupos políticos que durante días han pedido su dimisión, después de que el cerco de la corrupción se estrechara sobre ella el pasado 20 de abril con la detención de Ignacio González, su mano derecha durante el periodo que estuvo al frente del consistorio, por el saqueo de la empresa pública Canal de Isabel II en el marco de la operación Lezo que dirige Eloy Velasco.

Su dimisión ha estado motivada, según ha dicho a los medios de comunicación en una comparecencia sorpresa en el Ayuntamiento, "por no haber vigilado a Ignacio González, por no haber descubierto lo que sí han descubierto la Guardia Civil y el juez". A su juicio, el auto no es una "prueba definitiva" contra él, pero demuestra que ella no vigiló "todo lo que debía". "Tengo como norma de conducta no eludir mis responsabilidades, por eso dimito", ha explicado sin admitir preguntas de los periodistas en esa comparecencia breve, concisa y escueta. "Mi manera de concebir la política como servicio a España y a los ciudadanos me lleva a asumir la responsabilidad que me corresponde".

Durante años, González fue "una persona" de su "máxima confianza" y ella se creyó las explicaciones que le expuso "en privado". "Me siento engañada y traicionada", ha comentado sobre el que fue su vicepresidente hasta 2012. No es la primera vez que Aguirre recurre a ese argumento. Ya ocurrió con el ex consejero Alberto López Viejo, uno de los procesados en la trama Gürtel: "Ahora sé que me engañó. Me ocultó información constantemente", dijo entonces.

En la comparecencia de este lunes, ha incidido en que la corrupción se ha convertido en "un problema central" de la política española, no solo de su partido, y que para luchar contra ella "no es suficiente la acción de la justicia, siempre rigurosa pero demasiado lenta. Los ciudadanos tienen derecho a exigir que los políticos asumamos todas las responsabilidades con dignidad, sin dilaciones y sin excusas", ha concluido.

Esperanza Aguirre ha comunicado su dimisión al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se encuentra en Brasil de visita oficial, a través de un mensaje de texto minutos antes de comparecer frente a los medios de comunicación.

El pasado 20 de abril, cuando la Guardia Civil detuvo a Ignacio González y a otros 11 sospechosos por participar presuntamente en una trama de corrupción en el Canal de Isabel II, afirmó que sería algo "muy lamentable" si de verdad se hubieran cometido irregularidades. Las presiones para que dejara todos sus cargos empezaron entonces.

Tres dimisiones en cinco años

Esta no es, sin embargo, la primera dimisión que afronta Esperanza Aguirre. La primera fue en 2012, cuando presentó su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid. Entonces dijo que debía dejar la primera línea de la política porque no era "imprescindible para el proyecto" del PP en la región.

La segunda llegó en febrero de 2016, cuando dejó la dirección del PP madrileño impulsada por las imputaciones de diferentes cargos del partido en el caso Púnica, que involucraba directamente a Francisco Granados, su consejero de Presidencia hasta 2011 y cuyo arresto se produjo en octubre de 2014. Lo anunció tres días después de que la Guardia Civil registrara su sede y cuando se cumplía casi un año de la detención de Granados por la "gravedad de las informaciones que no están demostradas" sobre la financiación ilegal de su partido.

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