Soto del Real, el paseo de la fama de los corruptos en España

Ignacio González, Mario Conde, Correa y Luis Bárcenas.
Ignacio González, Mario Conde, Correa y Luis Bárcenas.
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Ignacio González, Mario Conde, Correa y Luis Bárcenas.

Hay un lugar en Madrid que sirve de peregrinaje para todos aquellos políticos que violentaron las instituciones públicas a placer hasta que la justicia entró en juego. Se trata de la cárcel de Soto del Real, a día de hoy el kilómetro cero de la corrupción española.

Sus muros han albergado estos últimos años a más de una decena de cargos públicos y de banqueros encausados por la lacra de la corrupción, relacionados con diferentes casos de financiación irregular, blanqueo de capitales, fraude, prevaricación, cohecho... Son las ovejas negras de las entidades y los partidos políticos que hoy aseguran sentirse engañados y traicionados por ellos. Ante todo, es la cárcel recurrente para los investigados por corrupción de la Audiencia Nacional.

Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid y mano derecha de Esperanza Aguirre cuando ella era la lideresa de la Comunidad, es uno de los últimos fichajes de la conocida 'cárcel VIP'. Desde el martes pasado comparte celda con su hermano Pablo, cabecillas ambos del supuesto saqueo del Canal de Isabel II que investiga el juez Eloy Velasco en el marco de la operación Lezo. A ellos, se sumó un nuevo reo: el primogénito del clan Pujol, Jordi Pujol Ferrusola, quien volvió el viernes definitivamente tras un breve paseo turístico por la cárcel de Zaragoza por haber ocultado 30 millones de euros desde 2012, cuando se le empezó a investigar.

Uno de ellos podría coger allí el testigo del exbanquero Mario Conde, hace un año bibliotecario de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) del centro penitenciario hasta que en junio abonó una fianza millonaria (300.000 euros) que le concedió la libertad provisional. Fue condenado por el supuesto blanqueo de más de 13 millones de euros de los casos Banesto y Argentia Trust. Así, puso fin a la frialdad de la vida carcelaria para abrazar la libertad que tanto ansiaba.

Por las instalaciones de una de las cárceles de construcción más reciente de España (1995), también desfiló durante meses Luis Bárcenas, el extesorero del PP por la contabilidad B del partido de 1990 a 2008, en la que se consignan ingresos opacos al partido por unos 7,5 millones de euros. De allí salió entonando, después de que su familia depositara los 200.000 euros de fianza en enero de 2015, el ya famoso "He hecho caso a su consejo [al de Rajoy]. Luis ha sido fuerte". Lo dijo 19 meses después de su encarcelamiento, frente a los medios de comunicación congregados más allá del muro que limita la libertad de los presos y que separa el despilfarro de la vida austera del economato.

En Soto del Real también ingresó en 2014 Francisco Granados, uno de los consejeros que le salió "rana" a Aguirre vinculado al caso Púnica. Sus dos manos (la siniestra por Granados y la diestra por González ) terminaron por dejar manca a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, que durante años defendió la inocencia de los cargos de "confianza" que ella misma escogió. Granados, sin embargo, estuvo de paso: Instituciones Pentenciarias le trasladó enseguida a la prisión madrileña de Estremera.

Los nombres de Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid; Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE; Miguel Bernad, expresidente de Manos Limpias; o Luis Pineda, jefe de Ausbanc, también forman parte del paseo de la fama de la corrupción española. Estos dos últimos fueron trasladadoa a Navalcarnero y Estremera, respectivamente, para que no protagonizaran encontronazos en el patio con Conde y Díaz Ferrán.

Aunque uno de los veteranos es, sin duda, Francisco Correa, cúspide de la trama Gürtel. Su estancia en prisión se alargó en Soto del Real hasta los tres años y cuatro meses. Y curiosamente, Pablo Crespo y Álvaro Pérez 'El Bigotes', considerados los líderes de esa trama de corrupción vinculada al PP, quisieron sumarse al grupo de presos VIP en febrero, caundo solicitaron el traslado de Valdemoro a Soto del Real, con instalaciones más modernas. Pero ¿por qué se demanda tanto esta prisión?

Los privilegios de Soto del Real

Dos actitudes en 2009 responden a esa pregunta. Los exaltos cargos de CiU Lluís Prenafeta y Macià Alavedra, dos de los principales acusados en el caso Pretoria, preguntaron a su llegada por qué no estaban hechas las camas de su celda y por qué no se bebía vino tinto en las comidas. Tenían por entonces 75 y 70 años, respectivamente. Los funcionarios de la prisión tuvieron que explicarles el funcionamiento de la cárcel y desterrar así la idea de que Soto del Real es el hotel de las prisiones de España, aunque lo cierto es que cuenta con una serie de privilegios que la convierten en el destino penitenciario más demandado por los reos.

Se trata de la cárcel de referencia de la Audiencia Nacional, a la que suele enviar a los presos preventivos. Una de sus peculiaridades es la apertura de las celdas situadas en el módulo 10 durante todo el día, confiando en el buen hacer de los presos. El cierre solo se produce por la noche. Allí pasó sus meses en prisión Mario Conde.

Las celdas, de diez metros cuadrados, cuentan con mesa de estudio, baño propio y ducha, un elemento con el que no cuentan los reos de otras cárceles. De hecho, Francisco Correa siempre se quejaba de la falta de ellas en la cárcel de Valdemoro. En concreto, en cada habitáculo hay espacio para dos personas, que duermen en literas y cuentan con la posibilidad de adquirir un televisor... Nadie dijo que la vida en la cárcel fuera tan estricta como retratan las series de televisión.

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