Las lesiones de la víctima mortal de la violación del parque eran "brutales", según la Policía

Francisco Morillo, acusado de la violación mortal en el parque de María Luisa, en la primera sesión del juicio.
Francisco Morillo, acusado de la violación mortal en el parque de María Luisa, en la primera sesión del juicio.
EFE
Francisco Morillo, acusado de la violación mortal en el parque de María Luisa, en la primera sesión del juicio.

El jefe de homicidios del Cuerpo Nacional de Policía de Sevilla ha declarado este lunes en el juicio por la violación mortal en el parque de María Luisa y ha asegurado que el acusado le provocó a la víctima unas lesiones "brutales" que no habían visto nunca los policías y forenses encargados del caso.

El acusado, Francisco Morillo Suárez, de 46 años, tras la brutal agresión, dejó a la mujer "desangrándose" en un banco del parque y le provocó "desgarros tan dolorosos que se hubiera defendido con uñas y dientes" si hubiera podido, ha precisado el jefe policial.

Sin embargo, la mujer, de 31 años y 42 kilos, no pidió auxilio porque estaba aletargada por los barbitúricos que había ingerido, que no eran suficientes para provocar el suicidio que había anunciado por teléfono a amigos, lo que había hecho en otras ocasiones, ha explicado el policía en el juicio que se sigue en la Audiencia de Sevilla.

La mujer murió desangrada el 24 de febrero de 2016 tras los "desgarros brutales por profundidad y tamaño" que le provocó con un objeto romo el acusado, para quien la Fiscalía pide prisión permanente revisable y al que la Policía califica como un "merodeador" habitual del parque, donde a veces mantenía relaciones homosexuales.

El acusado, que ha defendido que las relaciones fueron consentidas, había sido denunciado por su mujer en siete ocasiones por malos tratos, y en una de ellas dijo que había sido drogada, tras la cual abusó de ella y le hizo fotografías eróticas mientras estaba dormida, una parafilia que el policía ha calificado como "somnofilia".

Esa misma práctica la habría realizado con la víctima del parque aprovechando que estaba medio dormida por los barbitúricos que tomó, según el jefe policial, quien ha dicho que encontraron numerosos objetos con el perfil genético del acusado en el entorno del crimen y en su bicicleta.

Identificado gracias a una limpiadora

Así, ha precisado que había restos del ADN del acusado en pañuelos de papel que estaban "empapados" de sangre, en las bragas de la mujer, que se encontraron a unos 40 metros de donde apareció el cadáver, y tras el lavado vaginal que le hicieron al cadáver. Asimismo, había sangre de la mujer en el manillar y en la zona del bidón de su bicicleta, con la que habría ido desde su casa al parque.

La víctima sabía que con las pastillas que tomó no moriría porque su última búsqueda en internet fue para conocer el límite letal de grageas que debía ingerir y, a pesar de ello, tomó la mitad, ha afirmado el jefe policial.

El acusado ha afirmado que cuando paseaba por el parque se encontró con la víctima, a quien no conocía, y mantuvieron relaciones sexuales consentidas; en su declaración, ha asegurado que tomó más de media botella de ron con su pareja, con la que vivía desde hace 17 años, y consumió cocaína antes de ir al parque.

Francisco Morillo Suárez pudo ser identificado gracias a que una limpiadora guardó minuciosamente varios pañuelos con sangre que recogió en la glorieta Juanita Reina, en la que murió desangrada la mujer.

Como la víctima no reaccionaba al dolor y mostraba una resistencia mínima, el acusado decidió ir más allá para "colmar sus más depravados instintos sexuales", y usó un objeto sin importarle las consecuencias de "tan brutal práctica sexual", destaca la Fiscalía.

Tras satisfacer su ánimo lúbrico, el acusado volvió a vestir a la chica y la dejó acostada boca abajo sobre uno de los bancos del parque, donde fue localizada la mañana siguiente por los trabajadores, concluye la Fiscalía.

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