Mary: "Me dijo que si no dormía con él, me daría a los árabes y no me llevaría a Europa. Me violó"

Mary, que acaba de cumplir 18 años, en una casa de acogida en Italia
Mary, que acaba de cumplir 18 años, en una casa de acogida en Italia
UNICEF
Mary, que acaba de cumplir 18 años, en una casa de acogida en Italia

Es 27 de abril de 2017, en Italia y Mary, de 18 años, de la ciudad de Benín en Nigeria, llora en un dormitorio en la casa de seguridad en la que vive ahora, en las afueras de Taormina, en Sicilia. La casa de seguridad, dirigida por la Asociación Penélope, proporciona refugio para mujeres y niñas que fueron objeto de trata con fines sexuales.

Ella es una de las 170.000 niñas y niños no acompañados, víctimas del tráfico de menores, que han solicitado asilo en Europa el último año, una cantidad que se ha multiplicado por cinco a nivel global, según denuncia Unicef.

Mary salió de casa a la edad de 17 años para trabajar en Italia, para escapar de una vida sin perspectivas pero fue engañada por los traficantes a la prostitución. Fue violada por un traficante durante su viaje y, al llegar a Italia, confesó a las autoridades que sabía que iba a ser utilizada en el comercio sexual, dándoles la oportunidad de sacarla del anillo de prostitución.

"No hay esperanza en Nigeria", asegura Mary, "he sufrido mucho allí, no tengo a nadie que me ayude. No pude ir a la escuela. Mi padre está muerto para mí, no tengo hermanos, así que tuve que trabajar como una chica de casa cuidando a los bebés de una mujer y limpiando su casa. Yo estaba tan frustrada y no sabía qué hacer, y un amigo me dijo que debería ir a Europa. No tengo a nadie en quien confiar en Nigeria, y decidí irme".

"Aunque mi país es bueno y me encanta, yo sufrí demasiado. No había futuro para mí. Una mujer dijo que me ayudaría y me enviaría a Europa y me presentó a un hombre, su nombre es Ben, quien dijo que podría ayudarme. Ben dijo que conocía a gente que tenía restaurantes para ponerme a trabajar. Además, dijo que iba a pagar mis gastos".

"Al día siguiente, el hombre me pidió que fuera a su casa", explica Mary. "Había muchos chicos y chicas allí. Nos dijo a todos que si llegábamos a Europa, teníamos que pagar 25.000€ cada uno. Algunas personas dijeron que no, pero yo acepté. Luego nos llevó a un lugar donde hacía vudú. Tuvimos que jurar a una anciana hechicera que no nos escaparíamos".

"Así que, el 17 de marzo, me fui a Libia. Ese lugar es muy, muy malo. Nos trataron tan mal. Todo era una mentira. Estuvimos atrapados primero en Gharyan. Durante tres meses estuvimos allí, y muchas de las muchachas fueron violadas. Mary recuerda como "ese hombre, Ben, abusó de dos chicas una noche. Me dijo que si no dormía con él, me entregaría a los árabes y no me traería a Europa. Me violó".

"Yo no tenía teléfono, así que no podía avisar a nadie en Nigeria. No tenía escapatoria. Un día, Brigette, una mujer que trabajaba con Ben me llevó a Trípoli por un mes. Ni a mí ni a las otras chicas nos dejó salir fuera de la casa porque suponía que nos escaparíamos".

"Desde allí fuimos llevados a Sabratha, aunque todo el mundo lo llama 'Seaside', porque ahí es donde empujan a las niñas al mar en dirección a Italia", explica Mary. "Estuvimos allí durante meses, y ese lugar es muy malo y peligroso. Les pedía que nos alimentaran. Los árabes, los libios, venían y si veían a un niño se lo llevaban para trabajar. Si querían una chica, la violaban. Quise marcharme de allí pero no pude, no tenía dinero, ni teléfono. Ni siquiera sabía dónde ir".

"Tuve que quedarme hasta que me llamaron para ir en el barco. Salimos al mar el 11 de agosto de 2016, y fuimos rescatados por la guardia italiana. Yo era amiga de una chica que había sido deportada y estaba haciendo el viaje por segunda vez, y me dijo que íbamos a ser usadas como prostitutas, y que no debía hablar con las autoridades y que tenía que permanecer dentro del campamento en el que los italianos nos pondrían".

"Yo estaba pensando: no voy a trabajar con mi cuerpo, no quiero venderlo. Desde que era una niña, he odiado la prostitución", confiesa.

"Cuando llegamos a la orilla, una mujer blanca, Gilda, que era abogada, se dirigió a mí. Le dije que le debía a un hombre llamado Ben dinero, y entonces me sacó del campamento y me metieron en una casa de seguridad".

"Ahora la gente que pagó por mi viaje está diciendole a mi madre que es hora de que les pague el dinero", susurra, "dicen que me he escapado, y que les debo el dinero de mi viaje. Dicen que si no pago, me pondrán una maldición para que me deporten".

"Hace dos semanas fueron a casa de mi madre y la esposaron. La llevaron a una casa y la amenazaron. Dijeron que harían algo muy malo a ella si yo no envío el dinero. La voz de Mary se rompe. "Ahora cuando ella me llama no sé qué decir, así que tengo mi teléfono apagado. Estoy tan triste, bajo tanta presión, y estoy muy cansada. No sé qué hacer".

"Estoy esperando mis documentos y luego podré trabajar. Todo el mundo dice que tengo que ser paciente. Y mi madre tiene que ser paciente, pero es difícil", asegura. "No quiero verme de pie al lado de una carretera por dinero", grita. "Ahí, vendiéndome, destruiría mi vida. Mi dignidad. Todo. Prefiero mendigar que hacer eso".

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