Los 188.000 militantes socialistas están llamados este domingo a elegir en primarias al secretario general del PSOE entre tres opciones: Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López. La cita debería servir para cerrar las heridas abiertas en el partido tras el convulso Comité Federal del 1 de octubre en el que se derrocó a Sánchez. Sin embargo, la división que se ha alcanzado durante la campaña hace augurar un reñido recuento de los votos y, aún más, anticipa nuevas batallas por controlar el partido, sea quien sea el ganador.

Dirigentes del partido aseguran que la decisión final del domingo estará en manos de un puñado de votos. Ninguno de los tres candidatos consiguió erigirse como favorito tras la recogida de avales. Lo único que parece claro, salvo grandes sorpresas, es que López ha quedado descabalgado de la lucha y que el resultado estará ajustado entre Díaz y Sánchez.

Pero en el partido tienen un temor aún mayor: que la guerra por dirigir el partido no acabe con la elección del secretario general y se prolongue más allá de este domingo. Según dirigentes socialistas, es probable que el secretario general no pueda controlar el 39.º Congreso del PSOE (del 16 al 18 de junio). Este es el máximo cónclave orgánico, encargado de fijar la política del partido y de elegir a la Ejecutiva y a parte del Comité Federal. Cada organización territorial del partido está ya designando los delegados que enviará al Congreso, que serán quienes elijan a los nuevos dirigentes. Con lo que no descartan que el líder elegido por la militancia no pueda controlar el aparato.

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