Donald Trump se asoma al 'impeachment' solo cuatro meses después de ser presidente

  • El Departamento de Justicia ha nombrado a un fiscal especial para dilucidar sus relaciones con Rusia y si cometió un delito de obstrucción.
  • Su equipo está siendo investigado por los ataques informáticos a Hillary Clinton.
  • Andrew Johnson, Richard Nixon y Bill Clinton ya fueron sometidos a juicio político.
El presidente de EE UU, Donald Trump; el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov; y el embajador ruso en Estados Unidos, Sergei Kislyak, durante su reunión en la Casa Blanca, en Washington, el pasado 10 de mayo.
El presidente de EE UU, Donald Trump; el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov; y el embajador ruso en Estados Unidos, Sergei Kislyak, durante su reunión en la Casa Blanca, en Washington, el pasado 10 de mayo.
EFE
El presidente de EE UU, Donald Trump; el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov; y el embajador ruso en Estados Unidos, Sergei Kislyak, durante su reunión en la Casa Blanca, en Washington, el pasado 10 de mayo.

"Cuando el caso Watergate estalló, hacía cuatro años que Richard Nixon era presidente. Trump lleva solo cuatro meses y ya se ha nombrado un fiscal independiente para invertigarle". Así resume el profesor Pedro Rodríguez, especialista en EE UU de la Universidad de Comillas, la grieta abierta en la Casa Blanca por la 'trama rusa', la posible relación entre los vínculos que el jefe del Estado y su equipo hicieron en el pasado con empresarios o funcionarios del Kremlin y los ataques informáticos y mediáticos que sufrió Hillary Clinton, rival demócrata del multimillonario, durante la campaña electoral.

La situación se resume en tres ejes. El primero es, justamente, el de la injerencia de Moscú, materializada en ataques informáticos contra el Partido Demócrata, filtraciones de correos internos de Clinton y difusión de noticias falsas de las que el gobierno de Vladimir Putin niega ser el autor.

Nicolás de Pedro, investigador del espacio postsoviético del CIDOB, considera que el Kremlin habría actuado para "erosionar la credibilidad del sistema electoral estadounidense", no para beneficiar al republicano, según recoge en el artículo 'Sin reset a la vista: el conflicto UE-Rusia en la era Trump'. Sin embargo, el propio Trump dio pábulo a la conspiración alentando los ataques informáticos en campaña: "Rusia, si estáis escuchando, espero que podáis encontrar los 30.000 correos que faltan". Uno de sus asesores, Roger Stone, llegó a anunciar que Wikileaks publicaría e-mails del jefe de campaña de la aspirante demócrata, John Podesta, cosa que ocurrió días después.

Su equipo, bajo sospecha

La segunda rama de la 'trama' afecta a los que, como Stone, están siendo investigados por los comités de Inteligencia de la Cámara de Representantes (el Congreso) y del Senado.

Entre ellos figuran Paul Manafort, ex jefe de campaña de Trump que dimitió justo después de saberse que cobró más de 12 millones de dólares de un partido prorruso de Ucrania; o el ex asesor de Seguridad Michael Flynn, que mintió sobre el contenido de una reunión con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak. El fiscal general Jeff Sessions ha tenido que apartarse del caso de los ataques informáticos por ocultar sus reuniones con Kislyak. El asesor y yerno del magnate, Jared Kushner, tendrá que responder al Senado debido a sus encuentros con el embajador.

Incluso Trump reivindicó su "derecho absoluto" a "compartir" información con Kislyak y con el ministro de exteriores de Putin, Sergey Lavrov, después de que The Washington Post y The New York Times le acusasen de dar datos sensibles para la seguridad nacional a ambos interlocutores durante un encuentro el 10 de mayo.

El tercer problema de Trump, y el que le coloca al borde del proceso de destitución conocido como 'impeachment', es su decisión de expulsar al director del FBI, James Comey. El motivo oficial fue su mala gestión de la investigación por los ataques rusos. Sin embargo, The New York Times reveló que el presidente habría tratado de influir para que Comey dejara de indagar sobre el papel de Michael Flynn en la causa con las siguientes palabras: "Espero que puedas ver la forma de dejar esto pasar, de dejar pasar lo de Flynn. Es buen tipo. Espero que le puedas dejar ir".

El departamento de Justicia, ha designado al exdirector del FBI Robert Muller como "fiscal especial" para averiguar hasta dónde llegan los lazos entre Rusia y Trump y si este intentó obstruir a la Justicia. El profesor Pedro Rodríguez considera que, desde la semana pasada, "se ha abierto la puerta verdaderamente al impeachment", lo que deja a Trump en una situación muy comprometida y con el índice de aceptación más bajo respecto a sus antecesores (43%).

Los demócratas, sin fuerza

El Partido Demócrata carece hoy de fuerza para activar el juicio político, ya que sus representantes están en minoría frente al Partido Republicano tanto en la Cámara de Representantes, que debe reunir las pruebas y aprobar el impeachment, como en el Senado, donde el presidente del Tribunal Supremo dirigiría el proceso y cuyos 100 componentes votarían, a la postre, para decidir la inocencia o la culpabilidad del acusado por una mayoría cualificada de dos tercios.

Sin embargo, esta vía no está descartada. El profesor Rodríguez advierte de que "Trump no es el Partido Republicano" y recuerda que en el seno de la formación existe cierto temor al comportamiento "imprevisible" del presidente. Incluso hay compañeros de filas que han pedido juzgarle.

Si Trump llegase a ser juzgado políticamente, sería el cuarto presidente de los EE UU en someterse al trámite, después de Andrew Johnson, Richard Nixon y Bill Clinton.

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