Puigdemont, en Madrid: "El Estado no dispone de tanto poder para parar a tanta democracia"

Carles Puigdemont, en su conferencia en Madrid.
Carles Puigdemont, en su conferencia en Madrid.
EFE
Carles Puigdemont, en su conferencia en Madrid.

El presidente catalán, Carles Puigdemont, acompañado del vicepresidente Oriol Junqueras y el conseller de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, han planteado (en forma de conferencia) en el Palacio de Cibeles de Madrid, sede del Ayuntamiento de la capital, su última oferta al Estado para acordar un referéndum pactado sobre la independencia de Cataluña, que barajan celebrar igualmente en otoño.

El objetivo de los tres miembros del Govern, los mismos que protagonizaron una conferencia similar el pasado enero en una de las salas del Parlamento Europeo en Bruselas, es plantear una última apelación al Estado para negociar el referéndum alegando que es una cuestión de "democracia", según fuentes del Govern. Frente al Consistorio madrileño se ha concentrado un grupo de unas 50 personas con banderas de España convocadas por la Falange para rechazar la presencia de los independentistas en la capital.

Antes de arrancar la conferencia, titulada Un referéndum para Cataluña. Invitación a un acuerdo democrático, Puigdemont ha mantenido un encuentro con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que sin embargo no ha acudido al acto, a diferencia del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que sí ha estado presente en la sala, y con el que también se ha reunido previamente para hablar de la moción de censura a Rajoy y de la consulta soberanista.

"El Estado frágil y poderoso es el que se niega a hablar y llegar a acuerdos", ha explicado el conseller de Exteriores, el primero en tomar la palabra. "No hay un problema catalán, pero hoy España tiene un problema, se juega su democracia en Cataluña", ha afirmado el primer interviniente. "En toda Europa emerge una nueva ciudadanía que pide más democracia real, de esto trata la propuesta catalana, de más y mejor democracia", ha añadido el titular de Asuntos Exteriores del Govern, al que ha seguido en el turno de palabra Oriol Junqueras, que ha centrado su intervención en los datos económicos: "Jamás habíamos exportado tanto como en estos momentos".

"Somos una sociedad abierta y una sociedad acogedora. Somos una sociedad abierta que habla docenas y docenas de lenguas. De hecho, más de 300 lenguas y que intenta integrarlas en su sistema educativo", ha destacado Junqueras. "Esta diversidad es también el fundamento de nuestra riqueza, entendida desde un punto de vista cultural y político", ha añadido. "Una sociedad abierta que quiere decidir sobre su futuro, que quiere decidir sobre todo. Es una sociedad abierta de identidades compartidas".

"No nos rendimos"

Tras los dos anteriores, ha tomado la palabra Carles Puigdemont, que ha pedido retomar el diálogo para superar el desconcierto y para "presidir la acción política". Según dice, no ha sido posible "retomar el diálogo" por el veto del Senado: "Se puede pedir el uso del Senado para todo tipo de actividades, pero no para que el Gobierno de Cataluña vaya a explicar qué está pasando", ha añadido.

"No había nada ilegal en nuestra propuesta, pero nos dijeron que el Senado no es para nosotros, no es nuestro. Fue el enésimo rechazo al diálogo, el rechazo a explicarnos en Madrid. Y no van a caber muchos más", ha amenazado, aunque en otro momento de su ponencia ha recordado que los catalanes "no nos rendimos".

"No hacer nada (en referencia a Mariano Rajoy), no es la mejor manera de enfrentar el mayor reto que tiene planteado España", ha añadido. "Nuestra demanda tiene cabida en el orden constitucional. No se trata de liquidar España", considera el presidente de la Generalitat.

Puigdemont se pregunta si existe "voluntad política" para solucionar el tema catalán y "si la hay, el método debe estar la servicio del objetivo", ha afirmado. "Si hay voluntad política se encuentran los cauces para acordar", dice. "Dialogar es sentarse en una mesa para hablar de lo esencial, del derecho a la autodeterminación de Cataluña. Deberíamos dialogar sobre ello".

Según el president, "miles de catalanes quieren que el Estado (español) sea parte de la solución, no del problema", ha explicado. "En Cataluña no perseguimos a nadie por sus ideas, orígenes, cultura o lengua. Cataluña es hoy un ejemplo de sociedad inclusiva y plural, de la que nos sentimos muy orgullosos", ha dicho.

Cataluña "se ha puesto de acuerdo para solucionar sus discrepancias en las urnas, como corresponde a una sociedad democráticamente madura", ha recalcado. El president ha lamentado en varias ocasiones el intento del Ejecutivo de Rajoy por "judicializar" el proceso. "El no a todo es decepcionante", ha sentenciado, haciendo una referencia a todos los cargos públicos catalanes convocados en los tribunales por intentar organizar la consulta.

"Negar el carácter político de la demanda catalana y fiarlo todo al trabajo de fiscales y jueces no es la solución sino que incrementa el problema", ha subrayado Puigdemont, al tiempo que ha dicho que "en los juzgados no se hace política, ni se debería".

En este sentido, ha manifestado: "No pedimos al Estado español que renuncie a sus principios, pero tampoco aceptamos que el Estado español nos obligue a renunciar a los nuestros. Aunque lo intenten, el Estado español no dispone de tanto poder para parar a tanta democracia".

"En democracia la única forma de saber qué quieren los catalanes no son unas elecciones, sino un referéndum", ha dicho. "No somos ningún desafío, ni ninguna enfermedad ni fruto de un trastorno nacional", ha dicho dirigiéndose al auditorio. "Jamás renunciaremos a que los ciudadanos catalanes voten para decidir su futuro político", ha afirmado.

Independencia inmediata si no hay referéndum

Si después de la conferencia de este lunes el Ejecutivo central reitera su negativa a negociar un referéndum, el Govern del PDeCAT y ERC pasará ya a la fase unilateral, para convocar la consulta a finales de septiembre o principios de octubre.

Según consta en el borrador de la ley, mantenido hasta ahora en secreto por el Gobierno catalán y al que ha tenido acceso el diario El País, que publica sus disposiciones en su edición de este lunes, se trata de un documento que aspira a funcionar como constitución catalana durante dos meses y que fija las bases del proceso constituyente para la formación de la "república parlamentaria" de Cataluña.

En su disposición final, el borrador de la "ley de ruptura" establece la declaración unilateral de independencia si el Gobierno central impide la celebración de la consulta popular para la secesión y que ello se llevaría a cabo inmediatamente después de que el Parlament catalán "constate este impedimento".

Desvela, asimismo, la pregunta que se realizaría en ese eventual referéndum: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente de España?", y señala que el resultado de la consulta sería vinculante, sin necesidad de un mínimo de participación ni de una mayoría cualificada para la secesión, todo ello supervisado por observadores internacionales, para el reconocimiento pleno del nuevo Estado catalán.

El borrador de la ley, según recoge El País, da por hecho que Cataluña seguirá dentro de la Unión Europea y asume sus leyes actuales y las que pudieran aprobarse posteriormente a la declaración de independencia que, en ambos casos, pasarían a formar parte del nuevo ordenamiento jurídico catalán.

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