Hollywood le hace la pelota a China, China se infiltra en Hollywood

  • Cada vez más películas de Hollywood incluyen concesiones y guiños a China con el objetivo de conseguir ingresos millonarios en el país asiático.
  • China solo permite la exhibición de 34 películas extranjeras al año en sus cines, así que la lucha de las grandes productoras por colocar sus filmes es encarnizada.
  • Por otro lado, la industria China también está comenzando a hacerse fuerte en EE UU, con la compra de empresas y el recurso de las coproducciones.
La versión china de 'Iron Man 3' cuenta con cuatro minutos extra protagonizados por la estrella asiática Fan Bingbing.
La versión china de 'Iron Man 3' cuenta con cuatro minutos extra protagonizados por la estrella asiática Fan Bingbing.
MARVEL
La versión china de 'Iron Man 3' cuenta con cuatro minutos extra protagonizados por la estrella asiática Fan Bingbing.

Aunque la creciente, intrincada y a veces polémica relación entre Hollywood y China resulta obvia desde hace años para cualquiera con cierto interés en el mercado cinematográfico, puede que a los profanos esto les pille por sorpresa.

La mejor forma de ponerlo de relieve es, quizá, recordar tres hechos recientes: el estreno de La Gran Muralla, la superproducción más cara del cine chino y también la mayor colaboración entre Hollywood y el país asiático, el Óscar honorifico a Jackie Chan y el éxito de Fast & Furious 8, que debe sus impresionantes cifras al mercado chino, donde obtuvo el 36% de la recaudación total.

Lejos de ser tres circunstancias aisladas, todo esto forma parte de una tendencia que empezó a ganar fuerza hace poco más de un lustro, cuando la taquilla estadounidense cayó en un preocupante estancamiento. Puesto que aumentar el negocio dentro de Estados Unidos parecía harto complicado, casi imposible, la solución llegó desde fuera de sus fronteras, especialmente de China, donde la industria se encuentra en auge.

El año pasado, el gigante asiático superó a EE UU en número de salas. China cuenta ahora con 41.179 salas frente a las 31.600 del país norteamericano. La cifra es aún más impresionante si se tiene en cuenta que en 2010 solo había 6.256 salas de cine en todo el país.

La recaudación también se ha disparado –desde 2003 ha crecido un promedio anual de un 35%– y aunque en 2016 experimentó una ligera ralentización –quizá lastrada por un escándalo de fraude en la taquilla china–, la cifra se situó en 45.710 millones de yuanes (6.590 millones de dólares o 6.250 millones de euros).

Ahora mismo no existe mercado de exhibición más suculento para EE UU que China y hacia allí van dirigidos todos sus esfuerzos. Según los informes de la Asociación del Cine de EE UU (MPAA), los ingresos obtenidos fuera de sus fronteras en 2016 supusieron un 71% del global, de los que el mayor porcentaje corresponde a China.

El problema es que el aperurismo del país asiático es muy lento. Hasta hace poco solo se permitía el estreno de 20 películas extranjeras al año en sus cines. Esa cifra ha ido aumentando hasta las 34 y es probable que siga creciendo, pero aún son muy pocas y todos los grandes estudios de Hollywood quieren su parte del pastel, así que las concesiones y guiños a su arte y cultura se han vuelto constantes. Los chinos han dejado de ser los malos de las películas, ahora son las estrellas invitadas, cuando no los héroes que salvan el planeta.

El ansia por llegar a China

Todo vale para tratar de llegar a un público potencial de más de 1.300 millones de espectadores. En 2012, el remake de Amanecer rojo eliminó a los chinos (los malos de la cinta original de 1984) y los sustituyó por norcoreanos en posproducción. Un año después, en 2013, Marvel realizó el gesto más gratuito y descarado en favor de China, aunque también el que marcaría un antes y un después en esta historia: además de cambiar el origen chino del villano, se rodaron cuatro minutos extra de metraje, protagonizados por la superestrella china Fan Bingbing, que solo fueron incluidos en la versión que se proyectó en el país asiático.

También en 2013, la adaptación cinematográfica de la novela Guerra Mundial Z cambió de forma radical el origen del virus zombi que asolaba el planeta. En el libro de Mel Brooks, se sugiere que el primer brote tiene luegar en China, en la película se mantiene como un misterio aunque se insinúa que es en la India.

En X-Men: Días del futuro pasado (2014) se contrató también a Fan Bingbing para un pequeño papel, se incluyó el cameo de una boyband china y media hora del metraje tiene lugar en Hong Kong. En Transformers: la era de la extinción (2014), Michael Bay incluyó escenas rodadas en China, celebrities asiáticas, multitud de productos y marcas del país e incluso dibujó a las autoridades chinas mucho más honestas y competentes que sus homólogas estadounidenses. Funcionó, la película recaudó 240 millones en EE UU. En China hizo 301 millones.

El número de ejemplos no para de crecer: las espaciales Gravity, Marte y La llegada colocan a los chinos en el papel de salvadores, Tilda Swinton sustituye en Doctor Extraño a un personaje que originalmente era tibetano (para evitar susceptibilidades), en Looper se cambió la escena de un París futurista por una Shangai futurista con la esperanza de ser calificada como coproducción china, en Skyfall se eliminó una escena en la que James Bond mata a un guardia de seguridad chino, en Civil War, el Capitán América tiene un smartphone de la marca china Vivo... Incluso la inclusión de un personaje asiático en Rogue One podría estar vinculada al moderado éxito de Star Wars: El despertar de la Fuerza en China.

El caso de la película Warcraft: El origen es algo diferente. Basada en un famoso videojuegos online, fue una decepción en Estados Unidos. Costó 160 millones y allí no llegó a los 46,9. Muy diferente fue en el país asiático, donde se encuentran la mitad de los jugadores de World of Warcraft. La película ha recaudado en China 201 millones y es más que probable que la secuela se estrene allí en primer lugar.

Independientemente de todas estas concesiones y ejemplos, existen otros motivos que hacen que los productos de Hollywood tengan grandes posibilidades de éxito en China. Los grandes éxitos patrios son casi siempre comedias y comedias románticas, así que los productos estadounidenses son un soplo de aire fresco que en la mayoría de los casos no podrían hacerse en el propio país.

Un ejecutivo de una empresa publicitaria china describió en un artículo los motivos por los que algunos de los más sonados blockbusters no podrían haberse hecho en China. Algo como Los Juegos del Hambre nunca funcionaría, porque "trata sobre un grupo de pobres que se oponen a una dictadura". Tampoco Iron Man, ya que el Ejército Popular de Liberación exigiría una voz en la representación de la nueva tecnología militar. Gravity no podría ni empezar, ya que trata de un accidente en el espacio y la agencia espacial china no permitiría que se mostrase algo así. Fast & Furious necesitaría el aporte de los policías de tráfico de China. Y en cuanto a El Señor de los Anillos... En 2009, la Administración Estatal de Prensa, Publicación, Radio, Cine y Televisión de China anunció que las películas de fantasía eran "desenfrenadas" y ordenó a los productores que basaran sus guiones solo en los cuentos de hadas nacionales.

De China a Hollywood

El interés de los gigantes de la industria cinematográfica mundial también se da a la inversa. De hecho, algunas voces estadounidenses ya han hablado alarmadas del desembarco chino en EE UU. A finales del año pasado, 16 miembros del Congreso firmaron una carta advirtiendo de las ramificaciones de un asalto chino contra Hollywood. "Beijing podría dictar lo que se hace y no se hace", escribió entonces el republicano Frank Wolf en un editorial del Washington Post.

De momento, el gigante Dalian Wanda Group ya es el propietario de AMC, la mayor cadena de cines del país norteamericano, y también ha comprado Legendary Entertainment (el estudio tras Parque Jurásico y la trilogía del Batman de Nolan). Otros gigantes del entretenimiento –Dick Clark Productions, Voltage Pictures y MGM– también habrían sido absorbidos por compañías chinas este año si sus respectivas ofertas no hubieran sido víctimas de la represión de Pekín sobre la fuga de capitales.

En cualquier caso, parece poco probable que uno u otro país pongan freno a una tendencia que beneficia a ambos. La mejor prueba de ello es La Gran Muralla, el intento más ambicios por fusionar ambas industrias. La película protagonizada por Matt Damon ha acabado siendo un fracaso, pero eso no impedirá nuevos intentos. Uno de los últimos anuncios en este sentido es el desarrollo de Ex-Baghdad, una nueva superproducción china que estará coprotagonizada por Jackie Chan y Sylvester Stallone.

"Actualmente, Hollywood tiene tendencia a complacer y atender al mercado chino. Más y más héroes chinos influirán en los estadounidenses. Debido a la competencia feroz del mercado cinematográfico, esa tendencia de Hollywood puede afectar a la salida del cine chino", dijo Chan cuando recogió su Óscar honorífico, verbalizando algo que la gente de la industria sabe ya desde hace un lustro, que Hollywood y China han comenzado a salir y que la relación probablemente acabará en (¿dichoso?) matrimonio.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento