Manuel Moix, el polémico fiscal jefe de Anticorrupción acorralado por los escándalos

El fiscal jefe anticorrupción reflejado en un espejo.
El fiscal jefe anticorrupción reflejado en un espejo.
JUANJO MARTÍN / EFE
El fiscal jefe anticorrupción reflejado en un espejo.

La participación del 25% que el fiscal jefe anticorrupción, Manuel Moix, tiene junto a sus hermanos en una empresa radicada en Panamá, un paraíso fiscal, es solo el último de los escándalos que salpican la controvertida figura del jefe de la Fiscalía encargada de perseguir a los corruptos.

Todo ha sucedido en apenas 72 horas: tras la información difundida este lunes por Infolibre, Mariano Rajoy y la cúpula del PP siguieron arropando al fiscal jefe anticorrupción, mostrándole su plena confianza. 24 horas después, Moix está más aislado y nadie del partido, salvo Celia Villalobos (que le sigue apoyando), ha querido pronunciarse este miércoles sobre la delicada situación por la que atraviesa el fiscal propietario de una empresa offshore. Es decir, una de esas empresas cuya única finalidad es expatriar capitales para evadirlos de la acción impositiva de Hacienda. Al final, este jueves, Moix se ha visto obligado a presentar su dimisión.

El de Panamá no es la única aunque sí la última de una serie de polémicas que han rodeado a Manuel Moix desde su ascenso a la cúpula de Anticorrupción procedente de la Fiscalía de Madrid, donde era también el fiscal jefe de los fiscales madrileños.

Claves de la polémica

El nombramiento: ¿Por qué llegó Moix a un puesto para el que no atesoraba los méritos necesarios? Fue muchos años jefe de los fiscales de Madrid —aunque su cargo anterior al de Anticorrupción estaba en el Supremo—, pero su experiencia en operaciones anticorrupción coordinadas con el ministerio del Interior y las fuerzas de seguridad del Estado era nula. Había seis fiscales de probada solvencia que aspiraban al puesto, pero el cargo de jefe de Anticorrupción no recayó en ninguno de ellos. Esa persona, que sustituía por jubilación al titular original del puesto, iba a encargarse de perseguir los últimos escándalos de corrupción, la mayoría del PP.

El hombre de Zaplana y González: Semanas después de su nombramiento para el cargo por parte del Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, vieron la luz unas comprometedoras grabaciones en las que el exministro Eduardo Zapalana y el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González hablaban de Moix. Los audios fueron grabados meses antes de la sustitución en la Fiscalía y ambos políticos sabían ya que Moix sería el nuevo fiscal. Y no solo eso, era su preferido puesto que, según González (hoy en prisión provisional por el caso Lezo) "es un tío serio".

Cataluña, los Pujol y el 3%: El fiscal jefe anticorrupción no cejó en su empeño de facilitar y favorecer a los corrruptos, cuando su cargo implica (o debería) todo lo contrario. Tras Murcia, se propuso también dificultar y obstaculizar la investigación sobre el caso de las comisiones del 3% en Cataluña, que salpica directamente a los nacionalistas, la antigua CDC, a toda la cúpula de la exformación y, muy especialmente, a la familia Pujol.

Moix propuso apartar de la investigación a los fiscales Fernando Bermejo y José Grinda, los funcionarios que investigan el caso, argumentando razones "operativas", criterio que compartía el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza. El anuncio del relevo llegó a materializarse, pero ambos tuvieron que recular y paralizar la operación por la ingente polémica generada al respecto. A día de hoy el relevo está en un impasse.

Frenar los registros de la UCO: Otra de las grandes actuaciones de Moix está relacionada con el caso Lezo, el escándalo en la gestión del Canal de Isabel II que ha terminado con Ignacio González, el expresidente madrileño, en prisión provisional.

La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil lanzó una operación, tras tener indicios contrastados, que llevó a varios agentes a realizar una serie de registros en la vivienda del político popular, en su despacho, en varias empresas y en la vivienda de su hermano Pablo, también en prisión.

Tras la detención de González, los medios de comunicación informaron que Moix había intentado evitar y frenar algunos registros. Moix y Maza, en el argumentario habitual, negaron las injerencias de la Fiscalía para proteger a los investigados.

Apartar a los fiscales de Lezo: Tras resultar fallido su intento de abortar los registros, el siguiente paso de Moix fue intentar obstaculizar, de nuevo, la instrucción del caso.

Para lograrlo, el fiscal jefe Anticorrupción intentó forzar la marcha del principal fiscal que investiga el caso de corrupción en el Canal de Isabel II, Carlos Yáñez, al que querría devolver a su Granada natal, según reveló la SER. La Fiscalía tuvo que emitir un comunicado negando que tratara de apartar a Yañez y, según explicó en ese momento, había pedido su renovación en el puesto que ocupa de forma provisional.

La sociedad panameña: Es el último capítulo de una serie de irregularidades en torno a Manuel Moix que han puesto en pie de guerra a las asociaciones de fiscales y a la oposición, que piden su dimisión. Todos coinciden en que, legalidades al margen, la falta de ética preside la actuación del fiscal jefe anticorrupción y que debería dimitir de forma inmediata de su puesto o ser cesado en el mismo. Algo que podría ser cuestión de horas o días. De momento, los técnicos de Hacienda ya han pedido que se le abra una investigación.

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