Podemos acorrala al PP con la corrupción y logra el cuerpo a cuerpo con Rajoy

Rajoy e Iglesias durante el debate la moción de censura.
Rajoy e Iglesias durante el debate la moción de censura.
EFE
Rajoy e Iglesias durante el debate la moción de censura.

Una moción de censura condenada a no salir adelante por falta de apoyo parlamentario, pero con una lectura política de gran importancia, sobre todo a medio plazo. La jugada es arriesgada, y su promotor, Unidos Podemos, lo sabe. Por eso, en un discurso tan largo como duro e intenso, su portavoz parlamentaria, Irene Montero, dejó clara este martes su intención en el debate: "Puede que la votación no sirva para sacar al PP, pero servirá para demostrar que ya no tiene la mayoría de la Cámara para seguir al frente del Gobierno".

Durante más de dos horas, Montero no dio respiro al PP, dispuesta, como anunció, "a poner los espejos frente a su bancada". Machistas, elitistas mediocres, señoritos del cortijo, decadentes, herederos del franquismo, organización criminal... Fueron algunas de las perlas que la portavoz , en un discurso vertebrado casi íntegramente en torno a la corrupción, dedicó a los diputados populares, que se revolvían molestos en sus escaños.

"Ustedes tienen más imputados entre sus filas que los miembros de este Congreso y del Senado juntos", sentenció Montero, que a modo de glosario recitó de la A a la Z todos los casos y escándalos que afectan al partido del Gobierno, incluyendo el "viacrucis de [Mariano] Rajoy a la Audiencia Nacional", en referencia a que el presidente del Gobierno y líder del PP declarará como testigo a final de julio en dicho tribunal por el caso Gürtel. "Pidan perdón y devuelvan lo robado hasta el último céntimo", añadía, al tiempo que arremetía contra el Ejecutivo  por su política territorial. "Su proyecto de España en Cataluña solo puede dar alas a un proyeto de Cataluña sin España", sentenció.

Y todo trufado con citas literarias a Valle Inclán y a Machado, y comparando la iniciativa de su partido con la rebeldía de Rosa Parks, símbolo de la lucha contra la segregación racial en EE UU; o de Clara Campoamor, la diputada que defendió el voto femenino en España.

A su término, contra todo pronóstico aunque calculadamente preparado con una intervención escrita, Rajoy subió a la tribuna para hacer su réplica sin esperar a la intervención de Pablo Iglesias, el candidato alternativo que propone Unidos Podemos para la presidencia del Gobierno. Un gesto que desde Podemos se interpretó como una debilidad, "porque el presidente nunca contesta antes de que hable el candidato", pero que desde el Gobierno describen como un golpe de efecto que buscaba relegar el discurso de Iglesias a un segundo plano.

Rajoy trató de ridiculizar a Montero

Y en una intervención llena de ironía y sarcasmo, Rajoy trató de ridiculizar la intervención de Montero y la propia moción de censura, a la que calificó de "desahogo político sentimental" destinada solo a "dar el espectáculo" y a hacer un "uso caprichoso"  e "inadecuado" de dicha herramienta parlamentaria.

"Para perder cualquier candidato vale, incluso usted, señor Iglesias", dijo Rajoy, que habló de moción "chusca", de "parodia" contra "la burguesía planetaria" y, tras pasar de puntillas  por la corrupción, acusó a Podemos de "atacar la estabilidad" de España y crear una "maquina de hostigamiento" para "estigmatizar al PP".

Iglesias, por su parte, en un discurso de más dos horas y media repleto de referencias históricas, tiró del aval de las alcaldías del cambio, presentes en la tribuna de invitados, y desgranó las medidas de su programa, similar al que llevó a las pasadas elecciones. Acusó a Rajoy de pasar a la historia como "el presidente de la corrupción", apostó por un referéndum "con garantías y reconocimiento" para solucionar la situación en Cataluña, abogó por un Gobierno de izquierdas como el de Portugal y tendió, hasta en cuatro ocasiones y con un mínimo de autocrítica, la mano al PSOE. "Asumo mis errores", dijo. Eso sí, sin C’s, al que definió como la "muleta naranja" del Gobierno.

Rajoy, ya sin ironías y visiblemente molesto, subió el tono y replicó a Iglesias que no se merece el "honor" de ser presidente ni España ese "castigo", y que "jamás debe gobernar" porque no es fiable, "no aprueba ni de lejos" y sería "letal para el interés general". Un Rajoy más alterado de lo habitual que tiró de continuas referencias a Venezuela y que dio lugar a un largo cara a cara entre él, presidente censurado, e Iglesias, candidato a sustituirlo, solo que sin opciones. En total, más de ocho horas de debate cruzado entre Montero, Rajoy e Iglesias, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde.

Pero además de censurar al Gobierno, la moción precisa votar la propuesta del candidato alternativo. Dicha votación se prevé para este miércoles, cuando acaben las intervenciones de los grupos parlamentarios, entre ellas la del PSOE. Iglesias no cuenta con el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso, que es lo que necesita, ya que PSOE y PNV se abstendrán. Además de sus 67 diputados, le apoyarán otros 15, los de ERC, Bildu y Compromís. Mayoría insuficiente... pero su objetivo, como decía Montero al inicio del debate, es evidenciar que Rajoy no cuenta con el respaldo de la Cámara. Tampoco Iglesias como alternativa de Gobierno.

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