J. M. Valderrama: "La desertificación no es por mala suerte, es por mala planificación"

  • J. M. Valderrama es investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) del CSIC y autor del libro 'Los desiertos y la desertificación'.
  • "Sale más rentable cuidar tu terreno que explotarlo de mala manera durante 20 años y luego tener que abandonarlo porque no produce".
  • El 17 de junio se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, desde que la ONU lo proclamara en 1994.
Jaime M. Valderrama con un ejemplar de su último libro.
Jaime M. Valderrama con un ejemplar de su último libro.
20MINUTOS
Jaime M. Valderrama con un ejemplar de su último libro.

El 80% de España está expuesta a la desertificación, y un 16% ya la ha sufrido, según datos oficiales del Ministerio de Medioambiente de 2016. La desertificación reduce la riqueza y la fertilidad de la tierra hasta el punto de dejarla con la apariencia de un desierto, de ahí el nombre. El fenómeno está provocado, sobre todo, por actividades humanas inadecuadas sobre el terreno, como la sobreexplotación de recursos o el agotamiento de los acuíferos. Y una vez puesto en marcha, el proceso es prácticamente irreversible e irreparable.

El madrileño J. M. Valderrama, afincado en Almería e inspirado por su entorno, es ahora doctor ingeniero agrónomo y especialista en modelos de simulación. Motivado por "la belleza de los paisajes desérticos, el reto científico de entender la desertificación y la búsqueda de soluciones que detengan el proceso", trabaja desde hace años en el Departamento de Desertificación y Geoecología de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC. O como ellos lo llaman amistosamente, 'El Chumbo', debido a las chumberas que había plantadas en la zona.

Argumenta, conciso y convencido, los efectos inminentes de la desertificación en nuestro país. "Steinbeck ya narró un episodio de desertificación en 1939, con Las uvas de la ira", asegura. Y ahora, quiere ser él mismo quien transmita el mensaje con su nuevo libro 'Los desiertos y la desertificación', que publica a través de la línea divulgativa del CSIC.

¿Por qué este libro ahora? ¿A quiénes pretende llegar o qué pretende conseguir con él?

El objetivo es marcar las diferencias entre los desiertos y la desertificación. Los desiertos son una cuestión meramente climática mientras que la desertificación tiene una parte importantísima de la intervención del ser humano. Se tiende a pensar que es cuestión de mala suerte. Lo que cuento en este libro es que no es cuestión de mala suerte, sino de mala planificación, y esto mismo se puede aplicar a otras cuestiones medioambientales.

¿Entonces somos responsables de la totalidad de este fenómeno?

En la definicion de la ONU, la desertificación es consecuencia de las causas climáticas y de las actividades humanas inadecuadas. Sin estas actividades no hay desertificación. Obligatoriamente, cuando hay desertificación está el humano de por medio.

¿Los desiertos también están desertificados?

No, porque se dice que un territorio está desertificado cuando antes era productivo y, debido a una mala actividad humana, pasa a no serlo y toma aspecto de desierto, tanto morfológicamente como cualitativamente. Que un desierto se desertifique no tiene sentido, porque ya tiene la productividad muy baja de por sí debido a que el balance hídrico es bajísimo en esas zonas.

Sin embargo, explica usted también en su libro que el desierto es un bioma que tiene mucha riqueza.

Que un ecosistema en el que no llueve nada aun haya vida es algo casi milagroso. Dadas las condiciones tan malas que hay para la vida, llama la atención que haya tanta fauna, aunque comparado con una selva es poquísimo. Pero son lugares donde encontramos formas de vida extrema y sorprendente.

Cuando hablamos de un desierto en España nos viene a la mente Almería, ¿es realmente un desierto?

No, se le llama oficialmente desierto de Tabernas, pero no es un desierto. Lo que sucede es que la pinta que tiene recuerda a un desierto. Su origen es precisamente de hace miles de años y tiene que ver con un periodo de muchísimas lluvias y sobre una geología muy peculiar que hace que se erosione de manera llamativa. Más que un desierto decimos que es una geoforma, que parece un desierto, pero ni se ha producido por desertificación ni cumple los requisitos de un desierto.

¿Cuáles son los requisitos para que una zona se declare desierto?

Hay muchas clasificaciones para determinar desiertos, pero teniendo en cuenta aspectos generales, uno tiene que ver con la lluvia y su frecuencia. Ese límite de cantidad de lluvia suele ser unos 250 mls. Otro requisito es que tiene que pasar al menos un año entero sin que llueva nada. En Almería eso no se ha registrado. En el Desierto de Atacama, por ejemplo, estuvo hasta 45 años sin llover. Y el último requisito tiene que ver con la cantidad de cubierta vegetal. No hay zonas de arena donde no haya prácticamente nada de vegetación. Si lo comparas con el desierto del Sáhara, donde puede haber un 3% de vegetación, aquí hay mucha.

Entonces, una zona que no sea desierto, ¿puede pasar a ser declarada desierto y viceversa?

Sí, porque sin tener en cuenta el factor de la desertificación, los desiertos dependen de las condiciones de aridez, y estas condiciones van cambiando. Con el cambio climático más todavía. Una zona que se empiece a hacer más húmeda puede dejar de ser desierto y convertirse en una estepa. Y también hay zonas que por la intervención del ser humano se convierten en desiertos, como fue el caso del Mar de Aral.

¿Qué pasó en el Mar de Aral?

Un mar donde, por exceso de regadíos en las zonas circundantes, se empezó a sacar agua y se secó. La sal quedó al descubierto, empezó a moverse junto al suelo con el viento y ahora es un desierto. No se puede cultivar ni navegar.

¿Cualquier ecosistema está expuesto a sufrir una desertificación?

La desertificación se restringe a unas categorías climáticas: las subhúmedas secas, las áridas y las semiáridas. Un clima tropical por ejemplo no se podría desertificar, podría tener otros problemas pero no este. En España, al contar con las tres categorías climáticas en las que se puede dar la desertificación, estamos más expuestos.

¿Y cuál es la situación actual en España?

En España tenemos un 20% del territorio desertificado. Es un problema de terrenos que vienen sufriendo las consecuencias muchos años atrás pero que no se recuperan. Es uno de los problemas de la desertificación, la tierra tarda años y años en recuperarse, si es que lo hace.

¿Cuál es el principal causante de este factor en nuestro país?

Casi todos los casos de desertificación tienen que ver con la agricultura. Ocupa mucho espacio y lejos de frenarse, en muchos sitios la intensidad incluso se incrementa buscando una gran producción. Esto conlleva tasas de erosión muy altas y que haya muchos acuíferos explotados y salinizados. Se debería establecer un modelo productivo con el que no se obtenga tanto y se cuide más el suelo.

En su libro, poniendo un ejemplo sobre desertificación en España, habla sobre la explotación minera en la Sierra de Gádor. Cuenta como fue letal para el terreno pero a la vez alzó la economía y sirvió para equilibrar la balanza de pagos del país, ¿mereció la pena el precio a pagar?

Viendo el aspecto que tiene esa tierra ahora y que nadie vive ahí porque no pueden vivir de nada, yo creo que no. Siempre está en conflicto el medioambiente con la economía. Debemos intentar conciliar ambas vertientes. Cuidar el medio no es sólo algo ecologista. Económicamente, a largo plazo, te sale más rentable cuidar tu terreno que explotarlo de mala manera durante 20 años y luego tener que abandonarlo porque no produce. Pero tampoco hay que coartar el desarrollo de un territorio, porque si sólo nos dedicamos a cuidar la tierra y no la utilizamos… de algo hay que comer.

En el libro cuenta el mito de Casandra, que podía adivinar el futuro pero nadie creía sus pronósticos, y dice que los científicos os sentís así cuando advertís que se van a agotar los recursos pero se hace poco al respecto.

Completamente. Si la gente está haciendo pozos, explotando sus cultivos y llega alguien a decir que tengan cuidado, queda de aguafiestas. Yo no estoy en contra de la agricultura, sólo que habría que hacerlo de otra manera y ser menos vulnerables, aunque instaurar ese cambio es muy complicado.

¿Hasta qué punto cree que tenemos que llegar para darnos cuenta de que esto realmente va en serio?

Yo creo que reaccionamos sólo cuando lo tenemos encima. Por eso es la administración quien debe tomar medidas. El propio productor no va a detenerse aunque esté perdiendo suelo, porque va a ver que, aunque se detenga él, su vecino sigue. La clave, insisto, está en una buena planificación.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento