Un estudio de la UJI pide más transparencia y control del 'neoromarketing' político para no manipular al votante

  • Investigadores del Grupo de Ética y Democracia de la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón advierten en un estudio sobre la necesidad de incrementar la trasparencia y el control en la aplicación de técnicas de neuromarketing político para evitar el riesgo de manipulación del votante.
INVESTIGADORES DE LA UJI
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UJI
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Esta novedosa disciplina estudia las bases cerebrales en las que se asienta el lenguaje político del ser humano con el fin de conectar de una manera más profunda con el nivel emocional del votante para captar electores, según ha informado la UJI en un comunicado.

En el artículo 'Debates éticos en torno al neuromarketing político: el avance tecnológico y su potencial incidencia en la formación de la opinión pública', publicado en la revista Veritas, los investigadores del Grupo de Ética y Democracia de la UJI Ramón Feenstra y Daniel Pallarés-Domínguez advierten sobre cómo los descubrimientos en el ámbito de las neurociencias y su aplicación en el campo del marketing y la comunicación política despiertan las sospechas por la capacidad de activar el 'botón del voto' de los electores.

La introducción de técnicas de escáner cerebral posibilita explorar el cerebro y profundizar en el conocimiento sobre su modo de proceder. El 'neuromarketing' político contribuye a descartar modelos de ciudadanía basados en la racionalidad al aumentar el peso de las emociones en las creencias, ideas, decisiones y comportamientos en el ámbito de la vida política.

"Se busca adaptar el mensaje político, apelando a la emoción a través del sonido, los olores, el color, entre otras cosas, para que se adentre en las esferas más influenciables del cerebro, impulsando las decisiones rápidas y emocionales del sistema límbico o también llamado cerebro emocional, en detrimento del cerebro racional o neocórtex, más lento y menos manejable", ha explicado Feenstra, quien ha añadido que "estamos ante una nueva forma de hacer campañas de comunicación que pretenden ampliar la eficacia publicitaria mediante el uso de la información que procede del desarrollo neurocientífico".

FALTA DE INFORMACIÓN

El estudio destaca cómo muchas de las preocupaciones ante el 'neuromarketing' político derivan de la falta de información sobre la puesta en práctica de esta disciplina, su funcionamiento, su eficacia real o su metodología más concreta. "Esta opacidad lo único que lleva es a generar más recelos frente a esta disciplina", ha resaltado Pallarés, por lo que los investigadores reivindican un uso más transparente por parte de las empresas especializadas y de los partidos y los políticos que las contratan.

Según Pallarés, "un uso transparente de este tipo de técnicas podría llevar a una comprensión más amplia del 'neuromarketing', que no se centrara únicamente en la finalidad de captar votos, sino en su potencial como disciplina científica, como ocurre con la llamada neuropolítica, que se está consolidando como una disciplina útil para entender mejor a la ciudadanía en su dimensión política".

Los estudios sobre neuropolítica permiten apreciar el potencial de esta disciplina a la hora de explorar y conocer a la ciudadanía como sujeto político. La manera de procesar mensajes políticos, las potenciales diferencias cerebrales entre personas de diferentes ideologías o las diversas respuestas ante los candidatos y representantes políticos son algunas de las líneas de investigación abiertas.

Como ejemplo, Feenstra ha señalado que a través de escáneres cerebrales "la neurociencia ha mostrado cómo las personas desechan información que contradice sus ideas, lo que lleva a que, ante casos de corrupción o abusos de poder, algunas personas, y sus cerebros, prefieran no canalizar estos mensajes y escuchar solo lo que refuerza su posición".

A diferencia de la neuropolítica, que busca explorar desde la ciencia el comportamiento del cerebro en el ámbito de la política, el problema del 'neuromarketing' se presenta, en opinión de los investigadores, si únicamente se centra en el objetivo de persuadir al votante y además lo hace de una forma "opaca". No obstante, son muchos los autores que cuestionan la eficacia de esta metodología y su capacidad real para manipular las conductas, según ha explica Pallarés, quien ha subrayado que, en cualquier caso, se trata de una disciplina muy nueva que aún se está desarrollando.

POSIBLES CONSECUENCIAS

Sin embargo, desde el punto de vista ético cabe reflexionar ya sobre sus posibles consecuencias. En este sentido, los investigadores consideran que "únicamente incorporando mecanismos de transparencia y control en el 'neuromarketing' político, que permitan conocer sus posibilidades reales y sus límites técnicos y morales, será posible asegurar que el avance tecnológico de las neurociencias permita entender, que no manipular, un pilar esencial del sistema democrático como es la opinión pública".

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