Este miércoles se celebra el Día Europeo de la Música, un día de fiesta en el que orquestas, bandas, coros y grupos de todos los países vecinos darán conciertos en su honor. También Daniela y Andrés, dos chicos de la Escuela de la Banda Municipal Damián Sánchez de Alcobendas (Madrid), ensayan para la audición de fin de curso, un evento para el que se llevan preparando varios meses a conciencia junto con decenas de compañeros.

Paralelas a la enseñanza oficial de los Conservatorios, las escuelas de música de ciudades y barrios ofrecen a los niños la oportunidad de conocer este arte de una manera divertida y ampliar no solo sus conocimientos en la especialidad, sino también valores cruciales para su educación vital.

Teodoro Sandoval, presidente de la banda y profesor de clarinete, nos explica en uno de los ensayos de los jóvenes que la escuela sirve como "cantera" para la formación "de mayores", la Banda Sinfónica Municipal de Alcobendas, que ofrece varios conciertos en esta ciudad al norte de Madrid.

«Nuestra manera de motivar a los alumnos es hacer que la música sea un juego para ellos», destaca. Con una metodología de enseñanza flexible y adaptada a cada aprendiz, los alumnos ensayan tanto de manera individual como en una agrupación en la que pueden participar con compañeros que tocan otros instrumentos.

El maestro apunta que practicar junto a otros chicos fomenta "el compañerismo. Aparte de su formación musical individual, es un gran aliciente para ellos que participen y colaboren".

Úrsula Clemente, profesora de flauta en el centro desde hace 7 años, diferencia la enseñanza musical de una escuela con la de un conservatorio, por el que ha pasado para obtener su título oficial: "La educación es más flexible comparada con lo estricta que es la enseñanza profesional".

También argumenta que es una buena forma de que los niños prueben a tocar sin demasiadas presiones:"En la escuela, los alumnos pueden ver si les gusta y si quieren seguir formándose en los siguientes años", defiende.

Para Alberto, profesor de violonchelo, la educación musical en las escuelas "se centra más en tocar el instrumento, ya que los alumnos tienen menos asignaturas que en el conservatorio". Una vez que los jóvenes han adquirido los conocimientos necesarios, pueden prepararse para acceder a estos centros oficiales, a los que se ingresa a través de una prueba de nivel. "Como los profesores hemos pasado por esa enseñanza, sabemos el currículo que se les exige y podemos prepararles de cara a la prueba de ingreso", apunta.

Todo el personal docente de la escuela coincide en que aprender música desde niño fomenta unas capacidades que se pueden aplicar en su vida diaria en el colegio y en entornos sociales. "El estudiante desarrolla capacidades como la concentración, la memoria, la disciplina de estudio, aprende a saber escuchar a los compañeros y trabajar con ellos...", destaca Alberto.

Según Úrsula, tener un contacto con otros alumnos en una agrupación como la banda "les ayuda a motivarse para seguir estudiando, porque ven a otros chicos con las mismas ganas e ilusión".

A pesar de que la educación musical esté orientada a los menores, no hay edad para comenzar a aprender a tocar un instrumento. Diversas investigaciones avalan que obtener conocimientos de música potencia la inteligencia visual y verbal (Universidad de Massachusetts, en 2008), sirve como activador de neuronas, mejora la actividad cerebral y retrasa y previene enfermedades mentales (Universidad de Northwestern, 2014); y, según un artículo de 2013 publicado en la revista Journal of Positive Psycology, consigue que seamos más felices.

Motivos más que suficientes para descubrir  la música desde dentro e incentivar a los más pequeños de la casa. O, de momento, para disfrutar de los cientos de conciertos que habrá hoy por toda la península.