La persona que transportaba el macabro halazgo era un holandés que había obtenido los restos del animal como pieza de caza en la localidad valenciana de Ayora. El hombre pretendía llevárselo a su país sin pasar por ningún control de aduana.

Los efectivos detectaron los restos del animal entre el equipaje y avisaron al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil para que se hiciera cargo de la situación. Cuando los agentes observaron la pieza, concluyeron que era una cabeza de muflón, a la que todavía estaba pegada restos de la piel y parte de las patas.

Desde el instituto armado han destacado la "insalubridad" de los restos, que no habían sido tratados para su transporte. El calor de estos días y la forma de esconderlo en un plástico durante varias horas podrían haber supuesto un riesgo sanitario por una posible putrefacción de los tejidos.

Los agentes pidieron al hombre que transportaba el cadáver del animal que mostrase la documentación necesaria. Así, averiguaron que carecía de licencia de caza y de permiso para la captura de este tipo de animales, por lo que fue denunciado por una infracción administrativa a la Ley de Caza y Pesca.

La Guardia Civil incautó la pieza y la llevó al Centro de Recuperación de Santa Faz de Alicante, quedando a disposición de la Conselleria de Medio Ambiente.